El expresidente del Congreso Patxi López ha comunicado formalmente a la Mesa de la Cámara su decisión de renunciar a la pensión indemnizatoria de 77.000 euros a la que tenía derecho por haber ejercido este cargo durante los siete meses que duró la anterior legislatura.

Sin embargo, también ha comunicado a la Mesa que acepta el vehículo, la escolta y el asistente que el Congreso pone a disposición de los expresidentes durante cuatro años.

López percibía como presidente de la Cámara una retribución anual que rondaba los 192.000 euros brutos, la más alta de los cargos de la Administración General del Estado. Este sueldo se dividía entre la asignacion económica que percibía como diputado más el complemento como miembro de la Mesa del Congreso, la ayuda por ser parlamentario de fuera de Madrid y el dinero para gastos de representación y de libre disposición.

Para haber cobrado esa pensión, el socialista tendría que haber entregado su acta de parlamentario, pero prefiere seguir en su escaño. López tendría que haber renunciado a su acta porque no le bastaba con no cobrar su sueldo de diputado. De esta manera, sigue la estela de su predecesor, Jesús Posada, quien también decidió seguir en el Congreso en la anterior legislatura y no cobrar una indemnización que en su caso, hubiera ascendido a 307.000 euros en dos años.

En el año 2012, con Gobierno de Mariano Rajoy, se estableció que las indemnizaciones por cesantía de los altos cargos son incompatibles con cualquier otro sueldo de carácter público o privado.

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