Kamikaze

De pie, como toda la tarde, Luis Carlos limpia la barra con un trapo que, si lo dejara estirado, es muy posible que se tuviera en pie. Acaba de rellenar las neveras, bajo el mostrador, para que mañana haya bebida fresca a primera hora. El bar, vacío, si no fuera por Ramiro, ese vecino pelma que toma Sol y Sombra en vasos de tubo (sin hielo, que lo agua) y que pasa más tiempo sentado en la esquina de la barra, junto a las tragaperras, dando conferencias magistrales a quién quiera escucharle, que en su casa. Luis Carlos espera a que apure el quinto vaso de Terry con Anís del Mono de la tarde-noche, para decirle que ya no hay más, y que se vaya a casa.

Le duelen los pies, está cansado, harto y de mala leche. Hace dos horas que debiera estar con la Jeny, pero allí sigue, al pie del cañón, aguantando teorías baratas y comentarios sin sentido de un tipo que habla con la tele y tiene en el estómago casi tres cuartos de litro de coñac y otro tanto de anís y ni siquiera se tambalea. Hoy, como ayer, y anteayer, y el viernes anterior o casi cualquier fin de semana de los últimos cuatro meses, Luis Carlos le regala a su jefe tres horitas de trabajo por la cara. Y lo que más le jode es que ni siquiera se lo agradece. Tiene un contrato de cuatro horas. Desde las cinco, hasta las nueve de la noche. Cuatrocientos treinta y seis euros de nómina, de los que apenas recibe los cuatrocientos limpios. Ningún día cierra a las nueve. Y los jueves, fines de semana y vísperas de festivo, le dan las doce bajando la persiana metálica. Ni un euro más a final de mes. Ni una palmada. Ni un sólo agradecimiento. Y ni siquiera le piden las cosas por favor. Le dicen, “hoy, hasta que se vaya el último, que hay mucha faena”.

La Jeny le dice que lo deje y se busque otra cosa. Pero es que la Jeny no tiene a su padre en paro, ni a su madre fregando escaleras de siete y media de la mañana a tres de la tarde por trescientos cincuenta euros limpios al mes, ni dos hermanos pequeños que aún van al instituto y que comen como limas. Y además, de los trabajos de camarero que ha tenido, cinco en los últimos cuatro años, este es dónde mejor le tratan. Al menos el jefe no está todo el día encima de él dándole el tostón. Aquí Román le deja hacer y no se mete, mientras los clientes estén servidos y no protesten.

Debería haberse ido con su hermana y su novio a Londres. Pero claro, ellos tienen estudios y medio dominan el Inglés. Él, sin embargo, dejó la escuela con dieciséis años para irse a trabajar de encofrador. No tenía ni idea. Pero en tres meses, estaba cobrando cuatro mil euros. Mala suerte que Zapatero fuera un bobo y dilapidara todo aquel chollo. En año y medio se le acabo el currelo. Luego dos en el paro, hasta que decidió coger el primer trabajo para servir cañas. No es que su hermana y su cuñado trabajen en la City de lo que han estudiado. Pero al menos en el McDonald’s de Londres, les respetan los turnos para que trabajen juntos y les pagan seiscientos euros a cada uno por media jornada de trabajo. Y el horario es el horario, no como aquí que sabes cuando entras pero no cuando sales.

Por fin, Ramiro ha dejado seco el vaso. No ha hecho falta que Luis Carlos le diga que no hay más. Se ha bajado del taburete, ha puesto esas dos columnas jónicas que tiene por piernas encima del terrazo, y se ha echado a la calle. Ni una sola ese. Ni un solo tambaleo. ¡Joderrr, este tío es una puta esponja! – se dice Luis Carlos-

Ha acabado de recoger el último vaso y está limpiando el rincón del Sol y Sombra, cuando suena el teléfono. Es Román, su Jefe. Mañana hay elecciones, pero Luis Carlos tendrá que ir a votar antes de las cinco, o no irá. Le ha dicho su Jefe que por la tarde hay mucha faena y que no puede dejar el bar ni un minuto. Luis Carlos, se ha rebotado aún más de lo que ya estaba. Y aunque no pensaba ir a votar, (siempre ha pasado de esas memeces. ¡Todos son iguales!), mañana por la mañana, en plan rebeldía, acudirá a votar. Votaré por Partido Popular –piensa en voz alta-. Es el único al que le interesa España y les pone las pilas a esos asquerosos catalanes. Y si echan a los putos moros y a los panchitos de este país, acabará habiendo trabajo para todos y sueldos de verdad. ¡Cómo cuando era encofrador!

