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Lucubración

Somos unos asesinos

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Ha vuelto a circular por la red un vídeo de José Mujica, de febrero, creo recordar, sobre el drama migratorio en la Europa del Mediterráneo. Basta que coloquen en un buscador su apellido e «inmigración» y les va a salir. No son argumentos nuevos, él mismo ya los ha utilizado en otros foros y momentos. El planteamiento es bien sencillo… lo adapto:

La Historia de la Humanidad no es más que un discurso acreditativo de la necedad y la locura de personajes cuyas vidas, la mayor parte de las veces, ni son admirables ni fueron beneficio alguno para los demás: el crimen suele ser el adobo habitual del héroe. El héroe, ese personaje que desde una terraza es un paradigma de la bondad y desde la otra un terrorista. En nuestra natural hipocresía (entendemos el mundo con nuestro cerebro, no el de otros) tendemos a ver a los demás como culpables de lo que nosotros jamás haríamos, pensamos… y, así, nos cuestionamos ¿cómo es posible que Alemania tolerara el nazismo cuando comenzaron las deportaciones y llegó la Solución Final? Recuerdo el impresionante pasaje de Jorge Semprún preguntándose cómo podían los habitantes de la cultísima Weimar no oler la carne quemada de los judíos en Buchenwald.

La Historia es este movimiento de simplificación por el cual un tipo en un campo de exterminio, en condiciones de presión absolutas, termina siendo acusado de colaboracionismo con los asesinos porque salvó y, por tanto, mató por igual (a quienes no salvó; véase la polémica entre los hermanos Semprún)… a toro pasado lo vemos todo claro, el problema y la ética radican en el comportamiento real, en los hechos imprevisibles, y pongo un ejemplo: no podemos juzgar a quienes colaboraron con el franquismo porque no quedaría España sin culpa, quienes lo vivieron lo saben, aunque, aclaro, sí podríamos al menos no perpetuar la memoria de quienes fueron en algún sentido mano ejecutora de este régimen criminal. Eso es la memoria histórica, no la revancha ni la persecución de los muertos.

Qué complicado es todo, cuando se piensa. Cuando no: es extremadamente sencillo…

Fíjense, nosotros somos esa Alemania ciega, anósmica, sorda, ageúsica y anáfica, ni nuestro ojo, ni nuestro olfato, ni nuestro oído, ni nuestro paladar ni nuestra piel sienten nada por lo que está ocurriendo en el Mediterráneo. Somos como esa ciudadana de Weimar que sigue leyendo a Goethe con un tufillo de fondo apenas perceptible a niño carbonizado… La Historia, que como vemos es muy cruel porque no es más que la lucubración de algún desfasado, nos tratará como colaboracionistas y nos dará igual: estaremos muertos. Pero tampoco podremos explicar y defendernos, podríamos decir que no dependía de nosotros, que no estaba en nuestras manos cambiar el curso de los acontecimientos, que bastante teníamos con sobrevivir a nuestra tragedia diaria… y quizá fuera hasta verdad, en muchos casos.

Pero después está la Verdad. Sí, ésa. Y dice que para mantener nuestro modelo de vida absolutamente demencial (yo el primero) necesitamos de la explotación y muerte de más de dos tercios de la Humanidad. Para sentarnos en nuestro sofá y ver un comprometido programa solidario televisivo tenemos que tener la piel de un niño viviseccionado en una bandeja. Lo voy a decir más claro: Europa (si es que sigue existiendo la UE), y no meto a otras comunidades por no enredar, debería emplear una parte muy importante de su billonario presupuesto en paliar el sufrimiento atroz de quienes migran por guerras, hambre, persecución o, sencillamente, una vida más digna, constituyendo como Derecho Humano la libre circulación de las personas, sin menoscabo de las normativas prácticas sobre seguridad.

Si la respuesta es: «Qué ingenuo, eso no se puede hacer; el caos; la economía se enfriaría, tendría repercusiones en la calidad de vida de la ciudadanía, se generarían problemas estructurales y de convivencia…» etc., es muy sencillo: somos unos asesinos miserables y profundamente hipócritas, por no manchar la palabra «cinismo». No vamos a pagar por los crímenes de nuestras abuelas pero sí podríamos comprender que nosotros, los blanquitos, hemos arrasado (y arrasamos) el planeta y sus habitantes, quizá podríamos devolver algo de solidaridad y coherencia… La política está para tomar decisiones. La gestión es cosa de empresa y ganancia. Así nos va.

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