Hace unas semanas hablaba de una película española No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas que se parece sospechosamente a esta película.

En ambas, las protagonistas tienen el pelo corto, en ambas conducen unos coches muy monos y muy pintones, en ambas visten muy cuqui hípster y con ropa de marca, en ambas son inmaduras y neuróticas, en ambas viven de sus padres en unos casoplones de infartos. En uno de los casos en la casa heredada de su abuela, en esta película en la mansión familiar. En ambas creo que las protagonistas viven una vida que poco tiene que ver con la vida real de la mayor parte de la juventud española.

En fin, nuestra protagonista vive en una casa inmensa en La Coruña, con su padre, aunque hace tiempo que cumplió los treinta años. (De hecho, acabo de mirar la nota de prensa y tiene treinta y cinco)  En cualquier otro país europeo empezar así una película ya nos estaría diciendo que la protagonista tiene un trastorno de la personalidad por  dependencia (clúster B si no recuerdo mal). Pero una de las cosas que nos enseñan en la asignatura de psicología social es que no hay que hacer diagnósticos apresurados sin tener en cuenta antes las características especiales de la sociedad en la que viva el sujeto a diagnosticar. Una mujer marroquí no vive la misma vida que una noruega. Pues bien, esta chica no deja de ser exageradamente dependiente e inmadura pero es que española, y aquí vemos como normal que una mujer de treinta y cinco años viva con su padre aunque ya tenga un trabajo que le da para comprarse modelitos monos, coche pintón,  para cenar con los amigos en restaurantes de moda y para pagarse masajitos new age.

A partir de esa premisa, sinceramente los problemas de esta chica me dan un poco igual, No puedo sentirme identificada con sus niñerías. Ni con cómo describe la película el sector editorial, sector en el que he trabajado muchos años, como autora y como editora, y que nada tiene que ver con lo que en la película se cuenta. No me identifico con su vida, ni con su familia ni con sus amigas pijas, ni con su vida de diseño. No entiendo una palabra de lo que le pasa. Y básicamente me aburro.

Es una pena porque la película partía de una premisa muy buena. Qué siente esta chica que se ha dedicado a cuidar a su padre y que se ha convertido básicamente en su esposa (la que le cuida la casa, la que se ocupa de su comida, de sus horarios, de sus medicinas) cuando su padre anuncia su matrimonio con otra mujer. Pero al final todo transcurre tan lento y tan inane que me voy perdiendo en otras divagaciones, como por ejemplo, que si cuando salga de la proyección me dará tiempo a pasarme por la frutería o la habrán cerrado ya. 

¿Es todo horrible en esta película? No. La actriz protagonista,  Bárbara Lennie,  es una maravilla. Tiene una expresividad increíble, unos ojos que se comen la pantalla y una voz preciosa.  El resto de los actores son bastante solventes.  Y así nos encontramos a un magnifico José Ángel Egido con una  excelente interpretación coral de Vito Sanz y Pablo Derqui . Y está Julián Villagrán, que es un hombre por el que siento verdadera devoción.

La factura y la realización son impecables. Al fin y al cabo la directora viene de la ESCAC, y ya se nota. Pero se nota para lo bueno y para lo malo. La ESCAC es una escuela de cine en la que se aprende mucho, pero increíblemente cara. Allí van los hijos de las mejores familias de Cataluña. Supongo que la directora habrá llevado una vida así. Una vida en la que a los treinta y cinco años no te tienes que preocupar ni por facturas de la luz ni del agua y en la que no solo puedes cocinar pato a la naranja para cenar una noche cualquiera, sino incluso tirarlo si te apetece. Una vida de pija neo hípster en la que todas tus preocupaciones son encontrar el amor y tu lugar en la vida a los los treinta y cinco años. Pero es que Viana, la última heroína de Disney,  está buscando su destino y su lugar en la vida a los catorce. El lugar en la vida y la propia identidad deberían buscarse en la adolescencia, no a mitad de la treintena. 

¿Qué está pasando? ¿Por qué en esta época se le está haciendo más difícil a las personas superar la etapa de la adolescencia? Pues hay varios elementos que podrían estar alimentando esta moda de adolescentes eternos. Uno de los primeros acusados es la economía.Mucha gente no se va de casa de sus padres sencillamente porque no puede hacerlo. Pero no es el caso de María que, como ya he dicho, parece que qué bien se lo gana y qué bien se lo gasta. Otros señalan al mundo del entretenimiento y la cultura pop como los culpables del retraso de la madurez. Mientras que los héroes de las películas del pasado se esforzaban por tomar decisiones morales y hacer lo correcto, hoy en día las películas y las series televisivas glorifican el estilo de vida irresponsable y desequilibrado.  Puede ser.

 No sé, es posible que haya quien vea esta película y se sienta identificado. Que haya muchas treintañeras con esos problemas. Yo repaso mi lista de amigas y conocidas  treintañeras y es cierto que muchas viven con sus padres de forma que quizá entiendan a la protagonista de esta peli. Vale. Pero una cosa queda clara. La protagonista de esta película no es feliz teniéndolo todo para serlo. Y no lo es porque no le da la gana serlo. Porque tiene el par de ovarios de aprender a vivir por sí misma de una puta vez.  De alquilarse un piso y tomar sus propias decisiones, y empezar a dejar de pensar tanto en los demás para pensar más en sí misma. Y acaba siendo digna de lástima y sobre todo, acaba por inspirar algo que es mucho más triste que la pena: aburrimiento. 

1 COMENTARIO

  1. Me encanta esta actriz, es una de las grandes que me gustaría ver más a menudo en las pantallas! estoy deseando de ver ya su próxima peli Contratiempo

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