El equipo infantil de Zarzuela del Pilar (Segovia), se proclamó el pasado fin de semana campeón autonómico de fútbol sala de los Juegos Escolares del Castilla y León. Un campeonato que no sería noticia de no ser por un pequeño matiz, Marta Escribano.

El conjunto segoviano había ganado con autoridad la fase provincial, clasificándose para la fase autonómica. Ahí se enfrentó a representantes de Valladolid (10-0) y de León (11-0). Fue tras la segunda victoria cuando saltó el polvorín. El equipo leonés protestó y quiso recurrir el encuentro por alineación indebida de Marta. Tras una intensa batalla de recursos, el equipo leonés, Nuestra Señora del Carmen, acabó retirando la queja. Zarzuela del Pilar pudo pasar a la finalísima con una condición: Marta debía ver el partido desde la grada.  

Los segovianos derrotaron por un abultado 11- 2 al IES Vadinia (de Cistierna, León) y se proclamaron vencedores del torneo. A Marta no le dejaron recoger el trofeo con sus compañeros, aunque estos se lo llevaron a la grada. Era su particular manera de dedicarle el campeonato.

Sin duda estamos en un país cargado de contrastes, el Artículo 14 de la Constitución dice “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Así deben entenderlo en Segovia dónde sí permiten equipos “mixtos”, de este modo si una niña como Marta, quiere jugar al fútbol, no debe esperar a que haya más niñas con su pasión para formar un equipo. Sin embargo, la normativa de Castilla León impide que esto ocurra. Por esto Marta no pudo jugar la Final ni recoger su medalla. O cambia la normativa o Marta cambia de deporte. Lo coherente sería cambiar la norma, pero no siempre a la hora de hacer leyes impera el menor común de los sentidos, aunque tal vez debería.

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