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“Es necesario seguir denunciando el sistema que enfoca a las mujeres como víctimas”

Entrevista a Pamela Palenciano, Rosalia Soley y Eisabeth Joy, creadoras de Colectiva Caos, una iniciativa teatral para niños que quiere acabar con los estereotipos de género con su obra Me sobra la mochila

Nuria Coronado Sopeña
Nuria Coronado Sopeña
Es periodista feminista, autora de Hombres por la Igualdad (Ed LoQueNoExiste), editora, organizadora de eventos feministas y responsable de Comunicación y RR.PP. de Juan Merodio. Además es Máster en Producción Radiofónica (RNE), Biblioteconomía y Documentación (Universidad Complutense) así como Mujer y Liderazgo (Escuela Aliter). Fue becaria “Erasmus” y “Leonardo” en Roma. En la actualidad colabora con Diario 16, Público, El Español, 20 minutos y AgoraNews, entre otros medios. También es formadora en periodismo con perspectiva de género y ha sido galardonada con el “Premio de Diario 16” por la labor profesional y personal en la defensa de la igualdad (2018), el de “Embajadora de honor de yocambioelmundo.org” (2018) y el de “Candidata a las Top 100 Mujeres Líderes en España” (2018) en la especialidad de medios de comunicación.
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análisis

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Como la actriz Pamela Palenciano no tenía bastante con ir de norte a sur y de este a oeste con su monólogo No solo duelen los golpes, el libro que ha escrito junto a su pareja Iván Larreynaga Si es amor, no duele, sus múltiples intervenciones en eventos feministas y sus “cachorros” -como llama a su pequeña gran familia-, va y se busca otro quehacer más. Y lo hace encantada, a sabiendas que solo añadiendo granos de acción se cambia el mundo.

Y es que esta gran referente que lucha contra la violencia de género acaba de poner en marcha Colectiva Caos. Una aventura que no hace en solitario sino junto a las actrices Rosalía Soley y Elisabeth Joy. “Se trata de una aventura teatral con un noble y útil fin: producir obras infantiles que saquen los colores a la desigualdad y nos eduquen en un mundo donde la oportunidad nos pertenezca a todos sin importar el género”, nos cuenta para Diario16 Palenciano.

Y la primera apuesta de este triplete de emprendedoras y titulada Me sobra la mochila, aunque lleva poco tiempo en escena, está teniendo cada sesión lleno absoluto. La representación está dirigida a niñ@s entre 5 y 12 años y sus familias y en 40 minutos estas actrices muestran el mundo desigual que mamamos desde la cuna y cómo esos estereotipos hacen tanto daño a la igualdad de oportunidades. “En cinco escenas mostramos el peso que portamos niños y niñas a nuestras espaldas, pero también en el alma, y que tanto marca después nuestras vidas”, explica Pamela. Un peso que se suelta nada más ver la obra. Para conocer más a fondo esta iniciativa y de las mochilas que cargamos en la vida, hablamos a tres voces con sus integrantes.

 

Con cada espectáculo ¿cuánto peso se libera?

La mochila pesada y sesgada de estereotipos nos dimos cuenta que te marca cuando naces y se va haciendo invisible y natural entre más creces. Fuimos conscientes de esto escuchando a nuestros hij@s y niñ@s allegad@s y de que era importante reflejar a través del teatro que en la vida sobran muchas cosas y de ellas, las mochilas cargadas del deber hacer y ser, las cuales contamos con la obra de teatro que pueden quitarse y no diferenciase por ser niña o niño. Sí, todas y todos tenemos una mochila, la mochila como compañera de viaje de vida, aquella que tiene los recuerdos bonitos, sueños y aprendizajes, la que se diferencia por ser autentica y de cada quien. Una mochila sin pesos y tan liviana que nos permita volar y ser lo que nos apetezca. Cada vez que hacemos funciones nos liberamos de sesgos, nos liberamos las formas cómo nos contaron la historia y con ello porque nos ubican a las niñas de un lado y a los niños del otro.

