El 25 de abril de 1974 tuvo lugar en Portugal un levantamiento militar que provocó la caída de la dictadura de Salazar. Fue la llamada “Revolución de los Claveles” que terminó con una república monopartidista vigente desde 1926 y cuyas consecuencias más notables fueron la restauración de la democracia y la independencia de sus colonias africanas tras una larga guerra en Angola y Mozambique. También fueron liberados los presos políticos y, entre otros, retornaron del exilio los líderes políticos Mario Soares y Alvaro Cunhal, socialista y comunista respectivamente. Al año siguiente se convocaron elecciones constituyentes y se estableció una democracia parlamentaria republicana. Se abandonaron, quizá de manera precipitada por su falta de coordinación, las colonias africanas, lo que provocó un ingente movimiento migratorio de más de 500.000 personas hacia la metrópoli en unas pocas semanas.

En este turbulento periodo de aproximadamente dos años llamado “Proceso Revolucionario en Curso” (PREC) se dieron cinco gobiernos provisionales y varios intentos de golpe militar derechista que pretendieron paralizar el proceso de restauración democrática. La consecuencia lógica fue una radicalización de la política que llevó a la nacionalización de la banca y de una buena parte de la gran industria.

En las elecciones constituyentes de 1975 ganó el socialismo moderado que se aplicó con cierta preferencia, entre otras cosas, a debilitar la influencia de militares pro-comunistas facilitando así el apoyo de muchos derechistas a la causa socialdemócrata, lo que favoreció una estabilidad suficiente que contribuyó a la aprobación de la Constitución de 1976 y la posterior consolidación democrática.

Mientras tanto en España se miraba con sorpresa las profundas transformaciones conseguidas en tan corto periodo de tiempo. Llamaba la atención, a la vez que infundía cierto temor en los adeptos al régimen franquista, la facilidad con que se pasaba de una dictadura a una democracia precisamente en un momento en que se hacía inminente la caída de la dictadura por la muerte del general Franco.

Esta transformación política de Portugal, producida en un contexto más complicado que el que se daba en España, animaba a la izquierda española para realizar actividades propagandistas en base a esos motivos contextuales y así disipar los temores de la población española ante un cambio de régimen.

Creo de relevante importancia no olvidar que Portugal, antes de su proceso de transición democrática, ya pertenecía a la OTAN. Por lo tanto, si cumplía con las obligaciones de la OTAN, que era lo que realmente interesaba al Guardián de Occidente, podría disponer de mayor margen de maniobra para sus procesos internos de cambio de régimen.

Si en Portugal fue un ejército de izquierda, muy maltratado por las guerras coloniales, el que protagonizó el cambio de régimen, en España la oligarquía franquista tenía muy claro que de Proceso Revolucionario en Curso nada de nada; mejor una Reforma tutelada por aquella oligarquía conformada por las élites del poder económico-financiero, el ejército y la iglesia católica, que una ruptura revolucionaria. Se trataba de preservar sus privilegios. Al “amigo americano” le daba igual que tutelara un ejército de izquierdas o una oligarquía fascista, su objetivo era salvaguardar sus intereses geoestratégicos y no tanto establecer una democracia fiable como ha venido demostrando a lo largo de su historia en otros países. Está claro que para un pueblo no es lo mismo un proceso de transición a la democracia tutelado por fuerzas de izquierda o por fuerzas de derecha.

¿Hasta qué punto el hecho de que España no perteneciera a la OTAN pudo influir en que se optara por una estrategia de transición basada en reformas y no en una ruptura como en Portugal que fue rápida y con un entorno más complejo?

Las reflexiones que promueve la pregunta anterior quizá también puedan servir para explicar por qué hoy se pueden ver noticias en la prensa portuguesa que ni siquiera nos planteamos en nuestra prensa española. Sobre publicación de cuentas de la iglesia católica, sobre transferencias no declaradas entre empresas y sociedades interpuestas o una evaluación del trabajo de los jueces. Con el paso de los años se va entendiendo aquello que dijo el dictador: “todo queda atado y bien atado”; no entró en la OTAN pero permitió bases americanas en territorio español.

Me temo que nuestra “modélica Transición” no estuvo en las mejores manos. Menos mal que nos queda Portugal.

3 COMENTARIOS

  1. ¿Existe Portugal? Yo pensaba que ese país al lado nuestro se llamaba Venezuela, Irán, Cuba incluso Estados Unidos pero ¿Portugal? ¡Tendré que aumentar su información en Wikipedia! Me parece, por lo que en el artículo se apunta, que puede ser un país con gentes menos insensatas que los españoles.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre