Cuando apenas quedaban unas semanas para el final del régimen nazi y el suicidio de Adolf Hitler, atormentado por la idea de caer en manos de los rusos que ya se encontraban a apenas unos metros del búnker en el que se refugiaba, las autoridades alemanas de la época, siempre inmersas en una represión brutal hacia los judíos, disidentes y todos aquellos que siempre consideró como «enemigos del Reich», colaboraron con el gobierno de Francisco Franco en la persecución de los masones españoles.

Según se señala en un documento  de la Embajada alemana en Madrid fechado el 12 de marzo de 1945 -Hitler se suicida el 30 de abril-, el gobierno nazi tenía una valiosa información sobre los masones españoles y, más concretamente, sobre una supuesta «Comisión Representativa de la familia Masónica Española» que se habría organizado en Francia, una vez prohibida, perseguida y puesta fuera de la Ley la Masonería en España. El documento en cuestión se encuentra en el Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca.

«Se trata de un cierto número de legajos que fueron incautados en Francia durante la ocupación alemana y que contienen parte de la correspondencia de la «Comisión Representativa de la Familia Masónica Española. Ya en 1943 la Embajada recibió de Berlín fotocopias de uno de dichos legajos, las cuales fueron entregados el 29 de diciembre de 1943 por el Embajador Señor Dieckhoff al entonces Ministro de Asuntos Exteriores Conde Jordana», informaba esta carta dirigida por el Ministro Plenipotenciario y Encargado de Negocios de la Alemania nazi al Subsecretario de la Presidencia de Gobierno, Luis Carrero Blanco, quien años más tarde llegaría a ser presidente del ejecutivo con Franco y asesinado más tarde, en el año 1973, por ETA, en un espectacular atentado.

Resulta sorprendente que en unos momentos en que Alemania estaba perdiendo claramente la guerra y el régimen estaba a punto de disolverse como un azucarillo, la maquinaría política, militar y diplomática nazi estaba todavía ocupada en la represión de la masonería española, una de las organizaciones más perseguidas por el régimen franquista.

El Ministro Plenipotenciario, como fruto de esa colaboración las autoridades españolas de la época, llegar a afirmar en esa misiva:»Estoy satisfecho de que a pesar de las dificultades actualmente existentes las indagaciones practicadas al objeto en Alemania hayan tenido por resultado que ahora obren efectivamente en mis manos las fotocopias de otro fascículo de la correspondencia de la mencionada «Comisión Representativa». Al remitírselas en el anejo me permito dejarlo enteramente a su apreciación personal si usted atribuye a estos documentos tanto valor que juzgue conveniente interesar también a otras autoridades interesadas por el contenido de ellos».

La carta del diplomático alemán a las autoridades españolas contiene elementos surrealistas, ya que el régimen nazi estaba en las últimas y la rendición se iba a producir unas semanas más tarde del envío de esta carta. El texto, aparte de informar y dotar de nuevos elementos documentales al régimen de Franco para que procediera a la depuración, castigo e incluso encarcelamiento de masones, también llama la atención porque la Alemania nazi insiste en seguir con sus labores de información pese a la gravedad del momento que pasaba:»Mientras tanto he solicitado de los departamentos competentes alemanes que prosigan las indagaciones para dar eventualmente con otro material más de esta índole -sea que se trate de más fascículos de cihas correspondencia o bien de otros documentos relativos a la masonería española- y me faciliten todo lo que resulte interesante a este respecto. En caso de que consiguiera obtener otros envíos más, no dejaría de remitírselos para examen y eventual utilización».

Sobre la represión a la masonería en la España de Franco,  el profesor y estudioso de esta orden filantrópica Francisco Moreno Gómez  señala: «El 1de marzo de 1940 se dictó la principal ley antimasónica del Régimen, la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor. Los masones, aparte de las sanciones económicas, quedaban automáticamente separados de cualquier empleo o cargo de carácter público. Se establecieron penas de veinte a treinta años de prisión para los grados superiores, y de doce a veinte para los cooperadores. La depuración llegaba a tal extremo que impedía formar parte de un «Tribunal de Honor» a quien tuviera algún pariente masón hasta segundo grado de consanguinidad. Con esa misma fecha quedaba constituido el Tribunal Especial para la Represión de la masonería y el Comunismo, Tribunal que estuvo en vigor hasta la creación del Tribunal de Orden Público en 1963. El de la Masonería fue suprimido el 8 de febrero de 1964″.

En total, las autoridades franquistas tenían unas 80.000 fichas de sospechosos que o bien eran masones o tenían alguna relación con la masonería. De estas miles de fichas surgieron y se iniciaron miles de procesos, en los cuales fueron condenados más de 2.300 masones y se tomaron medidas contra otros centenares. También en los primeros meses de la Guerra Civil, cuando se desató el terror contra los masones, los comunistas, los sindicalistas y la izquierda en general, fueron fusilados sin contemplaciones ni juicios varios centenares de miembros de la masonería. Hay pruebas y evidencias certeras de tales matanzas en Cádiz, Oviedo, Sevilla, Salamanca y Málaga. Otra crónica negra de nuestra Guerra Civil no tan conocida.

3 COMENTARIOS

    • Tengo un documento del Archivo de Salamanca donde se da cuenta de la detención de unos masones que iban a ser fusilados en Oviedo y se pide la intercesión de ellos, no me consta el final, pero la represión en Asturias fue brutal en general, tendría que indagar el destino de los mismos.

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