 


 

Mal menor, engaño para tontos

Andaban la semana pasada los #Vertimedios, #Prensatrol o prensa del régimen, jurando en hebreo porque Mélenchon no quiso decirle a sus votantes que cedieran el voto al muy derechista Macron, frente a la muy, muy derechista Le Pen. Una fascista declarada, frente a un acólito del hijoputismo disfrazado de centrista.

Algún respetable de la prensa, como Rosa María Artal, decía en su artículo “Fascismo, no, nunca, bajo ninguna excusa” que cuanto mejor, peor, no es ninguna regla lógica y que no debiéramos olvidar lo que el fascismo le hizo a Europa en la primera mitad del siglo XX. Y que, por tanto, era mejor votar a Macron como mal menor.

Lo que pasa es que estoy un poco harto de los males menores. Esto del «mal menor» se lo llevo oyendo a CCOO en mi empresa desde hace más de veinte años. Ese puñetero «mal menor» nos fue recortando derechos, convenio, tras convenio, hasta llegar a la situación actual en la que si me rompo una pierna y tengo que estar de baja dos semanas, me descuentan 240 euros de mi nómina o que si el médico de empresa, lo cree conveniente, tenga que volver a trabajar, independientemente de lo que diga el especialista o mi médico de familia.

Desde que la Tatcher y el mal actor y peor persona, Reagan, empezaron con esto del hijoputismo, que han venido suavizando con el nombre de liberalismo, todo ha ido de mal en peor. Y elección, tras elección, hemos venido votando al «mal menor». Los datos hablan solos. En Francia en 1974, los fascistas tenían 190.921 votos. El domingo obtuvieron 11.000.000. En España, en 1979, la CD de Fraga tenía un 6,5% de los votos. En 2016, a la baja y tras la ruptura del bipartidismo, el 33%. Ese «mal menor» ha llevado al peligroso pocero de New York a la Casa Blanca y sacó al RU de la U.E. Ese «mal menor» nos ha dejado sin fondos de pensiones, sin derechos laborales y sin defensa judicial de los mismos. Ha destruido el empleo estable para crear esclavos que trabajan por una cuarta parte del salario de lo que cobraban antes de aquello que llamaron crisis y que ha sido la mayor estafa de la humanidad. Han desviado los recursos públicos de la sanidad y la educación hacia empresas privadas, muchas de ellas creadas para la ocasión, con los que han llenado sus cuentas corrientes en Suiza o los han desviado a corporaciones Off-Shore en Panamá u otros paraísos fiscales. Son siempre el «mal menor». Y nos amenazan y atemorizan con el caos que traerá si cambiamos el modelo. Es como cuando un cura pederasta te amenaza con el infierno si no te dejas tocar.

El «mal menor» nos ha traído siervos, como los de cocina que esta semana pasada fueron «trending topic» en las redes sociales porque un cocinero, de esos que ahora se llaman restauradores y tienen estrellas Michelin, y que te ponen una tortilla de patata en migajas en un molde de acero con dos gotas de aceite manchado con perejil y cuatro pétalos de flor, y te cobran 60 €, haya hecho público que tiene un montón de chavales trabajando por la cara en su restaurante. Para intentar calmar los ánimos, ese gran pozo de sabiduría que, en un concurso de la tele, para dejar mal al concursante, atribuyó la ensalada César al gusto de un emperador romano (cuando hasta el más tonto sabe que la inventó un cocinero italiano afincado en Tijuana), argumentó que los chavales eran becarios y que estaban aprendiendo. (Un becario, no trabaja 12 horas. Un becario aprende, no hace el trabajo de un pinche y hay que pagarle según ley). En tromba salieron otros tantos cantamañanas de la lechuga rizada, a apoyar al explotador y hasta el mismo capo de los tratantes metidos a empresarios, quiso apoyar al cocinero lerdo argumentando que el trabajo fijo es viejuno, obsoleto y prescindible.

