Cuando hablamos de beneficio, se ha generalizado la acepción de convertirlo en sinónimo de utilidad, ventaja o ganancia. Siendo esta última la que se obtiene de una actividad comercial o financiera resultante de la diferencia positiva entre lo invertido y su retorno. A esta simple cuestión se reduce el modelo español. Al utilitarismo. Al yo gano tú pierdes. El programa oculto del Partido Popular, sus socios de Ciudadanos y los cómplices abstencionistas, se resume en eso. En hablar de liberalismo, cuando en realidad se trata de construir mercados opacos basados en la concentración sectorial y eliminar o contaminar a los organismos de control y, en definitiva, invertir, o casi, sin riesgos o con riesgos mínimos. La cuestión de las autopistas es un caso. El de los sobrecostes es otro. En definitiva, tener beneficios a nuestra costa.

El bienestar, por el contrario, hace referencia a aquellos recursos necesarios que hacen que las personas vivan bien. Es decir, satisfacer las necesidades básicas en materia de alimentación, salud, equilibrio entre el trabajo y sus riesgos. Cuestiones que hacen que las personas vivan dignamente. Además debemos relacionar todo esto con la idea de Salud. Así debe denominarse no a los equipos tecnológicos de última generación. El concepto se asocia al estado completo de bienestar, tanto físico como mental, en lo individual y lo social. Ese es el objetivo del Estado del Bienestar. Que no sólo fue posible, será posible si se modifica esta aceptación generalizada de la corrupción, de la impunidad como práctica, de la responsabilidad del Estado y su monarquía, como sistema político perjudicial para los españoles.

La Monarquía en España defiende un modelo basado en los negocios corporativos. Negocios que no repercuten en el bienestar de los súbditos que le dan sentido. Un modelo del beneficio. Lo que aún agrava más la situación, agentes económicos, sociales y políticos que tienen a las sociedades off-shore, como práctica habitual. La carga fiscal que diseña Montoro reposa sobre los hombros de los más débiles, con la complacencia de abstencionistas y defensores de ese modelo salvaje. Esta es la España víctima de este gobierno.

Es el caso del trabajador de la ampliación de la AP9 que ha muerto en el Puente de Rande tras precipitarse desde una altura de más de tres metros. Según Europa Press, se conoció por fuentes del 112 Galicia y del 061. Hace un par de semanas el sindicato CIGA se movilizó en el puente por las condiciones laborales de los operarios que trabajan en esa ampliación. El sindicato denunció jornadas de trabajo de «10 y 11 horas». Con remuneraciones muy por debajo del convenio. El Modelo del Beneficio. El representante del sindicato, Xosé Xoán Melón, ha lamentado que el accidente mortal ha sido la evidencia de un desenlace «anunciado». «Las jornadas tan largas, hacen que se acumule el cansancio, ha hecho calor… y claro, los riesgos aumentan. Ninguna medida de seguridad sirve si el trabajador está en esas circunstancias, y ahí tenían todos los boletos», en declaraciones a Europa Press.

Otro trabajador, de las carreteras andaluzas, de 54 años de edad ha fallecido mientras realizaba labores de asfaltado este miércoles en la carretera A-406 en el término municipal de Morón de la Frontera (Sevilla). CCOO y UGT han vinculado esta muerte con un posible “golpe de calor”, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), ese día, en Morón de la Frontera se superaban los 43 grados y a las 21.00 horas. Cuando Emergencias Sanitarias recibió el aviso por la muerte del trabajador, la temperatura aún superaba los 39 grados. El secretario de Acción Sindical de CCOO de Sevilla, Carlos Aristu, ha afirmado que «está fuera de toda lógica y posiblemente de la legalidad que ayer con alerta naranja por altas temperaturas» un trabajador tuviera que asfaltar una carretera «con aglomerado a más de 170 grados». La secretaria general del Sindicato Provincial de Construcción y Servicios de CCOO de Sevilla, Mercedes Santoja, denunció que ese tipo de empresas tienen que «contar con un plan de seguridad específico y autorización para poder llevar a cabo tareas de asfaltado de carreteras saltándose la jornada intensiva»…»si este plan existía, si se tomaron las medidas de seguridad correspondiente y cuántas horas llevaban trabajando estas personas» cuando el operario perdió la vida. En cualquier caso «no es lógico que trabajadores tengan que estar desempeñando tareas tan duras como el asfaltado de carreteras con las temperaturas extremas»… Denuncian que las empresas que «juegan con la vida de sus trabajadores sólo para maximizar beneficios». En lo que va de año 2017 han muerto catorce personas en accidentes laborales en la provincia de Sevilla.

Pero lo que le preocupa al gobierno, según su Máquina del Fango, es Venezuela. No lo es empobrecer a sus ciudadanos, por ejemplo. Se trata entonces, para justificar argumentos vacíos, llevar a cabo la construcción del consabido discurso de la postverdad, que es la apología de la mentira. En el caso del crecimiento económico, por ejemplo, es cierto que se crece, pero el beneficio empresarial es el único que engorda. Esto, en relación a los costes salariales. Es decir, que dicen verdad en el incremento, pero, al tiempo, mienten en la distribución.

Pero, en ocho años de crisis la economía española ha perdido casi 35.000 millones de euros en salarios. La recuperación no está llegando igual a los salarios y al capital. Los asalariados se quedan algo más de un 47% de lo producido. Es el dato más bajo de toda la serie histórica que arranca en el año 1995. Antes del estallido de la crisis los salarios representaban más de la mitad del PIB, con una masa salarial que alcanzó los 560.000 millones de euros en el año 2008. Ya no es así. Nos han robado el Bienestar.

 

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