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Más de 16.000 víctimas de trata en la UE

Traficantes y aquellos que permiten la existencia de este mercado, están obligando a las víctimas a ser lo que no quieren: prostitutas, trabajadores explotados, mendicantes…

Marisa López González
Marisa López González
Graduada en Derecho por azar y estudiante de Periodismo por vocación. Interesada en derechos humanos y política internacional, ha viajado por Camboya investigando al genocidio camboyano y se encuentra realizando un programa de especialización en la Unión Europea en la Hogeschool Utrecht y la Danish School of Journalism. Cuenta con experiencias en la Cadena SER y en la web de la Sexta Noticias. Tiene además un blog personal, www.sisulogbook.com
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análisis

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«La libertad es la posibilidad de ser y no la obligación de ser», escribió René Magritte, uno de los más afamados artistas belgas. Estas palabras pueden leerse en las salas del Museo que recogen su obra en el corazón de la capital europea, Bruselas.

Aproximadamente 16.000 personas fueron registradas como víctimas de trata en los 28 estados miembros de la Unión Europea durante el período 2010-2012. Sin embargo, un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de 2010 recogió que al menos 140.000 personas fueron víctimas de trata solo en el ámbito de la explotación sexual, sin contar con el resto de prácticas, lo que implicaría que la cifra total podría ser sensiblemente mucho más elevada.

En Europa, en un área donde suponemos, y tendemos a reconocer, que hay libertad, respeto por los derechos humanos y seguridad, miles de personas están sufriendo la falta de posibilidad de ser lo que ellos quieren ser.

A diferencia de las pinturas de Magritte, la trata de seres humanos que tiene lugar a nuestro alrededor no es una pintura surrealista o inexistente. Al contrario, esta actividad delictiva es una imagen real y viva, pero latente, en la sombra.

La trata de personas en la Unión Europea: la verdad tras las cifras oficiales

“Existen lo que llamamos las “cifras ocultas”, aquellas que reflejan un número de personas que potencialmente están siendo explotadas o están expuestas al riesgo de serlo. Este número es realmente mucho más alto que el de aquellas que hemos conseguido identificar”, explica Amy Weatherburn, investigadora de PhD y parte del equipo que llevó a cabo el proyecto TRACE, un estudio que tuvo como objetivo apoyar a las partes interesadas en la lucha contra la trata de seres humanos.

Amy Weatherburn también alerta que no debe despistarnos el reducido número de procesos penales por delito de trata que hay (4.079 según la Comisión Europea) ya que se dan casos de víctimas que directamente no quieren acudir a un tribunal a denunciar su caso, y otras, mayoritariamente en el caso de la explotación laboral, que simplemente quieren recibir el dinero que les deben por su trabajo. “En ese caso, acudiendo por la vía civil a través de un tribunal laboral, la disputa puede quedar resuelta”, añade Amy. Esta situación provoca que muchos casos pasen desapercibidos para los investigadores.

A pesar de la escasez de datos fiables, estos reflejan que la trata de seres humanos es una realidad viva en la Unión Europea, un área donde, según informan, se concentra el mayor tráfico por trata del mundo. Además, la trata se mantiene en Europa como una de las actividades delictivas más lucrativas, solo después del tráfico de drogas.

Fuente: OIM (Organización Internacional de Migraciones)

¿Qué es la trata de personas?

Es muy común la confusión que se produce entre el crimen por trata de seres humanos y crimen por tráfico de personas. De hecho, el Código Penal español, hasta su reforma en 2015 lo hacía. Sin embargo, hay una serie de claves que los hacen completamente diferentes.

La trata es un crimen contra la persona y el individuo, mientras que el tráfico de personas es un crimen contra el estado porque envuelve la facilitación de la entrada ilegal en un Estado donde la persona no es nacional ni tiene ningún permiso legal de permanencia”, explica Irina Todorova, especialista en trata de personas para Europa de la Oficina Internacional de Migraciones (OIM).

