Manuel Ruiz de Quevedo Cuevas

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“Su memoria así será venerada por las generaciones venideras y el nombre de Ruiz de Quevedo figurará siempre entre los más preclaros de la historia contemporánea y de la educación patria” – Gaceta de Instrucción Pública. 7 de abril de 1898

Y es de justicia que 120 años después de su muerte, producida el sábado 2 de abril de 1898, que las generaciones que hoy disfrutamos del fruto de su trabajo le dediquemos un homenaje, firmado humildemente por una mujer, desde el agradecimiento de a las que tanto esfuerzo dedico en pro de su educación. A la vez de recordar instituciones menos conocida como fueron “El Círculo filosófico y literario de Madrid” y “La Asociación para la Enseñanza de la Mujer” y de las que Manuel fue pieza clave en su construcción.

Y es injusta la brevedad de este artículo, pero espero sirva para abrir el hambre de la curiosidad y está sea saciada mediante investigación y lectura.

  1. MANUEL RUIZ DE QUEVEDO. Nació en Santander en 1817. Abogado y pedagogo

Cursó Derecho en la Universidad de Madrid y comenzó muy pronto a ejercer la abogacía, ocupando el nº 7 en la lista del colegio.

Pronto también empezó a participar en política afiliándose al Partido Progresista. En 1862 fue Presidente del

Círculo Filosófico y Literario de Madrid: Sus actividades se desarrollaron durante una década, hasta 1871. Según sus estatutos “el Círculo tiene por objeto promover los estudios filosóficos y literarios. Divide sus trabajos: 1.- en exposiciones escritas de obras filosóficas y literarias y 2.- En discusiones verbales sobre estas exposiciones o sobre temas que se designen”

Contaba con dos clases de socios: numerarios y corresponsales. Para ser admitido, los socios numerarios debían de realizar una exposición y juicio de una obra, la cual donaría a la biblioteca del Círculo.

Los socios corresponsales debían presentar algún trabajo suyo, donando igualmente, una copia del mismo a la biblioteca.

Al círculo pertenecieron, entre otros, Nicolás Salmerón, Fernando de Castro, Canalejas….el lugar donde nacionalistas y católicos debatían en fraternidad. El Círculo fue el núcleo generador de la Institución Libre de Enseñanza.

  1. Manuel escribió en El Espectador y en el Eco del Comercio; profesor de derecho natural en el Colegio Internacional, junto a Salmerón, Moret, Giner de los Ríos, Fernández Jiménez…; subsecretario del Ministerio de Gracia y Justicia (1873);

Desde 1874, dirige la Escuela de Institutrices, al fallecer Fernando de Castro. Igualmente le sucede en la Presidencia de la Asociación para la enseña de la mujer, labor a la que se consagró hasta su muerte. Bajo su dirección consiguió contar con sede propia en la calle San Mateo.

La Asociación para la Enseñanza de la Mujer, Este proyecto educativo fue fundada por D. Fernando de Castro en 1870, por Fernando de Castro, con el fin de elevar y ennoblecer a la mujer española mediante la educación e instrucción. En ella distinguidos catedráticos de la Universidad impartían clase sin remuneración alguna.

La Asociación agrupó a diversas escuelas para mujeres que tuvieron un papel importante en el progreso social de la mujer en España, en especial la mejora de su educación y formación laboral.

Su creación fue posible gracias a las aportaciones de económicas de 80 socios, entre los que se encontraban Pi Margall, Barbieri, Concepción Arenal, el Duque de Veragua.

En próximas entregas iremos desgranando la historia, trabajos y contenido de esta Asociación.

Fue en la casa de D. Manuel donde se celebraron las reuniones en las que se discutió y establecieron las basas de la Institución Libre de Enseñanza, siendo uno de los fundadores de la misma. Como abogado redacto los estatutos de la Institución

Manuel falleció el 2 de abril de 1898. Su entierro se efectuó el lunes 4 de abril en el cementerio Civil, reposa en el cuartel 1, manzana 8, letra A.

“Hoy ha recibido cristiana sepultura el cadáver de D. Manuel Ruiz de Quevedo, entusiasta continuador de la obra comenzada por D. Fernando de Castro, al crear la Asociación para la enseñanza de la mujer. En su difícil y espinoso cargo ha sabido conllevar con espíritu de exquisita rectitud, sin desmayos ni vacilaciones, el fin que la Asociación persigue y las dificultades con que en estos últimos tiempos ha tenido que luchar dicho instituto. Honrado de todo espíritu recto, venerable por la edad y por sus virtudes cívicas, Ruiz de Quevedo desaparece de entre nosotros, llevándose a la tierra un nombre inmaculado y dejando sobre ella un recuerdo indeleble. Sean estas líneas atributo rendido a su memoria y a los valiosos y leales servicios que prestó a su Patria” – El Día, 4 de abril de 1898

Habrá quien no entienda porque a este laico se le dispensó”Cristiana sepultura”, habiendo elegido además el cementerio civil para su último destino. D. Manuel ¡todo un Libre Pensador!, ¡semilla fructífera del Jardín de la Libertad: el cementerio Civil de Madrid!.

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