Ante la última oleada de detenciones y peticiones de declaraciones en los juzgados de distintos cargos públicos del Partido Popular, es inevitable recordar, una vez más, el cómo pudo ser posible que la izquierda política no fuese capaz de derrotar a este partido, que se ha convertido en el gran impedimento de cambio que necesita nuestro país. Por no hablar de lo incomprensible que es que la oposición en su conjunto no se haya puesto de acuerdo para pedir una moción de censura al mismísimo Rajoy. Razones y motivos sobran.

Porque no es sólo una cuestión de corrupción, que como estamos viendo debilita de forma grave a las instituciones públicas y en consecuencia a la propia democracia. Las irregularidades de gobernantes nos invocan, nos recuerdan y se unen a una forma de gestión de esta crisis política, económica y de valores que está siendo devastadora para la ciudadanía y nuestra sociedad.

La resignación y el hastío de una gran parte de las capas populares aumentaron en 2016 ante una repetición de elecciones por falta de entendimiento político a finales de 2015. Vivimos 315 días de gobierno en funciones de un Ejecutivo cesado (que actuó como si no lo estuviera) para, al final, facilitar el mantenimiento en el poder de Mariano Rajoy y de un Partido Popular que nos están dando más de lo mismo (y para mayor evidencia del fracaso, ahora desde la minoría). Decepción absoluta.

Después de lo vivido, lo soñado, lo acariciado y lo frustrado, es hora de volver a preguntarse si es posible una construcción de una izquierda que sea alternativa real. Y hay que volver a decir alto y claro que sí. A pesar de todas las evidencias, del sentimiento de impotencia, de la división profunda que ha imposibilitado cualquier acuerdo en los últimos meses, es posible y necesario. Una construcción en la que no cabe otra que huir de sectarismos y cualquier línea roja previa para promover un consenso mínimo. O hacemos eso, o la derecha seguirá reforzándose y llevándose por delante todos los logros sociales, derechos, libertades y, por supuesto, la riqueza de nuestro Estado.

Llevamos debatiendo y teorizando mucho sobre esta idea, pero toca de nuevo llenar las alforjas y pasar a la acción. Para empezar y hacerlo bien es imprescindible salir de la senda del dogmatismo, la sobreactuación y afrontar con seriedad el diálogo, la amabilidad y una demostración sincera de que la unidad, hoy, es el único camino para vencer a la derecha.

No es necesario borrar la identidad de nadie. Todo lo contrario. La izquierda ha sido y sigue siendo plural en su esencia. Discrepa. Le importan mucho los matices. Son rasgos positivos que no hemos sabido aprovechar. No se trata de ocupar un espacio que ya existe. Se trata de unirlo, tejer una mínima red de acuerdos que eviten de una vez por todas que muchas gentes de la izquierda empiecen a sentirse huérfanas políticas por culpa del sectarismo y la ausencia de sensatez de unos y otros.

Con ese ánimo nace Actúa. Una plataforma, un espacio de reflexión, de diálogo y de intervención política en el que participamos personas de diferentes ámbitos profesionales y procedencias del maremágnum de la izquierda y con el que pretendemos impulsar esa unión entre diferentes sectores de la sociedad. Somos conscientes que ni somos ni queremos ser los únicos, pero sí que queremos trabajar por una causa urgente: provocar el cambio político, regenerar la democracia y las instituciones, recuperar la sensibilidad social, apostar por lo público, redistribuir la riqueza, cambiar el modelo productivo… Todo ello pasa, necesariamente, por acabar con el gobierno del Partido Popular. De ahí que nuestro primer llamamiento sea a los partidos de la oposición: ¿para cuándo una moción de censura?

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43 años. Nací en Madrid, aunque resido en Leganés desde la infancia. Actualmente soy Concejal de Desarrollo Local y Empleo del Ayuntamiento de Leganés. También presido la empresa Leganés Gestión de Medios, S.A. Militante de IU desde 1995, ocupe distintos cargos y formé parte de su Consejo Político Federal entre 2009 y 2015. Fui diputado en la Asamblea de Madrid durante la pasada legislatura. Actualmente soy afiliado a Izquierda Abierta y milito en distintas organizaciones sociales como CCOO, la Asociación de Amigos con el Pueblo Saharaui, la Asociación de Diabéticos o el AMPA "Pardo Bazán".

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