Otra de las diferencias que separan indudablemente ambos crímenes, está relacionada con la situación del migrante una vez llega a su destino final. En el caso del tráfico, la víctima es libre una vez paga el coste del viaje a su traficante. Sin embargo, en la trata, Irina Todorova explica que hay una cadena de eventos que mantienen a la víctima vinculada al tratante ya que estas son “coaccionadas, sometidas a presión o amenazadas con que algo malo podría ocurrirles a sus familiares si no les obedecen o intentar escapar. De esta forma consiguen mantenerlas bajo control”.

   La deuda contraída por los gastos del viaje o por la adquisición de documentación necesaria, es el medio de control más muy común que utilizan los traficantes. Una supuesta deuda que, en la mayoría de ocasiones, vinculan a las víctimas de forma indefinida, porque el traficante siempre encuentra el modo de prolongarla.

Por último, la característica esencial de la trata de personas se basa en la explotación del individuo, una explotación que puede adoptar diferentes formas: desde la explotación sexual y laboral hasta la servidumbre doméstica, la mendicidad infantil o la extracción de órganos.

 

¿Cuál es el perfil de las víctimas?

La idea general que se tiene de las víctimas suele estar relacionado con un escenario situado en las fronteras y que se desarrolla entorno a los movimientos migratorios. Sin embargo, aunque este podría ser el caso predominante en el ámbito que envuelve el tráfico de personas, no así el de la trata, mucho más complejo.

Al igual que el tráfico, la trata se puede desarrollar en el cruce entre fronteras internacionales, pero también en movimientos dentro de un mismo estado o grupo de Estados, como es el caso de la UE. De hecho, según el último informe de Europol al respecto, la mayoría de victimas de trata registradas, un 71%, eran ciudadanos de la UE.

“De alguna manera, tendemos a pensar que aquellos que vivimos en países desarrollados y en democracia somos conscientes de nuestros derechos y del bienestar que nos rodea y que, por tanto, los reclamaremos”, dice Irina Todorova. Sin embargo, la experta en trata de la OIM señala que hay factor que juega un importante papel en la trata de personas: la desesperanza.

Su experiencia en este ámbito le lleva a afirmar que nadie tiene ninguna garantía de no convertirse en una víctima de trata. “Convertirse en víctima de trata no es una posibilidad que está restringida a ambientes de pobreza y marginales. Sin esperarlo, un día, puede surgir una necesidad urgente que tienes resolver y es en ese momento de desesperación cuando aparece ese “salvador” que te ofrece ayuda” explica. Tomar esa mano es justo el punto de inflexión que puede cambiar una vida sin que la víctima sea consciente de ello.

No obstante, por otro lado, José Antonio Moreno Díaz, abogado y consejero de Inmigración y Asilo del Comité Económico y Social (EESC) de la UE, explica que la mayoría de traficantes buscan personas que sufren exclusión social. “Casualmente, la mayoría de nacionalidades de las víctimas vienen de aquellos países donde, entre los 28 estados miembros de la UE, las cifras de desigualdad social son las más altas. Además, en el caso de Romania, donde los salarios son los más bajos de la UE”. Aparte de este último, según Europol, los principales países de origen de las víctimas dentro de la UE son Bulgaria, los Países Bajos, Hungría y Polonia.

Fuente: informe de la Comisión Europea de Migración y Asuntos Internos.

Por otro lado, la crisis migratoria y de refugiados ha tenido un impacto en el aumento del riesgo que sufren los niños y jóvenes que llegan a nuestras costas por la ruta del Mediterráneo de convertirse en víctimas de trata o explotación. Además, en los últimos meses se han elevado las denuncias sobre el dramático aumento de la aparición de niñas y mujeres nigerianas explotadas sexualmente. Según la OIM, el 80% de aquellas que llegaron por mar en 2016 son proclives a caer en redes de tráfico en Italia o en otros países de la Unión Europea.

Fuente: “Human trafficking through the Central Mediterranean route”, informe de OIM.

La explotación sexual y laboral

Entre todas las actividades criminales que conforman el crimen de la trata de personas, aquellas que predominan a nuestro alrededor están relacionadas con la explotación sexual (con un 67% de víctimas registradas de las cuales el 80% son mujeres) y laboral (21% de casos investigados). La incesante demanda de servicios sexuales y de mano de obra barata son algunas de las principales causas que estarían detrás de esta realidad, tal y como explica José Antonio Moreno: “Mientras siga habiendo clientes en la UE, habrá traficantes”.

