-Hace mucho, pero muchísimo tiempo, hubo una mujer muy airada. Siempre se sentía enfadada con el mundo y con todos…

-Esa era mi primera esposa -dijo el guardabosques, provocando risas en los niños, aunque eran muy pequeños para entender la gracia.

-Pues hace mucho tiempo, la primera mujer de este hombre rescató a un niño que se ahogaba en un rio. Al salvarle la vida, el niño mostró su verdadera forma, era Heáhe, el dios de los afortunados, quien fingió ahogarse para comprobar si tras toda esa ira, tenía un corazón. Como recompensa le pidió que le formulara un único deseo, y ella exigió que la librase de su ira. Lo hizo y la mujer pasó el resto de sus vida feliz y calmada.

>> Sin embargo el dios se quedó sin saber que hacer con la ira que le quitó a la mujer. No podía destruirla ya que él era un dios de la creación, ni tampoco condenar a alguien a llevarla consigo, por lo que se deshizo de ella arrojándola al barranco en el que tiraba los desechos.

>> Décadas después utilizó el truco del niño en el rio con un hombre, que era un cobarde con miedo a todo y a todos. Al verle ahogándose dudó mucho si debía ayudarlo, ya que le tenía miedo al agua, pero al ser incapaz de soportar sus gritos se auxilio, arriesgó su propia vida para salvarlo, demostrando que había algo de valor en él. Al mostrarse Heáhe tal y como era, le cumplió el deseo de despojarle del miedo. Y el hombre pudo vivir su vida sin ningún temor.

>> Pasados unos siglos repitió la misma prueba, esta vez con otro hombre que sufría por su propia locura. Era incapaz de distinguir lo real de lo imaginario, y al ver al niño supuso que era otra de sus alucinaciones, pero con total de llevarle la contraria a las voces de su cabeza, sacó al muchacho. Él le pidió que le curase la mente, y así pudo disfrutar de lo que le rodeaba sin dudar si era real o no.

>> Del mismo modo Heáhe se deshizo de esa locura y de aquel miedo, tirándolas a su basurero. Fue el mayor error de su vida.

>> La ira se sintió sola, una sensación que la atemorizaba, y la soledad despertó su locura. El miedo lanzaba su rabia contra todo lo que la asustaba, y veía amenazas en cada sombra o susurro. La falta de compañía provocó que la locura se odiase a sí misma por no poder ser su propia compañera, y que se refugiase en sus fantasías, pues la realidad le era extraña y la intimidaba. Juntas y solas a la vez, las tres emociones se fueron atrayendo la una a la otra hasta que se volvieron una, ocasionando el nacimiento de un nuevo ser. Una entidad masculina sin conciencia propia, ni forma concreta.

>> El ser pasó sus primeros días alimentándose de la basura que encontraba, adquiriendo masa a partir de los desperdicios. La oscuridad, la peste, y sus tres emociones eran todo su mundo, hasta que descubrió a los humanos.

>> Con frecuencia acudían al vertedero en busca de algún objeto de valor. El ser les espió desde las sombras, pues les temía, pero al mismo tiempo le fascinaban, y así fue aprendiendo de ellos. Imitó su forma de andar, a dos patas y de una forma tan erguida que su gelatinoso cuerpo se desprendía a trozos. Al descubrir que lo que llevaban encima no era piel, sino ropa, cogió trozos de basura y cubrió su cuerpo con ellos. Y al fijarse en que las mujeres se maquillaban, se restregó la cara con mugre y moho. Finalizada su apariencia, pasó a lo más difícil, comprender y hablar su lenguaje.

>> Si comes mierda te convertirás en mierda. Le recriminó una madre a su hijo por comer de la basura. Esa fue la primera frase que el ser pudo imitar correctamente, y se quedó grabada en su caótica mente.

>> Creyendo haber imitado a la perfección el aspecto de los humanos y su lengua, se mostró ante ellos, convencido de que le tomarían por uno de los suyos. Al verlo, gritaron de horror ante la visión un ser tan grotesco y repugnante. Aquello era tan feo que solo sintieron el impulso de matarlo para que desapareciese de su vista.

>> El ser recibió sus golpes y pedradas con gran dolor, un sufrimiento que encendió su ira. Sin mucho esfuerzo aplastó y despedazó a todos los que le causaron daño, pero no se sintió mejor, pues no quería matar personas, deseaba ser como ellos, que lo aceptaran. En ese instante su locura llegó a una conclusión. Si comía mierda sería mierda, si comía basura se convertiría en basura… si comía humanos sería humano.

>> Devoró los cadáveres de sus agresores sin ningún resultado, por lo que emergió al exterior en busca de más gente. Con el tiempo, de tanto devorar carne fresca, su tamaño y poder aumentó, pero seguía sin parecer humano. Muchos intentaron dar muerte al monstruo, pero se había vuelto tan poderoso que ni un ejercito podía matarlo.

