La vida no sólo hay que sentirla, también es necesario pensarla.

Ya que pensándola, construimos nuestra realidad.
Pensar, nombrar y fundamentar.
Si, por el contrario, nos volvemos acríticos y nos identificamos con un amo sin cuestionarlo, viviremos con tantas limitaciones irracionales que apenas nos quedará espacio para respirar.
La libertad es la ausencia de amos prendidos en el pensamiento.
Por ello, ser libre siempre es una conquista interna.
La opinión de los demás en forma de prejuicios sociales, religiosos o por dependencia, no debemos cargarla a nuestras espaldas, pues a la larga nos hundirá.
Demasiado peso para volar en tan corta estancia.
La morada de los libres, su torre de cristal, es el apoyo de sus propios pensamientos; cada uno de ellos como ráfagas eléctricas de energía que determinan sus emociones y su conducta.
Autonomía de ser en el hacer.
El proyecto de una vida es la decisión firme acerca de en qué camino de la encrucijada pondremos eficazmente las fuerzas de nuestra voluntad.
Ya que dichas fuerzas son finitas y en su dispersión habita el sinsentido.
En ese impasse el tiempo no huye de nosotros como parece, sino que la misma búsqueda nos va transformando imperceptiblemente en aquello que buscamos.
Se incardina en nuestra piel creando gestos nuevos, encuentra matices sensibles en nuestra voz antigua y mece los minutos, múltiplos de instantes, para dibujar la pátina translúcida de la metamorfosis.
Mientras tanto, eso a lo que llamamos corazón, deja en la vida de otras vidas su impronta febril y su latido.
Nacemos también para pensar.
La observación y el análisis son el oxígeno de la inteligencia, de la capacidad de adaptarse con el solo sometimiento a la realidad.
Sin apenas velos de desolación ni éxtasis.
Buscar en la oscuridad lo que un día se vio en la luz.

2 COMENTARIOS

  1. Inspirador y atarvtivo texto. Lo encuentro tan hermoso y cautivador, como incompleto.
    No somos sólo individuos, tambien somos parte de los demas. Lo que nos ata no es sólo el amo o el tirano, sino las limitaciones que nos comprometen con los demás: los compañeros, los amigos, la familia. Sin ellos este texto no llega más allá que cualquier texto de autoayuda o un manifiesto neoliberal. Ahí lo dejo.

  2. Antes de sociedad somos individuos y el compromiso no debería ser una atadura, sino elegirse en libertad.
    El texto no contempla ni ayudar a nadie, ni mucho menos hacer apología de ningún neoliberalismo.
    Tampoco dicho texto pretende ir más allá ni más acá de nada.
    Las palabras sólo son y están.
    Es un placer hacerme oscura para quien desconoce la luz.

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