Foto: Cristina Bejarano

Hace unos años (muchos) me propusieron entrevistar para la revista Rolling Stone a un dúo de chicas que cantaban. Se llamaban Ella Baila Sola. Tuve que escuchar el disco antes de  sentarme con ella, claro.  No me gustó mucho. Yo ni siquiera sabía que habían vendido… ¡tres millones de copias!  Para mí era todo demasiado melódico, fácil, comercial. Pero un buen periodista no se deja llevar por su criterio a la hora de entrevistar y prefiere ser lo más imparcial posible. Yo  no  quise ir a aquella entrevista con ideas preconcebidas.

Las dos chicas eran muy jóvenes y escandalosamente guapas. No me parecieron nada tontas, y lo digo porque he entrevistado a perfectas imbéciles. Sin ir más lejos, una famosa cantante patria me dijo en su día que ella no se veía componiendo sus propias canciones “¡porque no era protestante!” Textual. La revista en cuestión no quiso publicar el texto íntegro de la entrevista y eliminó esa respuesta. Supongo que el hecho de que en aquel momento la compañía que publicaba los discos de la cantante hubiera pagado un anuncio a toda página tuvo que ver.

Las dos chicas, repito, parecían muy listas. Pero también eran muy jóvenes. Quizá tuvieran 22 años. Y a los 22 años caer en una industria tan machista y tan despiadada como lo era la industria discográfica entonces no debe ser nada fácil. Marilia me ha contado anécdotas de todo tipo. De cómo ellas tenían que luchar contra viento y marea para que los vídeos no se centraran en “qué buenas están estas dos chicas” y más en las canciones.

El dúo se disolvió y pasaron trece años.  Marilia hizo muchas cosas entre tanto.  Había ganado mucho dinero, tenía una casa increíble. La vendió, se fue a vivir a un piso más modesto. Viajó, conoció gente, hizo cursos.   Recibió todo tipo de ofertas para volver a sacar un disco. Pero por supuesto cada compañía que le llamaba tenía una sola idea en mente: repetir la fórmula de Ella Baila Sola. Chica muy guapa, canciones pegadizas, muy emocionales, muy femeninas.

El problema es que Marilia era más mayor. No era capaz ni de escribir ni de sentir lo que había compuesto con dieciocho, veinte, veintidós años. Tampoco se veía capaz de transigir en cosas en las que había transigido antaño. Antaño estaba en un dúo.  Las decisiones se tomaban entre dos, a veces había que ceder.

De hecho, hace 13 años le llegaban  contratos con los que podía ponerme a grabar inmediatamente, pero Marialia  no sentía que era ella la que estaba tomando decisiones.  Eligió decir no para poderse decir sí a sí misma.

Trece años después de disuelto el dúo, Marilia decidió sacar nuevo disco. Autofinanciado y autoproducido por Marilia. Ella ha estado desde el primer momento decidiendo qué quería hacer, cómo quería hacerlo y con quién. Porque ansiaba la libertad creativa total de la que no dispuso en los tiempos de Ella Baila Sola. Y no es que en Ella Baila Sola Marilia fuera una marioneta (cualquiera que la conozca tendrá claro que no es nada fácil convencer a Marilia de que haga algo que no quiera que haga). Simplemente, entonces había que consensuar todo: con su compañera, con el manager, con la discográfica. Muchas decisiones quedaban fuera de su control.

Pese a que la etapa que vivió con Ella Baila Sola fue muy bonita y a Marilia  siempre estará agradecida por el cariño y la atención que tuvo  el grupo, la etapa quedaba atrás y Marilia no quería revivirla.

Y así fue cómo alguien como ella, que conoció el éxito de masas,  que dijo después no a ofertas de todo tipo, con muchos ceros en el cheque, decidió emprender una ruta tan artesanal, tan meditada, tan humilde, tan reposada.  Pero cuando una escucha el disco se da cuenta de que  Marilia no tenía otra opción:

En un mundo en el que parece más fuerte quien no duda, ser diferente pasa factura. Quieren que sea una más, que sólo quiera gustar.  Y desde luego en el panorama discográfico español, Marilia es algo muy muy diferente.

Ahora  Marilia autogestiona, autofinancia y autoproduce. Ahora mismo Marilia es artista, compañía y manager…

Marilia en directo puede gustar mucho a personas a las que no les gustaba Ella Baila Sola. A mí por ejemplo. Y le va a encantar a personas a las que sí les gustaba mucho el grupo. Es la misma Marilia, la misma voz, la misma habilidad  a la hora de hacer letras que llegan, que conmuven, que convencen , pero mucho más fuerte, más asertiva, más segura de sí misma, más feminista ( no sé si ella estaría de acuerdo, pero yo lo percibo así) y desde luego más guapa.

Sobre el escenario Marilia tiene una belleza impactante, que nace del interior y se refleja en el exterior. No es solo que tenga un cuerpo increíble, una estructura ósea perfecta y una sonrisa de cine, es que tiene una gestualidad, una garra, una fuerza, un talento interpretativo y  una capacidad de comunicar asombrosa.

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