Según rezaba una vieja publicidad argentina de una tarjeta de crédito, pertenecer tiene sus privilegios, y si alguien creyó en algún momento que era un slogan para promover las ventas se equivocó, no era ni más ni menos que el fiel reflejo de la realidad, puesto que es una descripción concreta de lo que sucede a diario a un lado y otro del mar.

Esto quedó de manifiesto en el accionar judicial del último viernes, cuando en el Estado español apenas se multó el accionar de la ciudadana y ex Duquesa de Palma Cristina de Borbón y en Argentina se detuvo al ciudadano y ex Jefe del Ejército César Milani.

En el caso español, tras varios años de investigación y proceso judicial por el llamado caso Nóos la justicia concluyó que hubo prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencia y 2 delitos fiscales, y por ese accionar delictivo condenó a Iñaki Urdangarin a la pena de seis años y tres meses de prisión, pero sólo multó a su esposa Cristina de Borbón a quien la consideró partícipe a título lucrativo en una rara interpretación de la sociedad conyugal, puesto que se basa en la creencia que la esposa no conocía ni era partícipe del accionar delictual de su esposo sino que sólo recibió sus beneficios.

No hay que perder de vista que, aun habiendo perdido los títulos nobiliarios y haber sido apartada de las cuestiones ceremoniales, Cristina de Borbón no deja de ser la hermana del Rey, y en ese sentido, el peso y la responsabilidad de enviarla a prisión, no es algo que deba tomarse a la ligera. Es claro que para Cristina, el pertenecer tuvo sus privilegios. No tuvo la misma suerte, como decíamos, su marido, pero no es menos cierto que él no pertenece sino como ‘esposo de’, y en ese sentido el peso y la responsabilidad son mucho menores.

En el caso argentino, en tanto, tras varios años de investigación judicial y de protección política, tras haber sido indagado por su participación en la desaparición de tres ciudadanos, la Justicia ordenó la detención del ex Jefe del Ejército César Milani.

El primer ciudadano argentino, acusado ante la Justicia de delitos de lesa humanidad y de ser partícipe del plan sistemático de detención, desaparición y exterminio de personas, en alcanzar el máximo escalafón militar en el Ejército argentino perdió los privilegios por ya no pertenecer.

Durante su pertenencia en las Fuerzas Armadas y mientras ocupó la Jefatura de Ejército contó con la protección del poder político de turno, de la Presidente Cristina Fernández que fue quien propuso su acenso y quien lo sostuvo en el cargo pese a las denuncias que pesaban en su contra, pero tras el recambio presidencial de diciembre de 2015 y sin presiones del poder político, la Justicia pudo actuar con independencia para juzgar libremente.

En ambos casos es claro que la Justicia no es tan ciega ni tan imparcial como se nos pretende hacer creer. Es claro que, en determinadas circunstancias, no somos todos iguales ante la ley, que el ser parte de ciertos factores de poder y de presión nos convierte en menos iguales entre los iguales.

Mientras el ejemplo español ayuda al descrédito de la Justicia, el caso argentino, como contracara, nos incita a creer que aunque tarde, la justicia siempre llega. Mientras tanto, a un lado y otro del mar seguimos necesitando, como Marwan y Nach

Un país que no se atraganta
que aguanta sin peros
donde justicia sea igual para obreros
que para la infanta… o un ex Jefe del Ejército

 

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