«Las» es artículo determinado, femenino, plural, por lo tanto, las medallas olímpicas forman parte del «medallero», neutro, que no sólo masculino.

El «hartazgo» también es neutro, porque lo tengo yo, como mujer, aunque espero que lo compartan conmigo la mayoría de los hombres.

Harta de que la igualdad se haya limitado a tener un ministerio «ad hoc», que no tienen los hombres, siendo iguales. Nos hemos dedicado a retorcer el lenguaje con tonterías varias como el «todos» y «todas», cuando el lenguaje es lo suficientemente rico y antiguo como para incluirnos a todos desde la noche de los tiempos. Hemos llegado a absurdeces como lo de «cacos» ladrones y las «cacas», no las amigas de lo ajeno, sino el término escatológico que todos conocemos.

Harta de que el seudo-periodismo patrio e internacional se dedique a resaltar los méritos deportivos de los deportistas varones y de las deportistas se entretengan en su forma de vestir, en su estado civil o en si se maquilla.

Harta de que lo mismo suceda en cualquier profesión, donde no se le considera con el mismo respeto, estando además menos pagada, en pleno siglo XXI, cuando nos fustigamos diciendo que creemos de verdad en la igualdad (que no es de sexos) sino de oportunidades.

Harta de seguir conformándonos en política con las listas cremallera y el criterio de la paridad, mientras no creemos más en nosotras mismas, participando más, concurramos en igualdad y tengamos acceso a todos los cargos como los hombres.

Harta de no ver en los Consejos de Administración de las empresas de cualquier campo, todo copado por mujeres, sin tener que dejar cuota a los hombres como hacen con nosotras. Y que sea, simplemente, porque en igualdad de condiciones, concurren a una oposición o concurso de méritos y, sencillamente, han sido mejores ellas o nosotras.

Harta de que nada o muy poco cambie con los años y que un estudio de la Universidad de Cambridge haya concluído que 160 millones de palabras prueban el trato machista y denigrante a las féminas en los últimos Juegos Olímpicos.

Harta de que los hombres reciban tres veces más espacio o tiempo en la información deportiva, pese a que el 45% de los participantes en las últimas Olimpiadas de Río han sido mujeres.

Harta del infantilismo y paternalismo con el que se trata a las «chicas», que no mujeres, o se resalta el mérito de los hombres que les acompañan, sean sus entrenadores, maridos, parejas, padres, hermanos o abuelos.

Harta de la brecha salarial existente también en el deporte.

Harta de que, a pesar de haber superado a los hombres en número de medallas, lo más interesante de los Juegos Olímpicos haya sido para muchos el acortar o alargar la equipación del vóley-playa.

Harta de que, habiendo sido una mujer la que ha levantado 141 kilos y ha sido «princesa» y no «príncipe de cuento», se haya pasado por alto y sólo se ha destacado que ha realizado ese esfuerzo ¡y maquillada!

Harta de que no se enteren de que la educación tiene que cambiar porque las niñas ya no quieren ser princesas, sino guerreras y saben que hay que besar mucho sapo para encontrar a alguien que se asemeje a ellas, sea hombre o mujer, y no necesariamente un «príncipe» redentor. Y son autosuficientes para vivir por ellas mismas como lo son ellos, pudiendo querer elegir vivir solas o acompañadas, como optan ellos. Se trata de una opción personal y no una lacra social como se hablaba antes de las «solteronas» o «mozas viejas» y parece que poco ha cambiado por como se trata el tema de la soltería femenina o la maternidad sóla o en compañía.

Harta de que la maternidad sólo complete como ser perfecto, para las mentes retrógradas y reaccionarias, a la mujer, del hombre nunca se dice que no está  completo por el hecho de decidir voluntariamente no contribuir a traer hijos al mundo o a este «valle de lágrimas». Basta ya de considerarnos como hembras animales, que aumentan de valor por el número de crías que aportan a la cabaña ganadera.

Harta de dar la importancia al problema de las ayudas a las familias numerosas cuando el mismo o mayor es el de las familias monoparentales encabezadas por una mujer o un hombre, que voluntaria o involuntariamente echa para adelante con una familia. Seguramente, porque la mayoría de los casos son los de mujeres «mater familias» y no «pater familias» que lo hacen con la diligencia de un «buen padre de familia»,  pero siendo mujeres.

Y en el hartazgo de estar harta, estoy convencida de que diciendo o escribiendo que estoy «harto» o estamos «hartos», me harían más caso a estas líneas o pensamientos, pero por eso no vamos a  dejar de clamar en igualdad, porque la sociedad entera está nombrada, a pesar de los pesares, en GÉNERO FEMENINO.

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Nacida en 1969 en Aguilar del Río Alhama (La Rioja), donde esta legislatura soy la única concejal socialista, con cierta dificultad porque resido en Logroño. Licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza, con título de CAP por la UR, que me ha permitido dar clases de Historia, Filosofía, Arte y Educación para la Ciudadanía en Instituto Sagasta de Logroño y Menesianos de Santo Domingo de la Calzada. Diplomada en Derecho Comunitario Europeo por la Cátedra Jean Monet. Título de DEA en estudios de doctorado por la UR, con un interesante trabajo sobre acciones de filiación. Portavoz regional de Izquierda Socialista de La Rioja, única corriente de opinión dentro del PSOE y, dentro de ella, encargada de actividades de formación desde su refundación en La Rioja en 2010. Ocupé la Secretaría de Organización de la Agrupación Municipal Socialista de Logroño, donde llevaba también la formación y dinamización. Devoradora de libros, concienciada con la Memoria Histórica como nieta de una de las "rapadas", y a mucha honra. También me crispa la Igualdad como discriminación (positiva como negativa) y abogo por la Igualdad bien entendida. Colaboro con Tribunas de opinión en la prensa regional Diario La Rioja, en el Boletín quincenal de Izquierda Socialista La Rioja "Socialismo es progreso", y en la publicación digital Columna 2. Profesionalmente, he desarrollado una larga experiencia en el sector inmobiliario. Después de una temporada en un despacho de Asesoría en Derecho Laboral y Fiscal para empresas, actualmente, desarrollo mi posible vocación desconocida, en el sector de servicios sociales y dependencia en una Residencia de Personas Mayores.

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