Como vemos, ya no se conforman con el despido libre. Ni con tener personas en régimen de caridad y servilismo. Ahora van a por la vuelta a la esclavitud. Dice el capo Rosell, que el trabajo fijo es cosa del siglo XIX. Y los tontos compran. Ahora vamos a descubrir que la esclavitud es la modernidad. Que trabajar de sol a sol por la comida, nunca ha sucedido y es el futuro. Y que el amo y el siervo son cosas de los cuentos.

Si seguimos con los «males menores», no tardaremos mucho trabajar por lo que quieran darnos. Sin condiciones laborales y sin seguro médico, como ya ha tramitado por ley el del pelo ralo en USA, que ha dejado sin cobertura sanitaria (lo que se ahorre, lo dedicará a saldar la rebaja de impuestos a los empresarios) a millones de personas sin recursos y a todos aquellos enfermos crónicos, ya que las aseguradoras podrán rechazarlos o cobrarles primas imposibles de pagar.

Los servicios públicos, la sanidad y la educación son como la pólvora del rey, que la plebe no les da importancia porque piensan que son gratis. Pero son nuestros y los pagamos nosotros. Los «males menores» no dan solución sino que vienen a llenar sus carteras y las de sus amigos y da igual si se es medio facha, facha completo o facha y medio, porque todos provocan muertes. Unos en alambradas y campos de concentración dónde gasean al inconveniente y otros a base de pobreza y de inhumanidad. Las ancianas que han muerto por un incendio provocado por haberles cortado el suministro eléctrico, los pacientes de Hepatitis C, a los que no les llegó la medicina porque era cara, los enfermos que no llegan a la operación por unas listas de espera imposibles de aguantar con una enfermedad grave, o los 75 seres humanos del Yak-42, no han muerto en campos de concentración nazis, sino a consecuencia de las políticas de latrocinio aplicadas por los «males menores».

Sigamos así, ya les queda poco a los fascistas para ganar, de nuevo, elecciones (como en los años 30 del pasado siglo). Sigamos así y volveremos de nuevo a las cadenas y a la venta de seres humanos. Porque lo moderno, es no pagar a los trabajadores. Lo moderno es malvivir en infraviviendas y aguardar a que un golpe de suerte te convierta en explotador. Lo moderno, es dejar que los zorros se coman las gallinas para evitar que lo hagan las comadrejas.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

6 COMENTARIOS

  1. Sabes Jesús, como tu piensa mucha gente, lo jodido es que… no sabemos expresarnos, no sabemos sintetizar y expresar ese pensamiento, no sabemos sacar conclusiones, y sobre todo… no sabemos dar alternativas.
    El modelo político, ¿Democracia? Partidos que necesitan votos de los ciudadanos para sentirse legitimados esta caducado, si no ha entrado ya en el proceso de pudrición. Es más de lo mismo. La democracia, debería de ser una transición para salir de los sistemas paternalistas que antaño nos gobernaron, para encaminarnos hacia un sistema de gobierno mucho mejor.
    Pero a ningún político se le ocurre gobernar con la idea de devolverle al ciudadano lo que legítimamente es suyo. Asegurándole en el presente y para el futuro, la Libertad, Educación de calidad y gratuita y la Atención Sanitaria para todos. Al contrario, se van limando estos derechos mínimos, con las consecuencias que tus expresas muy visceralmente, en las opiniones de tus artículos.
    Mientras la sociedad requiera de alguien que lo gobierne, estaremos en la misma mierda.
    Cuál es la alternativa?
    Esta pregunta es la que debiera estar en la cabeza de todos los políticos que dicen querer ayudar, ya sean de lo que denominamos izquierda o derecha. La misión, su misión, debería de ser eliminar del futuro político a todo posible salvapatrias. Gobernar hoy, cimentando todo tipo de logro social y evolucionando la política del mañana. De que vale que en 50 años el avance tecnológico de la sociedad sea tan increíble, si social y políticamente, no es que estemos estancados, es que estamos retrocediendo.
    Hay que ir sembrando las semillas, de la forma de gobierno, por el que nos tendremos que regir mañana.
    Me encanta leer tus opiniones o tus historias, como tú las llamas, en ellas sabes cómo llegar al lector para que en cada línea, en cada párrafo, identifique una realidad que tú ya has visto antes de empezar a redactarla.
    Tienes alguna propuesta aceptable para el futuro?

