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El Orfeón Donostiarra, emoción y prestigio de todo un país

El Museo Metropólitan (MET) de Nueva York y Balenciaga con el Orfeón

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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Como donostiarra el Orfeón Donostiarra, es una institución musical que siempre ha tocado lo más profundo de mi ser. Aunque en la práctica es mucho más que eso. Es símbolo de una ciudad y de toda una provincia, también de todo un país, da emblema a sus ciudadanos y extiende el nombre del “vasco universal” por toda la geografía internacional.

Entre los festivales europeos a los que ha sido invitado, están el de Salzburgo, el del Rhin, el festival de Lucerna, el de Saint Denis de París, el Chorégies de la ciudad francesa de Orange o el de Radio France y Montpellier. También participa en el 2017 en los Proms en Londres.

De la mano de su director José Antonio Sáinz Alfaro –desde hace casi veinte años- mantiene las esencias atesoradas, sigue una política de grabaciones continuas, está presente en las mejores salas de conciertos del mundo, bajo las mejores batutas nacionales e internacionales. Ello sin descuidar las voces, verdadera materia prima, cuidando y preparando el relevo de sus componentes,  permitiendo atender el mayor número posible de invitaciones con una programación cerrada a cinco años vista, en un afán de extender –si todavía es posible- la presencia de la música del Orfeón, de su ciudad, de su provincia, de todo un pueblo, embajador mundial por donde va.

Fuente: José Mª Echarri Campo-Presidente del Orfeón Donostiarra, en la tesis doctoral “Orfeón Donostiarra 1897-1997 : proyección social, cultural y educativa (1.998)

Bastantes años atrás, entones dirigía al Orfeón el Maestro Gorostidi, compañero de fatigas de mi aita en la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa –Gipuzkoa-. Mis padres se conocieron en un ensayo musical, se enamoraron rápidamente y al poco tiempo hubo boda. Nacieron cuatro hijos, mis tres hermanas y yo – el culpable de este artículo-, ellas residen en Donostia, servidor en Berango (Bizkaia).

Qué decir del Orfeón que no se haya dicho hasta ahora, solamente apuntar que es y ha sido la más importante institución musical vasca y española de toda la historia. Quien olvida sus raíces, acaba por perder el norte. El Orfeón ha tenido claro este axioma desde sus orígenes y ha ejercido su “donostiarrismo” con orgullo, que no es sinónimo de fanfarronería.

La elección de la fecha de su fundación, un 21 de Enero – al día siguiente de la festividad del patrono de la ciudad- ya fue premonitoria de la vinculación que iba a tener con la vida social y cultural, con los estamentos y entidades donostiarras, con el estado y con el mundo entero. El Orfeón forma parte de la historia de Donostia, ha estado con ella como un matrimonio amante y bien avenido.

Su primer concierto fue con motivo de las fiestas euskeras en Mondragón en Julio de 1.896. Ahí es nada, hace la friolera de 122 años. Una institución veterana, sólida y de enorme prestigio.

Hubo años en los que el Orfeón actuaba como la ONG más productiva de la ciudad, sobre todo en la época de la posguerra, en la que los orfeonistas acudían a apoyar las causas más variadas con su participación en festivales benéficos. Celebró su centenario en 1997 con la realización de un macro concierto en el Estadio de futbol de Anoeta con 250 intérpretes en un escenario de 450 metros cuadrados, con la Orquesta Sinfónica de Euskadi –OSE- dirigida por Víctor Pablo Pérez.

Ha tenido directores importantes, batutas como la de Norberto Luzuriaga, Secundino Esnaola– que tuvo entre sus niños cantores dentro del Orfeón al niño Pablo Sorozabal-. que compondría muchas obras musicales para su orfeón-, el maestro Gorostidi, Antxon Ayestarán y José Antonio Sainz Alfaro.

Hasta el año 1.910 el Orfeón fue solo de voces graves, como ocurre todavía con muchos coros vascos. Pero a los pocos años se convirtió en agrupación coral mixta, debido a la necesidad de colaborar con la Orquesta sinfónica del Casino donostiarra dirigida por el Maestro Enrique Fernandez Arbós, fundador y titular de la Orquesta Sinfónica de Madrid, veraneante habitual en San Sebastián.

El maestro Arbós aprovechaba sus visitas estivales para dirigir al Orfeón en conciertos con la Orquesta Sinfónica del Casino de la ciudad. Era la “Belle Époque” donostiarra. En esa época cantaba la Novena Sinfonía de Beethoven, el Festival Wagner, el Requiem de Brahms, etc. No obstante el Orfeón Donostiarra ha cuidado de forma constante su dedicación a la música vasca. Prueba de ello es el casi centenar de autores vascos que se han incluido en su repertorio a lo largo de su historia.

Durante las “Semanas Líricas” de 1.934, Luis Mariano –luego famoso tenor- formó parte del cuadro de cantores y actores, antes de conseguir la fama como protagonista de operetas. En aquella época, mi madre Dolores Garmendia –q.e.p.d- cantaba y actuaba en las representaciones de Zarzuela, una buena soprano. A sus 84 años todavía soltaba algunos “irrintzis” que despertaban la admiración de todos los presentes.

Al Orfeón le han dirigido directores invitados siendo uno muy importante (fue el primero en 1.908) el maestro Arbós, ya en tiempos del Maestro Gorostidi se estableció una relación significativa con Ataulfo Argenta director de la Orquesta Nacional de España (1.947). Casi medio siglo más tarde, su hijo Fernando Argenta decía: “La relación de mi padre con el Orfeón y su director Juanito Gorostidi era tan estrecha y entrañable que en mi casa, el Orfeón se consideraba como algo absolutamente familiar”. Luego también vino una muy estrecha relación con Rafael Frübeck de Burgos que lanza al coro a los festivales de música europeos de gran prestigio.