La educación basada en la equidad e igualdad permite entender que no hay diferencias por sexo-género

 

Si en lugar de educarnos en la diferencia niño-niña nos educásemos en la igualdad  ¿qué mundo sería este?

¡Sería un mundo de colores! La educación basada en la equidad e igualdad permite entender que no hay diferencias por sexo-género, que la diversidad es importante y permite la solidaridad, la libertad y aportar lo que cada una puede por lo que le apasiona, por su habilidad; o interés. Consideramos que el teatro como herramienta social aporta a la promoción de los cambios de estas estructuras “establecidas” en las dinámicas sociales y se puedan ir generando y construyendo otras formas de relacionarse. Para nosotras la igualdad conlleva abordar el tema de la interculturalidad porque es muy diferente hablar de niñas y niños españoles, a niñas y niños de otro país siendo migrantes o viviendo en condiciones de disparidad en términos de acceso y cumplimiento de sus derechos.

 

¿El público que os va a ver está sensibilizado con el feminismo o no? ¿Quiénes reaccionan más o mejor a los mensajes de igualdad los padres o los peques?

El público es variado en términos de edad, de formas de pensar y más o menos familiarizados con el feminismo. Creemos que es importante llegar a todo tipo de público, por eso el objetivo de la obra de teatro. Nosotras partimos de explicar por qué existen estas diferencias y cómo en casos tan sutiles y tan cercanos podemos verla y no hacer nada. Las escenas permiten sentirte identificados con las acciones y los diálogos de los personajes porque es algo que vivimos nosotras en la niñez y que todavía ahora lo vemos con nuestros hijos.

Respecto a las reacciones son diversas tanto para los mayores como para los peques. Nosotros creamos la obra con el fin de que ambos, adultos como peques tuvieran los mensajes. También es por ello que usamos diferentes herramientas como música, baile y participación del grupo para llamar la atención de ese universo de pensamientos y edades. Y eso nos gusta que el público se lleve preguntas y reflexión en torno a cómo nos unimos para crear un mundo con equidad.

 

En la obra contáis con animales que representan el imaginario colectivo ¿cuántos monstruos nos devoran cada día sin que nos demos cuenta de ello?

Existen monstruos y seres mágicos. Los monstruos, que por una parte son construcciones sociales, son varios y están instaurados en la sociedad con el deber ser, estar y hacer para gustar y ser aceptados por los demás. Monstruos que nos separan y nos acompañan por eso la obra nuestra salió de la frase de Ximena (hija de Rosalía) porque una noche hace un par de años le dijo a su madre “que no quería ser niña, ni niño, no quería ser una humana porque le sobraba la mochila y la ropa”. Y con esa frase partimos a escribir el guion teatral descubriendo esos monstruos que cargamos en el cotidiano y nos impiden movernos. Así que los reflejamos de forma creativa y graciosa esas pequeñas desigualdades y mitos que nos dividen a las niñas y niños.

 

En la representación vais adaptando el guion e incluso los personajes. ¿El feminismo se tiene que reescribir cada día?

Es una estructura fija. Se puede improvisar frases e ideas, dependiendo del público. El público infantil te permite interactuar y dar esas ideas o inquietudes que surgen de la participación a la hora de presentar a las niñas y niños.

El cambio ha sido una transición no sólo estética de la obra, sino de la creación de esa mezcla de lo masculino y femenino. Entendimos que el Uniqueernio mezclaba la diversidad de colores masculinidad y feminidad, y también de culturas. El feminismo se reescribe, se revisa. Los feminismos son teorías vivas al final. Nuestro movimiento feminista no es un dogma es algo que está vivo por esos las distintas formas de opinar y ver los feminismos.

 

La música como parte de la educación que vivimos y que nos hace como tal nos está colando el machismo “des-pa-ci-to”. ¿Qué melodía es la que puede contrarrestar este despropósito? ¿Somos de verdad tan ignorantes del efecto perverso que todo esto tiene en la sociedad?

