La socialdemocracia vive uno de sus peores momentos de la historia, en plena oleada de políticas reaccionarias provocadas por el miedo y la pérdida del Estado del bienestar. ¿Por qué las políticas de izquierda no enamoran en pleno siglo XXI?

Existe en el mundo de hoy una formidable transformación. En el inicio del siglo XXI, la izquierda tiene una historia y un balance lleno de contribuciones, pero también errores y equivocaciones que le llevaron a alejarse de sus ideales fundamentales, permitiendo que parte del electorado socialista hoy se acerque a otras propuestas más populistas o incluso comunistas. Hoy la izquierda sigue teniendo desafíos y retos que conquistar, encrucijadas en donde movimientos intelectuales, políticos y sociales progresistas siguen teniendo una preocupación compartida y primordial que no es otra que la de la conquista de la igualdad humana en todas sus dimensiones.La socialdemocracia se ha diferenciado siempre de otros movimientos y del propio capitalismo en entender que la igualdad social y la democracia no son elementos generados desde movimientos excluyentes o capitalistas, sino objetivos fundamentales de un socialismo transformador. Por todo ello y aun entendiendo que el capitalismo ha permitido un progreso en la humanidad, cuando este ha corrido desbocado sin un socialismo coherente que lo haya enfrentado ha producido desigualdad y pobreza, por ello el socialismo y las políticas de izquierda podrán enamorar siempre que tengan como objetivo la consecución de un orden social más igualitario y democrático más allá de un capitalismo radical y excluyente.

 

Si las desigualdades sociales son cada vez más abismales y las injusticias campan a sus anchas cada vez más, ¿por qué el socialismo no encuentra mensajes creíbles que lleguen a una amplia mayoría de la sociedad?

Sinceramente, creo que la ciudadanía ha sufrido alienación y ceguera y no ha entendido que el socialismo como herramienta transformadora sigue siendo útil y necesario para asegurar principios fundamentales como la libertad y los derechos fundamentales, hoy en riesgo. Es esa ceguera la que tal vez impide que se perciba el mensaje creíble desde el socialismo actual. Si bien también es cierto que la idea fundamental del socialismo transformador debe basarse en la riqueza compartida y el favorecimiento de la iniciativa privada, pero con un sistema progresista de redistribución de las rentas. Hoy cuesta más trabajo de defender, máxime con el empobrecimiento de la población mundial, cada día más pobre y con más necesidades. Para KOKO, el socialismo transformador del siglo XXI es aquel que entiende que no es posible en un mundo cada vez más rico que la pobreza sea un elemento permanente de la realidad, el que quiere transformar la realidad desde la credibilidad, la justicia social, la igualdad y la libertad. Son piezas claves para que el mensaje socialista sea creíble. Y todo ello desde la internacionalización de la acción política basada en la cooperación y las mejores prácticas globales, algo en lo que España como país puede aportarnos mucho en Sudáfrica.

Socialismo es, en definitiva, crear una nación y un mundo donde los seres humanos tengan un nivel de vida digno y decente, con igualdad de oportunidades. Y para ello los gobiernos tienen y deben de jugar un papel fundamental para asegurar el acceso a estos derechos innatos de una ciudadanía que hoy ve como las libertades y derechos fundamentales más básicos le son privados. La atención medica pública y de calidad, sistemas educativos que igualen a una sociedad hoy desigual o la lucha contra el modelo de economías basadas en grandes corporaciones e intereses monetarios que sirven a unos pocos y no al interés general de los pueblos y las naciones son luchas en las que hoy el socialismo debe de estar presente construyendo un relato creíble de su utilidad práctica en el siglo XXI. En definitiva, nuestra credibilidad como pensamiento e ideología será creíble en la medida que seamos coherentes defendiendo el propio concepto de democracia.

“Las políticas de izquierda podrán enamorar siempre que tengan como objetivo la consecución de un orden social más igualitario y democrático”

El Norte y el Sur, divididos por esa frontera invisible de la injusticia que la historia ha justificado y justifica hasta hoy. ¿Por qué nos resignamos a que tenga que haber ricos y pobres en un mundo cada vez más desigual e injusto?

Nuestra capacidad de romper las barreras entre ricos y pobres parte en gran medida de hacer de la lucha contra la desigualdad uno de los objetivos fundamentales. Por ello para lograr un equilibro entre los ricos y pobres con una redistribución justa se necesitan gobiernos fuertes y que la política esté por encima de la economía permitiendo la superación de esa frontera que contribuya a la construcción de espacios globales y compartidos de bienestar y crecimiento económico. Hoy la percepción de la desigualdad no es más que la percepción real de una sociedad y un mundo en desarrollo que estamos construyendo hoy desde pilares de barro y cristal que sólo nos lleva a las diferenciaciones y los conflictos.

 

¿Qué papel puede jugar el socialismo ahora, una vez que todos parecen resignados a la derrota del Estado del bienestar en las sociedades avanzadas y al triunfo del neoliberalismo más atroz encarnado a nivel planetario en la figura de Donald Trump?