José Antonio es de la opinión que la condena del consumidor es parte esencial de la persecución de este crimen. “Cada semana, el cliente sale a buscar esa nueva carne humana que poder disfrutar con impunidad. Así, el consumidor promueve que siga existiendo este mercado diabólico donde la mujer es degrada a un mero objeto físico y estético. Además, la inconsciencia de la sociedad me resulta especialmente dolorosa en España, un país extraordinariamente insensible con el tema de la prostitución. Es vergonzoso recorrer España y ver prostíbulos uno detrás de otro, sabiendo que hay carne humana desde el punto de vista de la trata”.

Por otro lado, también señala que la legalización de la prostitución en algunos países de la UE, como es el caso de los Países Bajos, provoca es un incremento de la demanda. “Si le proveemos un marco legal estamos normalizando una práctica que no es ni debe ser vista como normal. Ninguna víctima decide voluntariamente ser una prostituta, al menos habrá siempre un factor económico social detrás.” No obstante, es quizás la regularización de la prostitución la que ha permitido monitorizar mejor el crimen y conocer con más precisión el número de víctimas. Ello explicaría porque este país tan pequeño está entre los cinco estados miembros con más nacionales víctimas de trata.

En cuando a la explotación laboral, Amy Weatherburn señala que una forma de luchar contra este tipo de esclavitud moderna es con un consumo responsable y consciente, a través de la compra de productos que han sido producidos sin ningún tipo de explotación durante su fabricación.  “A menudo queremos comprar comida y productos baratos y pensamos que tenemos derecho a ello ya que es parte del mundo globalizado y capitalista en el que vivimos. Sin embargo, tenemos que recordar que para que las empresas puedan vender sus productos a bajo precio, tendrán que reducir costes en algún punto de la producción y normalmente la presión recae sobre los trabajadores”.

 

Pasa el mensaje

En ambos casos de explotación, el Comité Económico y Social de la UE en diferentes dictámenes ha enfatizado que la estrategia de erradicación de la trata no puede ser realmente efectiva sin un plan de asistencia inicial y de tratamiento de las víctimas por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad de los Estados.

“Echo de menos por ejemplo cuando se desactivan redes de trata con fines de explotación sexual, la falta de elementos de formación y sensibilización en los cuerpos y fuerzas de seguridad. A veces, entran en un prostíbulo y arrestan a las prostitutas, muchas de ellas en situación irregular y que son víctimas de trata. El Protocolo de Palermo establece un período de reflexión. Se les debe proporcionar [a las víctimas] protección y se les debe permitir decidir si colaboran para intentar perseguir penalmente a los responsables de la red”, explica José Antonio Moreno en cuanto a la explotación sexual.

Por otro lado, sobre la explotación laboral, Irina Todorova explica que “a menudo las legislaciones nacionales no otorgan a los inspectores laborales el poder para acceder a los lugares de trabajo e interrumpir lo que allí está ocurriendo. En su lugar, tienen que pedir una autorización, la cual puede tardar entre 48 y 76 horas, tiempo suficiente para que la organización criminal desmantele su operación y desaparezca”. Por ello, reclama que los inspectores laborales tengan también poderes de investigación que les permitan documentar el caso inmediatamente y tomar las medidas necesarias para rescatar a las personas al momento, al mismo tiempo que trabajan en colaboración con la policía.

En ambos casos, esa falta de formación y cualificación de los inspectores de trabajo o de formación y sensibilización en la policía, en algunos casos, es lo que, añaden, desalienta a las víctimas a la hora de denunciar su caso y pedir ayuda. “Las víctimas normalmente tienen miedo de ser arrestadas o deportadas, porque es también la amenaza que sus traficantes han lanzado sobre ellas. Además, desde su punto de vista, nadie va a ayudarlas porque fue su decisión estar allí. Ellas son las culpables y, por lo tanto, normalmente, no van a confiar en la policía”, explica Irina Todorova.

