Hace unos meses leía en un medio de comunicación que la contaminación reduce la capacidad de atención de los niños. En la noticia, se avanzaba que los mismos investigadores que descubrieron que los alumnos de colegios con aire más contaminado desarrollan menos la memoria a largo plazo, han hallado ahora que la exposición a agentes contaminantes procedentes del tráfico también tiene efectos a corto plazo. Concretamente, «los días en que los niños estuvieron expuestos a mayores niveles de contaminación mostraron un retraso equivalente a un mes y medio en la mejora natural de la velocidad de respuesta».

La investigación, que fue realizada en Barcelona, produce desasosiego para cualquier persona con sensibilidad vital y ambiental. Pero, fue al llegar a casa y ver una imagen de niños intentando sacar componentes de residuos tecnológicos en un gran basurero, cuando me surgió una pregunta. ¿Nos genera la misma inquietud la contaminación cercana que pueden sufrir nuestros hijos que la que puedan padecer otros niños en otras latitudes? Sin pensarlo mucho, todas las personas tendemos a responder que sí. Pero…

El primer pero, es que la mayoría de la población desconoce en qué situación se encuentran los niños de otros lugares en relación a la contaminación que padecen. Así, es difícil poder actuar. Por ese motivo, es importante conocer los datos y el sufrimiento de millones de niños para poder corregirlo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños son especialmente vulnerables a las amenazas ambientales debido a sus órganos y sistemas inmunológicos en desarrollo, sus cuerpos más pequeños y sus vías respiratorias. Hasta aquí se puede decir que, sin saberlo, lo intuíamos.

El segundo pero, es que si nos producía inquietud la noticia anterior ¿Cómo calificar que en 2015, murieran 5,9 millones de niños menores de cinco años? ¿Cómo valorar que las principales causas de muerte infantil en el mundo son la neumonía, la prematuridad, las complicaciones relacionadas con el parto, la sepsis neonatal, las anomalías congénitas, la diarrea, las lesiones y la malaria?

El tercer pero, comienza a causar escalofríos. De acuerdo con dos nuevos informes de la OMS, “La herencia de un mundo sostenible: Atlas sobre Salud Infantil y Medio Ambiente, y “¡No contamines mi futuro! El impacto de los factores medioambientales en la salud infantil, más de una cuarta parte de las defunciones de niños menores de cinco años son consecuencia de la contaminación ambiental. Lo que significa, que 1,7 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por estas causas.

El informe, ¡No contamines mi futuro! El impacto de los factores medioambientales en la salud infantil, señala la magnitud del problema:

  • 570.000 niños menores de cinco años fallecen como consecuencia de infecciones respiratorias (entre ellas las neumonías) causadas por la contaminación del aire en espacios cerrados y en el exterior y la exposición al humo de tabaco ajeno.
  • 361.000 niños menores de cinco años fallecen a causa de enfermedades diarréicas debidas al acceso insuficiente a agua salubre, saneamiento e higiene.
  • 270.000 niños fallecen en el transcurso del primer mes posterior al parto por diversas causas que podrían prevenirse proporcionando acceso a agua potable y a instalaciones de saneamiento e higiene en los centros de salud, y reduciendo la contaminación del aire.
  • 200.000 defunciones por paludismo de niños menores de cinco años podrían evitarse actuando sobre el medio ambiente, por ejemplo, reduciendo el número de criaderos de mosquitos o cubriendo los depósitos de agua.
  • 200.000 niños menores de cinco años mueren a causa de lesiones o traumatismos involuntarios relacionados con el medio ambiente, como envenenamientos, caídas y ahogamientos.

Después de los peros, y con más información, ¿La respuesta a la pregunta inicial será la misma? ¿Nos genera la misma inquietud la contaminación cercana que pueden sufrir nuestros hijos que la que puedan padecer otros niños en otras latitudes? En la mayoría de los casos, se producirá la misma respuesta.

Aunque ahora, con más información, tenemos una mayor responsabilidad para cambiar las cosas aquí y en todo el mundo, porque sabemos que la contaminación es un grave problema para la salud de nuestros hijos, un grave problema para la salud de todos los niños.

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