Claro. Y te diré por qué. Ya tienes experiencia en el mundo de la escritura. Acuérdate de la EGB o los primeros años de la Secundaria. Lo único que hacías durante toda la mañana era eso, escribir. Aunque no lo creas, la memoria posee su músculo y precisamente aquello que nunca se olvida una vez aprendido es a montar en bicicleta y a escribir. Tú sabes escribir, redactar y componer un relato.

Quizá, al hacer esa pregunta, te haya venido un arrebato de inseguridad. Bien. Es normal. Pero eso no debe frenar tus ansias de ser escritor. Peor lo tendrías si quisieras pintar al óleo, esculpir, tallar en madera imágenes religiosas, cocinar platos gourmet, diseñar escenografías para el teatro, confeccionar trajes de Alta Costura, realizar maquillajes de fantasía para Halloween, etc., entonces sí que partirías de cero patatero. Ni en el colegio ni en el instituto se imparte nada de esto. Al menos, nada serio. Pero escribir… Así que ánimo.

”Sí –dirás– eso está muy bien. Claro que he escrito en la escuela. Pero nunca me han enseñado a escribir un relato, microrrelato ni nada que se le parezca. En la escuela sólo analizaba oraciones y escribía pequeñas frases”. Bueno, esa es la base de la Lengua. Analizar y componer oraciones. Recuerda que la oración es el conjunto de palabras que tienen sentido completo y autonomía sintáctica. Se trata de la unidad más pequeña del discurso que comunica una idea completa. El conjunto de ellas nos llevará a un texto, a una redacción, a un relato.

Además ten en cuenta que, cómo tú, hemos empezado todos. Nunca han existido academias para escritores. Los novelistas se han tenido que hacer a sí mismos por su cuenta, siendo autodidactas (leyendo, escribiendo pequeños fragmentos, componiendo poesías, anotando breves descripciones…). Algunos comenzaron a escribir con un amigo o por un motivo ridículo o porque leían muchos cuentos o fracasando desde el principio…

“Empecé a escribir más o menos con 10-11 años. Para entonces ya era una devoradora de libros y me gustaba imaginarme que vivía aventuras en los mundos de las historias que leía. Empecé escribiendo algún cuento que otro y con 11 años comencé mi primera novela a medias con una amiga del colegio. Tardamos tres años en acabar aquel primer libro; a los 13 yo ya tenía claro que quería ser escritora”. (Laura Gallego)

“En la época en que estaba en la universidad (estudiando Literatura en la Universidad de La Habana) comencé a escribir pequeños cuentos, con un espíritu muy de competencia. Había otros compañeros que escribían y yo decidí que si ellos escribían, por qué no iba yo a escribir. De esa manera me fui enganchando”. (Leonardo Padura)

“Empecé a escribir poemas con unos quince años, y mis primeras prosas. De manera que yo en cierto sentido fui escritor precoz, y eso fue gracias a los cuentos de la infancia y a los decires y las leyendas y a toda la narrativa de la familia. Yo creo que el germen de la literatura ya lo tenía metido en el alma”. (Luis Landero)

“Empecé a escribir una novela y no me salía, empecé otra y tampoco y luego otra, y tampoco. Y de pronto surgió algo que es lo que justifica la vida como escritor. Un día, en mi casa de Granada, vi con un destello de lucidez que esas tres novelas habían fracasado porque eran la misma novela”. (Antonio Muñoz Molina)

Como decía nuestro premio Nobel Camilo José Cela: “Hay que comenzar por tener una voz propia y esa voz no se puede aprender en las escuelas”. Esa voz se aprende leyendo y escribiendo en nuestro hogar, redescubriendo la vida al pasear, tratando con la gente, recorriendo el mundo con una mochila a cuestas y un bloc de notas. Por eso déjate de preguntas e inseguridades y ponte a escribir. Cuanto más te demores en hacerlo, más tiempo tardarás en comprender lo que te digo.

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