La Reforma Laboral del Partido Popular sigue haciendo estragos en la clase trabajadora española. Por mucho que la economía crezca por encima del 3 por ciento; por mucho que las cifras absolutas de creación de empleo den una idea de que nuestro país está a la cabeza de Europa en este aspecto; por mucho que desde el Gobierno se diga que se ha aumentado la protección a los trabajadores y que España es el paraíso del mercado laboral porque países como Francia nos copian en sus reformas; lo cierto es que el año 2016 ha continuado con la tendencia de pérdida de derechos por parte de la clase trabajadora respecto al empresariado y a las élites económicas.

Siguen algunos puntos en los que los trabajadores españoles han continuado sufriendo los efectos de la Reforma Laboral de Mariano Rajoy y Fátima Báñez:

 

1. Incremento de la brecha salarial de género

En España las mujeres siguen cobrando un salario inferior al de los hombres realizando las mismas labores profesionales. Según Eurostat, la brecha salarial de género de nuestro país es de un 18,8%, lo que no sitúa en el sexto puesto de la Unión Europea, más de un 5% por encima de la media de la UE. Superamos en más de 11 puntos a potencias económicas como Polonia, Malta o Eslovenia. Según el Instituto Nacional de Estadística, la brecha salarial entre los hombres y las mujeres en términos de retribución bruta se encuentra en 4.101 euros anuales, teniendo en cuenta que estos datos se circunscriben al salario medio en el que se incluyen todas las franjas salariales. En las franjas más bajas la diferencia entre hombres y mujeres se encuentra en un 26,6%. En el año 2015 la brecha salarial de género española, según la Unión Europea, estaba en un 17,6% y España se encontraba en el noveno puesto, mientras que a nivel nacional la diferencia entre las percepciones salariales de hombres y mujeres estaba en un 24,7% en las franjas más bajas.

 

2. Aumento de la precariedad del empleo

A pesar de que Fátima Báñez presume que España está creando más de medio millón de empleos netos, la realidad es que ese incremento está basado en la paupérrima calidad del empleo que se crea en nuestro país. Respecto a 2015, los contratos indefinidos a tiempo completo han sufrido una recesión del 2%, mientras que los contratos temporales a tiempo parcial se han incrementado en un 18%. Este hecho lo podemos comprobar en las estadísticas mensuales de paro registrado y en la Encuesta de Población Activa. Cada mes, en nuestro país se firman una media de 1,5 millones de contratos de los cuales el 92% son temporales. En 2016 los contratos con una duración de menos de 7 días se han incrementado en un 4,3% respecto a 2015.

 

3. El sector turístico incrementa la precariedad de nuestro mercado de trabajo

En España el motor económico es el turismo y, por tanto, es también el sector que más empleos genera. Sin embargo, la calidad del empleo en la hostelería, la restauración y en el sector hotelero es nula. Contratos temporales causados por la estacionalidad, jornadas interminables, salarios bajos y mucha explotación laboral. El mayor ejemplo lo tuvimos en la denuncia de las camareras de hotel que cobraban 2 euros por habitación, algo que hizo que el empresario Antonio Catalán, Presidente de la cadena AC Hoteles, criticara duramente la explotación laboral a la que se sometía a los trabajadores del sector.

 

4. El sector bancario vuelve a retomar la senda de los despidos colectivos

El cambio de modelo de negocio del sector bancario ha provocado en 2016 varios Expedientes de Regulación de Empleo. El cierre de oficinas y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo han supuesto en este año una reducción de plantilla de un 27% respecto al año 2015. Sin embargo, en este sector estos ajustes de plantilla sólo son la primera fase de la reestructuración de la banca española y es muy probable que durante el año 2017 continúen los despidos colectivos.

 

5. La precariedad del empleo pone en peligro el sistema de pensiones públicas

La precarización del empleo, el incremento de los contratos temporales y de las jornadas parciales, la reducción de la población activa y la precarización de los salarios está provocando que las cotizaciones a la Seguridad Social estén recaudando mucho menos de lo que un crecimiento del 3% de la economía española podría generar.

El sistema del mercado laboral establecido por el Partido Popular con la Reforma Laboral va en contra del sistema público de pensiones. Este hecho lo comprobamos con las retiradas que el Gobierno se ha visto obligado a realizar del Fondo de Reserva a lo largo de este año, unas retiradas que han agotado ya los 67.000 millones que había en el 2011 cuando Mariano Rajoy accedió al poder. Lo que ahora mismo se dispone en la Hucha de las Pensiones son los réditos de las inversiones que se han hecho con ese dinero. Con este panorama, nuestro sistema de pensiones públicas estará muerto a finales de 2017.

2016 ha sido un nuevo año negro para la clase trabajadora española, un nuevo año en el que se han perdido derechos, en el que se ha perdido calidad en el empleo, en el que los hombres han cobrado más que las mujeres, en el que las medidas del gobierno han vuelto a dar más valor a las rentas del capital que a las rentas del trabajo. ¿Hasta cuándo la clase va a seguir callada? ¿Hasta cuándo los sindicatos van a hacer lo que tuvieron que hacer hace 4 años?

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