  2. Gracias amigo? por las flores.
    Propuestas. Es simple. Hoy por hoy existen vias para una democracia casi directa. Limitación de mandatos a 8 años. Imposibilidad de trabajar después en empresas que hayan contratado o tengan relación con las que contratan con la administración. Consultas directas para temas que atañen a toda la población como políticas económicas o relaciones internacinales. Exposicíón fiel del patrimonio que uno tiene antes de entrar en política y el resultado de después. Políticas sociales. Servicios Públicos, educación Pública (fuera conciertos, quién quiera colegio privado, que se lo pague). Sanidad pública y gestión pública de la misma. Renta mínima. Imposibilidad de contratar con la administración si has pagado mordidas. También si donas a un partido político. Igualmente si debes a la SS o a Hacienda. (Que la SS por ejemplo, no pueda hacer como ahora que si una empresa tiene aplazados pagos, certifica como si no debiera nada).
    En fin, hay muchas medidas posibles. Sobre todo aquellas basadas en la justicia social y en la igualdad de oportunidades.
    Salud, república y más escuelas

  3. les aterrorizan conque viene lepen (que no es ni mas ni menos que el pp de los gabachos) y así les colocan al macron (que no es ni mas ni menos quel cuñado riverita) y el resultado es que a los gabachos les seguiran dando por el trasero y por extension a todos los europeos sobre todo a los del sur.
    el problema es que europa se ha convertido en un territorio de narcotizados por los medios de desinformacion que mienten como bellacos a las ordenes de sus propietarios y han convertido a los europeos en unos castrados quimicos tanto fisicamente como intelectualmente y asi nos las tragamos toicas, nos tragamos hasta que españa se haya convertido en la cueva de ali babá y seamos gobernados por una banda de saqueadores.
    eunucos, somos unos eunucos.

    • Europa se ha convertido en la Europa de la insolidaridad y los mercaderes. Los Alemanes, insolidarios y siempre suyos, creen que la Europa del Sur, es vaga y que no trabaja. Además les conviene que el sol venga acompañado de gentes que les sirvan. Cuanto más pobres, más súbditos.
      Lo pero viene de nuestros conciudadanos que se creen libres de estas políticas de pobreza y falta de libertad. Hasta que les toque. Entonces será tarde.
      La insolidaridad y el egoísmo es lo que lleva a ese hijoputismo. Se están cambiando los cimientos de la moral y de lo que debe ser básico para vivir en paz y armonía y tarde o temprano, eso explotará.
      Salud

  4. Había que sacar este asunto de «el mar menor». Cuántos años hemos estado usando ese diabólico mecanismo mental para conformarnos votando la opción menos mala…?
    Hace poco, en una reunión familiar (un buen termómetro para otear por dónde va la gente) despotricaba yo ante un sobrino de la miseria de sueldo que la gente joven estaba aceptando sin más, cuando el padre me salió al paso con ese argumento tan propio del mejor cuñadismo: «mas vale algo que nada».
    Estupendo tu artículo, Jesus, a propósito de esto. El relato que lo acompaña, lo complementa perfectamente.
    Un gusto ver negro sobre blanco lo que pienso.
    Salud, amigo.

  5. Ese es el tema que algunos no pueden precincir de ese poco y otros muchos creen firmemente en ello. Como decía antes, la insolidaridad y el individualismo se ha apoderado de nosotros. Lo que le viene estupendamente a los que mueven los hilos. Veremos cuando empiece a faltar el agua potable y se hagan dueños de lo que quede a ver como justifican ese «mas vale poco que nada»
    Salud Narbona. Y gracias por la fidelidad

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