prisión

En España se ha indultado a 42 condenados por torturas desde 1996. Un caso especialmente llamativo fue el segundo indulto en el 2012 a cuatro mossos d’esquadra condenados por torturas, aunque la Audiencia de Barcelona avisó que repetir la medida de gracia sería “fraude de ley”.

La Fundación de la Abogacía ha elaborado un informe titulado España ante la tortura y los malos tratos en el que se analizan las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en las que se condena a España por no investigar casos de tortura.

El TEDH ha dictado nueve sentencias condenatorias por insuficiencia de la investigación oficial de denuncias de torturas y malos tratos. Del total, ocho están relacionadas con una detención incomunicada por delitos de terrorismo y una con un supuesto de maltrato policial sin detención. En declaraciones a Diario16, la Fundación de la Abogacía resalta que “el estado incumple sus obligaciones en esta materia”. Explican: “Por una parte, tiene la obligación de no llevar a cabo ni permitir tales prácticas y al mismo tiempo tiene la obligación de adoptar medidas de prevención”.

 

Sigue siendo tabú

El problema no es nuevo, ya que según la Fundación “ha existido una falta de voluntad política para abordar este asunto lejos de la confrontación política que ha contaminado una cuestión que debe dirimirse en el terreno de juego de los derechos humanos”. La denuncia de torturas sigue “siendo tabú y, por tanto, su tratamiento nunca va a ser adecuado hasta que se le conceda la importancia y atención que merece”.

La Coordinadora para la Prevención de la Tortura (CPDT) es una plataforma integrada por organizaciones de lucha contra la tortura y la defensa de los derechos humanos. En su “Informe sobre la Tortura y los Malos Tratos en el estado español en 2015” se denuncian 128 episodios de tortura o malos tratos, que padecieron y denunciaron 232 personas. El número de personas que sufrieron tortura, trato vejatorio y muerte bajo custodia se eleva, desde 2004, a cerca de 8.000 personas, según las cifras de la CPDT. El informe de la CPDT apunta que el 38% de las personas que denunciaron torturas y éstas llegaron a juicio (34 sobre un total de 95 recogidas en el documento) fueron primero denunciadas y después acusadas por la Fiscalía, por presunta resistencia o atentado.

 

Violencia institucional

El informe de la CPDT denuncia también la creciente “opacidad” del sistema penitenciario español, ya que, según fuentes oficiales, entre 2001 y 2013 han fallecido 3.149 personas en las prisiones españolas. CPDT colabora con el SIRECOVI, un sistema de registro y comunicación de casos de violencia institucional, diseñado por el Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos (OSPDH) de la Universidad de Barcelona.

Las oficinas del OSPDH serán la sede permanente de este sistema de alerta y se podrá contactar mediante los teléfonos nº 93 402 44 17 – 93 403 96 72 y el mail: [email protected]

3 COMENTARIOS

  1. Y eso que sólo están recogidos los indultos desde 1996. Habría que saber desde 1975 cuantos más indultos a torturadores se concedieron.
    La tortura sigue siendo «una asignatura pendiente» de nuestra democracia, por eso es de agradecer un artículo así.

  2. Esta mal el titular, hablas de prisión cuando te refieres a detención policial. ¿Cuantos funcionarios de prisiones han sido indultados por torturas?
    El último párrafo «Violencia institucional» es torticero, al referirte a los fallecimientos en prisión dando a entender que son consecuencia de la violencia. Con una población penitenciaria de más de 70000 internos sale la cuenta a 240 fallecidos por año. Teniendo en cuenta los problemas de salud de esta gente, y que la mayoría son por sobredosis durante la noche, y seguramente la siguiente causa sea suicidio, ¿dónde esta la violencia?
    Tocar un tema serio como las torturas con tal simpleza te devalúa. Quedas anulado como comentarista. Para ser analista de sistemas analizas muy mal. Una vergüenza que Diario 16 te permita opinar y te publique. Me quejaré personalmente a este medio al que tenía por «menos malo».

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