Parecía que nada podría ser peor que un nuevo gobierno del PP de Rajoy, pero en una semana, después de un año en funciones, el viejo gobierno de Rajoy ha vuelto a emerger, eso sí más decadente y rancio que el anterior y sin un solo gesto favorable al pluralismo el diálogo y el consenso, tan reclamados cuando se trataba de investir a un presidente en minoría.

La primera conclusión es que para Rajoy no ha existido sanción electoral a su política de recortes y contrarreformas laborales y sociales, y que tampoco ha recibido el mensaje anticorrupción en la sede de Génova.

Como si no hubiera pasado nada durante estos cinco años de dolores ratifica al gabinete económico y pone al frente de los contratos de defensa a la secretaria general de los contratos en diferido y los discos duros.

Seguirán los mismos con sus mismas políticas de éxito para la minoría y de recortes para la mayoría: la misma amnistía fiscal para ricos, la misma reforma laboral, el mismo desmantelamiento de derechos y servicios públicos.

También la misma obstrucción desde el gobierno a la lucha de la justicia y la sociedad civil frente a la corrupción. La misma actitud de no asumir responsabilidad política alguna y de legitimar la impunidad.

Ni una buena palabra ni un solo gesto en la composición de un gobierno de incondicionales de partido con algún añadido exótico. Ninguna figura de consenso y nada de independientes que significasen la asunción siquiera de la realidad plural de la cámara y de su exigua mayoría. Más que nada un nuevo gesto de prepotencia del derecho a gobernar de la minoría mayoritaria y una amenaza explícita de ‘o gobierno con mi política y con los míos o convocó elecciones’.

Todo un mensaje para aquellos que comenzaron jurando que no votarían a Rajoy para defender al final el mal menor frente al gobierno frankestein o las terceras elecciones. Resulta al final, que como muchos defendíamos, la peor opción era la continuidad de Rajoy y de sus políticas.

Tan solo ha caído al final el ínclito ministro del interior de la ley mordaza y la policía política, sustituido por un hombre de confianza del presidente que ejecutará las órdenes de Rajoy al margen de su profesión de juez.

2 COMENTARIOS

  1. Lúcida valoración de un gobierno apolillado. El PPSOE ha dejado a la sociedad frente a los caballos de la corrupción la impunidad, la desigualdad y la pérdida de derechos humanos y civiles. Lo de Cospedal no tiene mas nombre que devergüenza. incrustar Defensa y Corona en la Secretaría General del PP es inconcebible ¿Estarán pensando en una campaña de afiliación?

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