Con 26 muertos, hasta la 12 del mediodía del martes, la prudencia en el tratamiento de las noticias sobre atentados es un elemento uso indiscutible. Pero desde la prudencia y el respeto a as víctimas inocentes si que parece igualmente obligado tratar de entender no lo que ha ocurrido, sino por qué.

Pero lo cierto es que apenas cinco días después de la detención del considerado “cerebro” de los atentados de París del 13 de noviembre pasado, Salah Abdeslam y su  cómplice Monir Ahmed Alaaj, alias Amine, varias bombas han explosionado en Bruselas, dos en el aeropuerto de Zaventem y las otras en  estaciones del Metro, una de ellas Maelbeek, cerca de los edificios de la Comisión Europea.

Evidentemente la protección que requiere un país, Bélgica, y su capital Bruselas, además de Estrasburgo, que acogen a la Comisión Europea, el Consejo Europeo, Consejo de la Unión Europea, el Parlamento Europeo, además del Cuartel General de la OTAN, (Boulevard Leopold III, 1110 Bruselas), ha fallado.

Parece fácil y de recurso en estos momentos afirmar esto, pero la realidad es tozuda y los hechos incuestionables. El cerebro y el corazón del primer mundo (considerando que Estados Unidos y Canadá forman parte de la OTAN) ha sido vulnerada y atacada.

Y lo que es más inquietante y alarmante: la capacidad de reacción de los terroristas que cinco después de la detención Abdeslam han sembrado Bruselas de bombas, lo que puede evidenciar que vivían en esa ciudad, o no lejos.

Abdeslam también vivía en Bruselas hasta su detención el viernes pasado, 18 de marzo, en el barrio de Molenbeek, cerca de done residen sus padres y sus amigos. Y allí ha permanecido cinco meses, siendo el terrorista más buscado de Europa.

¿Qué ha fallado?

Principalmente la obtención de la información y su procesamiento para convertirla en inteligencia, como dicen los especialistas. El autor de los atentados de París no se refugió en las montañas de Afganistán ni en las zonas sirias que domina el Estado Islámico. Estaba en Bruselas, en el barrio familiar y sus “vengadores” probablemente también, por lo menos, en el país. Y si han llegado en las última horas de fuera de Bélgica, igualmente fallo por la permeabilidad de los controles.

Un país vigilado, controlado, carreteras, estaciones de tren y metro, aeropuertos, calles, controles… Pero no dieron con él. Ni con el grupo o célula que ha atentado hoy.

También, se recoge en los círculos de la lucha antiterrorista, ha podido fallar la infiltración de los policías belgas en los círculos de apoyo al terrorismo islámico.

Algo que, por ejemplo, ha sido de gran utilidad en España en la lucha contra ETA y ahora contra el terrorismo islámico.

Y hay algo más: la coordinación entre si de las policías europeas y los respectivos servicios de inteligencia de los países miembro, además de con los servicios de Estados Unidos que tanto ha ayudado en la lucha contra las organizaciones terroristas como en el caso de España ETA e incluso los propios de la OTAN.

En la Unión Europa existe una organización policial, EURPOL, y algunos órganos de inteligencia. Pero como en otros casos semejantes, la seguridad, los estados se reservan su campo de acción y sobre todo de decisión.

Francia, por ejemplo, colabora con España en la lucha contra ETA, en los últimos años eficazmente, y con Alemania. Otros países lo hacen según su idea de compromiso o intereses, pero no existe una acción unitaria de la Unión Europa en la lucha contra el terrorismo.

Hay muchas víctimas, se ha hecho mucho daño y se ha podido hacer. Europa, en cuanto a la lucha contra los que deciden atentar contra la vida de las personas, no puede presumir de ser el primer mundo.

1 COMENTARIO

  1. La fragilidad del primer mundo. la frivolidad de Europa que -evidentemente- en en otros países se vive como un insulto. Seguiremos como si nada pasara, por supuesto. Mientras no nos toque demasiado cerca.

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