Los americanos se han equivocado en estas elecciones, bien libremente o, en el uso de su libertad, influidos e inducidos por el entetanimiento (tittytainment, en ingles, fusión de entretenimiento y teta). Y deseo decir que se han equivocado tanto los demócratas como los republicanos al elegir los primeros a su candidata y los segundos a su candidato, Hillary Clinton y Donald Trump respectivamente. Y lo han hecho dejando en sus casa a hombres como Bernie Sanders por los demócratas o Ted Cruz por los republicanos.

Les debilidades de una y otro candidatos las han mostrado ellos mismos y no solo por lo que han dicho cada uno del otro. También por sus propios comportamientos, por los silencios obligados cuando no han sido capaces de responder a ataques y acusaciones. O no han podido. Hemos visto un vergonzoso espectáculo protagonizado por dos personas que aspiran a gobernar la primera potencia del mundo (¿?), en el que han desfilado por cada contendiente cuatro mujeres, cada una de las cuales denunciaba haber sufrido malos tratos y abusos sexuales. Unas, por parte del esposo de la candidata demócrata, y otras del aspirante republicano. Con esos valores humanos y de igualdad se presentan al pueblo de los Estados Unidos y al mundo. ¿Así afrontan el liderazgo planetario por la lucha de principios morales capaces con los que cambiar a la humanidad y, entre otras tantas cosas, la igualdad de genero?

Quienes van a tener en sus manos buena parte de la economía mundial, de la paz, del equilibrio entre bloques, se han comportado como si fueran participantes de un reality show, estilo cowboy tirándose basura el uno al otro a ver quien entierra antes al contrario.

Estados Unidos ha producidos muy buena política tanto por algunos de sus grandes dirigentes, Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy, incluso Barack Obama en algunos “pasajes” de su mandato presidencial, por ejemplo, y cuenta con algunos de los más grandes centros de estudio e investigación de la ciencia política y la sociología.

Hillary Clinton, por su parte, la demócrata, debe, junto a su marido Bill, muchas explicaciones al pueblo americano y al mundo sobre sus relaciones con sus amigos judíos haitianos afincados en Miami, propietarios de Haití y responsables de la miseria secular de ese pueblo, o sobre su presencia en los consejos de administración de fabricantes de armas que esas compañías venden al IS y otras organizaciones árabes, como a Israel, países europeos. Igualmente en empresas farmacéuticas, químicas ..etc., entre otras muchos comportamientos a lo largo de sus vidas por todo el mundo y de uno a otro continente.

El republicano, sobre su ya famoso vídeo machista, violento, despreciativo y desigual contra las mujeres, su misoginia, su xenofobia en general, sobre su proceder en la obtención de su fortuna con respecto a sobornos, corrupción, proceder y comportamientos fuera de toda ética, conciencia y derechos humanos.

Pero han elegido a Hillary y a Trump, y no a Sanders o a Cruz, que viendo los comportamientos de los candidatos a buen seguro que esas elecciones ha sido el gran error de los estadounidenses. O quizás no es un error, a lo mejor es que los ciudadanos de ese país ahora son así. Prefieren esconder su conciencia detrás de un poder corrupto. Sanders y Cruz. ¿Eran una mejor opción de oportunidad para los norteamericanos? Pues si era así, el pueblo se ha equivocado.

El gran problema es que los ciudadanos y ciudadanas norteamerican@s sufrirán el error de haber elegido a cada uno de ellos, por un lado y por el otro. Ninguno de los dos candidatos son merecedores por diferentes pero, al final, idénticos motivos: crueldad, insensibilidad, prepotencia, injusticias, ambición,  falta de escrúpulo, personas sin conciencia social, manipuladores de la verdad, destructores de la moral, de la política, de la sensibilidad tanto social como humana, incluso de las vidas, de una u otra manera. Para cada ciudadano y ciudadana, uno y una más que otro y otra según las los diferentes criterios de la moral y la conciencia. Pero lo cierto es que ninguno de los dos candidatos a la presidencia de los EE UU merecen serlo. Las americanas y los americanos no se merecen en ningún caso, desde mi respetuosa opinión para con el pueblo, a ninguno de los dos.

Se han quedado en el último peldaño personas, al menos en lo moral, humana y políticamente, más correctos que la candidata demócrata y el candidato republicano. Estoy diciendo sin lugar a dudas que ya, antes del próximo 8 de noviembre, se ha equivocado el Pueblo. Y se han equivocado en perjuicio de ellos y, lo que es peor, del mundo.

Con ninguno de los dos otro mundo mejor, más libre y más justo será posible. Ese eje que destruye la moral, la igualdad y el bien común lo poseen tanto uno como otra en sus conciencias, en sus almas, en sus vidas, en sus pensamientos y en los objetivos por los que desean llegar a ser presidente de los Estados Unidos de América.

El pueblo tiene la obligación en general, en este y en todos los casos, y en el ejercicio soberano de su libertad, de buscar la trascendencia, y por el contrario, ser menos amante de la ligereza e insustancialidad. Tenemos la obligación de intensificar la búsqueda de nuestra responsabilidad utilizando la razón de los valores a la hora de decidir los destinos de un pueblo. Jamás se debe olvidar que la libertad utilizada sin dignidad nos arrastra a una crisis de valores, que como siempre, como los huracanes, se llamen como se llamen, devastará, arrasará y aniquilará siempre la vida de los más débiles, de los más desprotegidos, de los parias del universo.

Ha llegado el momento de pensar no sólo por nosotros sino por todos y todas l@s demás. Lamentablemente, ojalá me equivoque, el próximo día 8 de noviembre será un día triste y un retroceso en valores para la humanidad y para la libertad.

 

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