Por ello, es muy importante la colaboración de la policía con la sociedad civil. Organizaciones como la OIM cuentan con expertos en este ámbito y sirven de apoyo para identificar a las víctimas. De hecho, la identificación es el primer paso y, quizás el más importante, para cualquier tipo de asistencia posterior. Además, Irina Todorova cuenta como su experiencia le ha demostrado como una vez que consiguen ayudar desde una persona hasta un grupo ellos hablan unos con otros. “Las víctimas encuentran la forma de pasar el mensaje: `No tengas miedo, llama y pide ayuda, ellos te ayudarán´”.

Por último, Irina recuerda la responsabilidad colectiva que todos tenemos. “Una sociedad informada, con los ojos abiertos es de vital importancia para detectar este crimen. Hay formas de explotación, como la servidumbre doméstica que, a veces, solo un vecino atento puede percibir. Cuando no eres consciente, cuando mantienes los ojos cerrados, no puedes ver detalles sospechosos que alertan de que la trata de seres humanos está ocurriendo a tu alrededor”, dice Irina Todorova.

 

Fuente: informe de la Comisión Europea de Migración y Asuntos Internos.

Cooperación entre países

La trata de seres humanos en la UE está muy relacionada con el cruce de fronteras, tanto internas como externas. De este a oeste, de sur a norte. La mayoría de las víctimas son captadas en su casa, por sus propios nacionales, generalmente por alguien que, de hecho, conocen, por lo que confían en él y se embarcan con la esperanza de aquella promesa que nunca encuentran una vez llegan a su destino.

Debido a ello, la colaboración entre los Estados Miembros es muy importante a la hora de controlar la trata: “Las redes criminales son mucho más cautelosas de actuar entre aquellos países donde la colaboración en materia de seguridad y de identificación es más fuerte. Sin embargo, allí donde la colaboración es escasa, las organizaciones lo aprovechan”, denuncia Irina Todorova de OIM.

Sally Beeckman, es asesora legal de PAG-ASA, una ONG belga centrada en proveer ayuda humanitaria a las víctimas de trata. En su labor, Sally Beeckman también ha identificado que esta falta de colaboración entre los estados hace imposible en algunas ocasiones ningún tipo de asistencia a las víctimas.  “A veces nos encontramos con víctimas que han sido tratadas en otros lugares, como Italia. En ese caso, como el crimen no ha tenido lugar en Bélgica, no podemos hacer nada para perseguir o denunciar su caso. No podemos ayudarles más allá de reorientarles o tratar de ponerles en contacto con el sistema y otras organizaciones que existen en Italia”, explica.

Sin embargo, Sally Beeckman añade que la mayoría de las víctimas no quiere volver al país donde han sido explotadas porque tienen miedo y muy malos recuerdos. “El sistema ideal sería aquel que nos permitiese ayudar y asistir aquí en Bélgica a cualquier víctima, aunque hayan sido traficadas en Italia”.

Elena Valenciano, europarlamentaria socialista y miembro del Comité de Derechos Humanos, explica que tanto el Parlamento Europeo como la Comisión llevan años trabajando por reforzar la colaboración entre los países de la UE, sin embargo un apoyo mayor por parte de cada uno de ellos es todavía muy necesario. “La UE no puede llevar a cabo su tarea si los estados no la apoyan. Necesitamos mayor presión por parte de los parlamentos nacionales donde todavía la trata de seres humanos no está en la agenda política de los gobiernos.

 

¿Cuál es la responsabilidad de Europa y los europeos?

La trata de seres humanos es una realidad que ocurre y está ocurriendo dentro de nuestras fronteras y que afecta tanto a ciudadanos europeos como no europeos, que destroza la vida de sus víctimas y secuestra sus esperanzas en un futuro mejor.

“La UE no puede pretender ir por el mundo dando lecciones de Derechos Humanos, respeto a las minorías y la importancia de la democracia y tener dentro de sus fronteras una situación de esclavitud para millones de personas. No es una actitud consecuente y, peor aún, es contraria a todos los valores de la UE. Es intolerable mantener en esta situación tan terrible a seres humanos”, denuncia Elena Valenciano.

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