No es la melodía es la letra. Si a muchas canciones de todo tipo de ritmo e idioma le pusiéramos atención del mensaje machista que nos dicen sigilosamente cuela “des.pa.ci.to”, pero cuela. Por eso nosotras pensamos que canciones tan pegadizas como las que usamos en la obra era necesario darle la vuelta y re-escribirla. El mismo ritmo diciéndote una historia que promueva el respeto en todo sentido, las libertades y la igualdad entre niñas y niños. La música es un recurso valioso y con la capacidad de llegar a las personas y quedarse en la cabeza. Por ello, nosotras lo hicimos en «Me sobra la mochila». Ahora ya no recordamos las letras originales y las cantamos con nuestro rollo.

 

¿Los cuentos de color rosa son igual de dañinos para las niñas que para los niños?

Los cuentos son instrumentos de separación. Ahondan esas opresiones y estereotipos para el “rosa-niñas/azul-niños”. Fíjate que las historias se cuentan con una versión cuando tienen dos y es una porque los personajes valientes, exploradores, inquietos, creativos pueden ser niñas o bien niños. Si en los cuentos nos enseñaran que el autoquerernos es importante, que la solidaridad es buena, que personajes de niñas molan mucho; que llevar falda o un color “x” no pasa nada. Por ello, darle la vuelta a los cuentos al igual que las letras de las canciones aportaría a la co-educación en equidad e igualdad. Es ahora que debemos contar la historia visibilizando otras formas de relacionamiento y trato a las niñas y a los niños.

 

¿Cómo os quedáis con cada actuación que hacéis? ¿Sentís que merece la pena seguir sembrando teatro para recoger libertad?

Emocionadas y con la convicción que vale la pena. Durante la función las y los peques participan y te vas dando cuenta con sus intervenciones con los estereotipos o imaginarios del fuerte, la débil, las muñecas, los colores; etc. Al fin y al cabo, el teatro si no remueve no es teatro. Con lo cual, a nosotras nos afirma que debemos continuar con este proyecto. Sabemos que son semillas que se echan y luego se recogerán los frutos. Cada sonrisa, con participación de los peques durante la obra de teatro y que se vayan haciendo el “conjuro de la desigualdad” es esperanzador. Es tan re energizante terminar la obra y que te den abrazos o decirte: “¡Me ha encantado!”, “¡Me ha molado!” o simplemente quieran hacer el mismo saludo con las manos que hacen los personajes. Así que estamos felices de remover emociones, de incomodar y que salgan con cuestionamientos cada vez que actuamos. ¡Sin duda, merece la pena!

 

¿Sacar el teatro del teatro para llevarlo a colegios, instituciones…es el mejor remedio?

El teatro como lo dijo Augusto Boal “es el arte de vernos a nosotros mismos, el arte de vernos viéndonos”. El teatro debe ser popular y si de verdad quieres transformar las desigualdades se debe trabajar desde el nido (la casa), instituciones educativas y en general. Se debe llevar a los espacios que tanto niños como niñas se relacionan y pasan gran parte de su tiempo diario y anual, los colegios. Además son interesantes las diferentes reacciones de las criaturas en los colegios. Muchas veces son más espontaneas que en las salas de teatro y te hacen darle la vuelta en medio de la actuación. Nos gusta combinar los sitios de las funciones, ya que es el reto de dejar el mensaje. Ahora bien, sabemos que no es sólo la obra en sí, es muy importante seguir tocando el tema en los colegios. Por eso el abordaje del sistema educativo debe llevar como base la educación en la igualdad y equidad.

 

A quien quiere segur apuntalando un mundo en guerra contra las mujeres ¿qué se le dice?

Este mundo que está en guerra con las mujeres y es necesario seguir denunciando el sistema de un mundo que enfoca a las mujeres como víctimas, que sigue poniendo mochilas con colores, estereotipos y las respuestas frente a esta guerra es con estrategias creativas, humorísticas y con mucho coraje.

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