El socialismo no debe resignarse debe de ser una salvaguarda en la protección de los derechos y es desde el gobierno y las instituciones desde donde se deben proveer esos derechos, algo que sólo se puede hacer desde un socialismo entendido desde un enfoque dinámico en un tiempo de globalidad injusta que debe ser transformada en justa a través de un impulso a una economía global en la que los medios de producción sirvan al desarrollo vertebrador de los pueblos. Poner en valor el estado de bienestar frente al neocapitalismo y la economía privada no inclusiva son espacios que deben ser jugados por el socialismo, que como ideología debe ir más allá de simple espectador del mercado. Sobre el Sr. Donald Trump, creo que habrá que estar expectantes ante la implementación de sus políticas y darle la oportunidad de ver el recorrido de las mismas.

«Socialismo es crear una nación y un mundo donde los seres humanos tengan un nivel de vida digno y decente, con igualdad de oportunidades»

 

Cinco razones de peso de por qué son más necesarias que nunca las ideas socialistas tanto en los países más desarrollados como otros en vías de desarrollo como puede ser Sudáfrica.

Una, hacer frente a la corrupción y las limitaciones en la participación y la libertad de expresión. Dos, la apuesta por un modelo de sanidad pública y seguridad social global que sirva para atender las necesidades de los más vulnerables de la sociedad. Tres, cerrar la brecha entre ricos y pobres, a través de un sistema educativo que sea elemento redistributivo de las oportunidades en base a la igualdad como elemento fundamental. Cuatro, promover la rendición de cuentas hacia el electorado, en los asuntos del Estado. La quinta es apostar por un entorno de mayor proteccionismo económico frente al modelo corporativista de la economía, apostando al mismo tiempo por acuerdos de comercio con los países desarrollados y en desarrollo a fin de fortalecer las relaciones globales, pero desde la óptica de la protección de la clase trabajadora de los países en vías de desarrollo. Y, si me permite, yo añadiría una sexta razón: fin a la crisis del desempleo, que puede hacerse mediante el desarrollo cooperativo como forma de aumentar las oportunidades de empleo y cerrar la brecha entre ricos y pobres.

 

¿Representa Sudáfrica un país de oportunidades para España?

Sí, sin lugar a dudas, nuestro país ha apostado de manera firme por su desarrollo productivo a través de un Plan de Desarrollo Nacional cuyo objetivo fundamental es posicionar a Sudáfrica en el mundo y crear al mismo tiempo un marco de seguridad económica y jurídica de entrada a África. Somos un país africano que forma parte de una región multinacional llena de oportunidades. Somos una parte esencial de nuestro continente y todo ello siendo al mismo tiempo una democracia joven, somos muy conscientes de la amplitud de un mundo global, pero creemos en alianzas que basadas en nuestro pasado y presente apuesten por oportunidades compartidas de desarrollo. De hecho, actualmente ya tenemos varios acuerdos de comercio que nos convierten en una puerta de entrada a la región oriental y de América del Sur.

“Sudáfrica es un país africano que forma parte de una región multinacional llena de oportunidades”

 

¿Cuál es su opinión sobre el fenómeno del cambio climático, un reto inexorable para nuestra civilización?

África puede contribuir a frenar el cambio climático debido a su abundancia de recursos naturales. Estos recursos pueden ser un catalizador para el cambio social y la mitigación de la pobreza a través del desarrollo cooperativo. Los países del África Meridional para el Desarrollo (SADC) presentan una riqueza o una abundancia de recursos, desde la minería, la agricultura, el turismo a la energía alternativa, lo que puede crear oportunidades para la emancipación económica, creación de empleo y el progreso social. El cambio climático representa así un desafío, pero también una oportunidad si entendemos que la economía verde y circular puede y debe servir para luchar contra el mayor reto que tenemos como humanidad pero al mismo tiempo para generar progreso y riqueza.

 

¿Y cómo afectará el cambio climático a una región como la suya?

Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero están cambiando el clima de la tierra, imponiendo potencialmente una amenaza global significativa y un costo que caerá desproporcionadamente sobre los pobres del mundo. El aumento de las temperaturas, las lluvias más erráticas y los fenómenos meteorológicos extremos probablemente tendrán un fuerte impacto en África, con una mayor propagación de las enfermedades tropicales y las crecientes pérdidas tanto humanas como financieras) de las sequías y las inundaciones. El cambio climático tiene en sí la capacidad de reducir la producción de alimentos y la disponibilidad de agua potable, con consecuencias para los patrones de migración y los niveles de conflicto. Como es el caso en algunas partes de África central y del norte. Pero el impacto del cambio climático es de alcance mundial y por ello deben encontrarse soluciones globales, teniendo debidamente en cuenta las condiciones regionales y nacionales. Nuestra provincia y región, Namaqua, presenta específicamente la oportunidad de ser un actor importante en la industria de las energías renovables y más específicamente energía solar, eólica e hidroeléctrica. El cambio climático también es una oportunidad para el cambio y el comportamiento social en los que las personas de las comunidades rurales de África central y meridional pueden ser educadas y capacitadas para preservar el medio ambiente.

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