>> Y entre sus masacres, su tormento solo aumentaba. No soportaba la soledad, le daba miedo la sola idea de volver a estar sin compañía como en el vertedero. Despreciaba a aquellos que intentaban quitarle la vida, en los que desahogaba toda su ira. Y su locura le convencía de que debía comer más y más humanos, si deseaba ser uno de ellos. Sin embargo cuando más comía, más solo se sentía, y más acudían con la intención de cazarle. Su único consuelo y entretenimiento era jugar con los cadáveres de sus victimas, agitarlos como marionetas, y fingir que eran sus amigos, antes de engullirlos sin masticar siquiera.

>> En sus viajes por las selvas doradas de Shamar, no solo comía sin freno, también continuó observando a la humanidad para poder imitarla y comprenderla mejor. Así descubrió que las personas adoraban a los dioses, y de nuevo se le ocurrió una idea demencial. Si comía dioses, se volvería un dios. Su locura le convenció que esa era la mejor manera de acabar con la soledad que tanto temía, y de conseguir que desapareciesen aquellos que le enfadaban tanto al querer matarlo.

>> Empezó a devorar a dioses menores, y no tardó en comenzar con los mayores. Incluso derrotó en combate a Braha, el creador del universo, que luchaba con sus mil brazos. El rey divino, que sobrevivió por los pelos a su enfrentamiento, declaró que ese ser era un demonio, que se debía evitar el contacto con él, y lo maldijo con el nombre de Mura. Que significa sin sentido, incomprensible, o sin razón. Ya que en la lucha pudo ver su desorden mental, físico, y espiritual.

>> Con los cielos a raya, Mura se autoproclamó dios y exigió culto por parte de los mortales. Pero para montar un culto debía ofrecer algo, como una ciencia o una arte. En vez de ello, el demonio decidió curar a la humanidad de todos los males. Tras mucho pensarlo, dedujo que todo lo malo surge de la maldad, y si esta era destruida, todo el mundo sería feliz. Los mortales le aceptarían como un dios, le adorarían, y se terminaría su sufrimiento.

>> “La única forma de destruir la maldad, es exterminando a los malvados”. Esas fueron las palabras con las que dio comienzo a su purga. Destruyó el mayor imperio de la historia, hundió un continente, esterilizó gran parte de Shamar convirtiéndola en un desierto blanco, y mató a todos los hombres del norte. En su locura veía maldad allí donde iba, su miedo le volvía contra todos, y su ira lo arrasaba todo.

>> Por toda esta devastación se le comenzó a conocer como el dios demonio, el mayor de los doce destructores. Braha, estaba desesperado, Mura iba a destruir todas sus creaciones, por lo que le pidió a los dioses más sabios que trazaran un plan.

>> De este modo Chárbaqua primer dios de la filosofía, Ganea séptima diosa de las ciencias, y Bismu dios de los embustes y engaños, salieron a enfrentase con él, y gracias a la astucia de los tres, lograron engañarlo para que se destruyera a sí mismo. Pues Mura era tan poderoso, que solo él podía hacerse daño.

>> Decidme pequeños ¿Cual es la moraleja de la historia?

-Que el, que el, que el dios demonio se creía muy bueno, pero era muy malo, muy malo.

-Que porque creas que estas haciendo algo bueno, no significa que lo sea.

-No se debe comer basura.

-Ni personas, o te volverás como Mura.

-Es mejor usar la cabeza, como los tres dioses, en vez de la fuerza como el rey dios.

-Si tiras la basura mal, te sale un Mura.

-Mejor pienssatello antess de pedirr un desseoo.

-Heáh, severia llamarse el dioz de los desafortunadoz, porque sus deseos ciempre acaban con final triste.

-Es de malos pegar a la gente por ser fea.

-Muy bien niños, hay que ver lo listos que sois ¿Y vosotros dos? Que pensáis de esta historia.

-Para empezar -dijo el guardabosques, que agitaba la pierna donde se le subió un niño- yo estudié cultura shamar en la academia de la capital, esa historia me la conocía, pero una versión distinta, y con un final mejor explicado. Y diré lo mismo que le dije a mi profesor, que la moraleja es que no intentes cambiar el mundo, porque entonces lo empeorarás. Hay cosas que es mejor dejarlas sueltas, que cambien por si mismas.

-Podría ser ¿y dices que estudiaste en la academia? -pronunció unas palabras en shamar, y el anciano le contestó en el mismo idioma. Todos salvo el gigante, se rieron-. ¿Y tú, grandullón? ¿Que te ha parecido la historia de Mura?

-Está bien… -la gente se le quedo mirando, esperando su respuesta más completa-. Creo que Mura… olvidó su objetivo original. Soñaba con ser humano, luego quiso ser un dios, y finalmente lo destruía todo en nombre de su purga. Si se hubiera centrado en lo primero, quizás lo hubiera conseguido.

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