En 1.984 obtiene el premio Príncipe de Asturias de la Artes. En 1.985 la medalla de oro de Gipuzkoa. Medalla del Festival Internacional de Granada. Vasco Universal en 1.997 concedido por el Gobierno Vasco. Medalla de Honor de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. Oro en el Festival de Jerusalén. Y así premios y más premios que uno puede visualizar en el antiguo Colegio de La Salle de la parte Vieja de San Sebastián donde estudiaba yo de muy niño, actual y magnífica sede del Orfeón abierta a cualquier amante de la música.

Como consecuencia de su implicación social se han dado multitud de conciertos benéficos por múltiples causas, heridos de Melilla de 1.909, en favor de la viuda del aviador Le Blom en 1.910, por obreros armeros de Eibar en 1.914, los niños pobres, el asilo, las víctimas del “hernio”, damnificados de Cuba en 1.926, marinos retirados en el 35, fundación Reina Sofía contra la droga, afectados del síndrome de Down, perjudicados por la marea negra del buque “Prestige” en Galicia, etc. Siempre pensando en los más necesitados. Esto forma parte de la manera de hacer del Orfeón. Su corazón que late ante las necesidades humanas.

Participó en la 32 conmemoración de la República en Madrid. También después de la guerra se le invita a que confirme su españolidad y se abstenga de su exceso de “donostiarrismo” en carta enviada por el jefe de Propaganda de la falange en 1.941. El Orfeón se hace a un lado y declina estas invitaciones. Por ello se le dificulta sistemáticamente el acceso a ayudas económicas necesarias para su actividad artística. Desde entonces hubo que pelear con las ayudas, pero era tal la calidad del Orfeón y su prestigio internacional que rápidamente hubo que ayudar a la institución sin tapujos. El éxito internacional en una España fascista no podía dejar a un lado al Orfeón a pesar de las reticencias de éste.

La mayor proyección internacional la consiguió el disco de la Misa de Requiem de Verdi bajo la dirección de Claudio Abbado y la Filarmónica de Berlín en 2001, nominado en la categoría de “Mejor actuación coral” de los premios Grammy que en el 2003 celebraba su 45 edición.

Una veintena de las túnicas que las orfeonistas vistieron en el 1.965 diseñadas por el modisto Balenciaga, se exhiben en el Museo Metropólitan de Nueva York (MET) en la exposición “cuerpos celestiales” “La moda y la imaginería católica” inaugurada el 10 de Mayo que se podrá visitar hasta el 18 de Octubre de este año. Estos austeros uniformes comparten espacio con accesorios litúrgicos de la sacristía de la Capilla Sixtina, los cuales no se han visto nunca fuera del vaticano.

Balenciaga devoto católico fue un gran diseñador de moda vinculado al Orfeón Donostiarra desde 1.945. Ese año un grupo de orfeonistas que trabajaba en Donosti en el taller del maestro confeccionaron un patrón diseñado por el modista para un viaje del Orfeón a Portugal. Fue el primer uniforme. Diseñó otro en 1.964, minimalista que es el que se muestra en Nueva York. También en este año el maestro fue nombrado Director de Honor del Orfeón por su brillantísima colaboración y su apoyo a la entidad.

Hubert de Givenchy, amigo y gran admirador de Balenciaga y presidente fundador de la fundación del modisto de Getaria fue quien diseñó un nuevo uniforme en 2016 bajo la norma y estilo Balenciaga combinando el color “Rosa Balenciaga” del cinturón combinado con el negro austero de la túnica de corte imperio, con escote en pico, cómodo y elegante.

Los conciertos próximos del Orfeón en 2018 son entre otros han sido y serán:

En Junio Réquiem de Mozart y Verdi en nueve representaciones.

5 de Julio.- Festival de Carcassonne. Carmina Burana con la Orquesta del Capitolio de Toulouse (Francia)

27 de Agosto.- Quincena Musical Donostiarra. Sinfonía 4 de Gustav Mahler. Con la orquesta de Budapest.

1 de Setiembre.- Quincena musical donostiarra. Réquiem de Hector Berlioz con la Orquesta de Colonia.

13 de Octubre.- Munich. Con su orquesta filarmónica. Sinfonía de los Salmos y Sinfonía 8 de Gustav Mahler.

19 de Octubre. Opus lírica. Coros de óperas. Con la oquesta Opus lírica.

En este año de 2018 el Orfeón celebra su 120 aniversario con 40 conciertos. Gira por Roterdam y Bruselas, dos conciertos en Toulouse, Festival en Carcassonne, Munich y Teatro Real (Setiembre). Combinado todo ello a nivel local con la quincena donostiarra, Musikene y por toda Gipuzkoa.

Concluir destacando el Taller de Música de la institución con un nuevo curso, dirigido a niños entre 4 y 8 años con dos sesiones semanales en horario extraescolar, con niños máximos por cada grupo., a los 12 años algunos de estos niños forman parte del Coro Txiki, a los 14 del Coro Juvenil y a los 18 saltan al Orfeón. Una transición ordenada, estudiada y natural.

Nota adicional: Algunas de estas fuentes se han obtenido de la tesis doctoral “Orfeón Donostiarra 1897-1997” de Carmen de las Cuevas Hevia, otras también del propio Orfeón de sus archivos abiertos.

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