A pesar de ser muy joven, Soraya Vega lleva toda su vida implicada en la lucha por la igualad de la mujer y contra la violencia de género. Actualmente está al frente del Área de Igualdad y Movimientos Sociales de la Gestora que preside el PSOE. Teniente de Alcalde en el ayuntamiento de Herrera del Duque (Badajoz) fue presidenta de la Asociación de Mujeres Jóvenes de Extremadura y de la Fundación de Mujeres Jóvenes. Es Patrona de la Fundación Mujeres.


 

Las mujeres siguen siendo asesinadas y la percepción ciudadana es que el problema de la violencia machista va a peor, ¿qué está fallando?

Lo que falla primordialmente es que no hemos conseguido implantar en el imaginario colectivo la idea de que esto es un problema de todo el mundo. Es verdad que hemos avanzado mucho porque lo que antes era un problema que se quedaba de puertas para adentro, un problema absolutamente doméstico, en el que cuando alguien comentaba algo sobre el tema te decían “mejor ahí no te metas”, “cada cual en su casa sabrá”, incluso teníamos que escuchar “algo habrá pasado”. Yo creo que fallan muchas cuestiones, no es sólo el ámbito judicial, la seguridad, la educación o la prevención. El trabajo en prevención es algo que se ha debilitado en los últimos años. La asignatura de Educación para la Ciudadanía que incluía contenidos específicos en este sentido, que entendemos que no sólo tienen que ser una asignatura la que incluya contenidos de igualdad, sino que tiene que ser una cuestión transversal. Tenemos que hablar de igualdad desde que entramos en el colegio hasta que terminemos el último nivel de la educación superior. Creo que falla que no somos capaces de metérnoslo en nuestro modo de entender que todos somos actores importantes en esta batalla. La Ley, el Congreso, los partidos, los jueces, los fiscales, las fuerzas de seguridad del Estado, que también hace falta que sigamos formando y trabajando para que los mecanismos no fallen, todos tenemos que entender que no es solo un problema de las mujeres que lo sufren sino del todo el mundo.

El trabajo en prevención es algo que se ha debilitado en los últimos años

 

¿Cómo nos podríamos implicar en el día a día?

Si escuchamos ruidos extraños en nuestro bloque y sabemos que es una agresión, que tengamos la obligación de avisar y no nos quedemos bloqueados. Parece que no nos queremos meter. Si el discurso público ya se va introduciendo y se va pasando como te decía al principio de ser una cosa privada a ser algo que condenamos todo el mundo porque todo el mundo condena la violencia de género. Es necesario que aparte de condenarla, actuemos.

 

¿La propia Ley Integral debe ser reforzada o modificada en el pacto?

Obviamente hay que reforzar aspectos de la Ley, porque esta ley que es muy global, muy holística, que toca temas de prevención, de educación, de protección e incluso de reparación del daño, es verdad que en los últimos años pues no se la ha dotado presupuestariamente como se debería haber hecho, se ha quitado a los ayuntamientos la competencia de violencia de género y de atención a las víctimas. Eso va mermando la propia red, esa gran red que se quiere crear y que la primera piedra era poner en marcha la ley se ha visto debilitada porque no se la ha dotado presupuestariamente en condiciones y, además, hemos debilitado aspectos como la prevención. Me preocupa mucho la gente joven, cómo tienen una percepción del riesgo tan baja, cómo son capaces de justificar que se ejerza control en la relación, cómo el hecho de que los celos sigan siendo un síntoma de amor cuando es todo lo contrario porque se basan las relaciones en el concepto de la posesión.

se ha quitado a los ayuntamientos la competencia de violencia de género y de atención a las víctimas

Me preocupa mucho la formación de las personas que trabajan directamente en la lucha contra la violencia y con las víctimas. Es verdad que se ha avanzado mucho y que se ha trabajado mucho en la policía y la guardia civil pero aún cuesta mucho. Yo que vengo del ámbito rural, tenemos que llegar a cada cuartel de cada pueblo pequeño a formar en igualdad, a formar desde un punto de vista de género para que cuando la mujer toma la decisión, que ya sabemos que es uno de los pasos más duros, de los más importantes, que ella sea capaz de percibir que es víctima de violencia de género y que no puede más, no puede ser que vaya al cuartel o a una comisaría y que allí también se la cuestione.

 

¿Qué medidas concretas planteará el PSOE en la subcomisión del pacto?

Las medidas concretas que el PSOE aporta tienen mucho que ver con las 10 medidas que presentó el partido en agosto de 2016. Lo que se pretende es, primero, ejercer una vigilancia para el cumplimiento total de la Ley empezando por la prevención y terminando con la reparación del daño a las víctimas y a sus hijos. Es importante que por esa subcomisión pasen las organizaciones que trabajan con las mujeres, la judicatura, la fiscalía, que pasen los diferentes agentes que trabajan directamente con las mujeres. Nosotras tuvimos una reunión en Ferraz un día antes del Pleno en la que reunimos a personas expertas en violencia de género y ellas nos daban su análisis y su punto de vista sobre qué está fallando en la ley actual y qué tenemos que hacer para que esta ley mejore. Uno de los pasos que hay que seguir es el incluir otros tipos de violencia. En la ley se entiende como víctimas de violencia de género aquellas que son maltratadas en el ámbito de la pareja y en la reunión se nos planteaba el incluir la mutilación genital femenina, la trata de mujeres para la explotación sexual, las agresiones sexuales porque son violencias que se ejercen sobre la mujer por el hecho de ser mujeres.

ejercer una vigilancia para el cumplimiento total de la Ley empezando por la prevención y terminando con la reparación del daño a las víctimas y a sus hijos

 

¿Las políticas de prevención deben ir de la mano de las educativas?

Estamos en reforzar la prevención y la educación. Eso es muy importante porque ahora se abre una oportunidad de trabajar en una nueva propuesta de ley. En el pacto educativo también hay que incluir contenidos de igualdad. Introducir una formación específica a cada grupo de profesionales que trabajan con las víctimas de violencia de género. El que seamos capaces de crear los mecanismos para que en ningún caso la mujer se sienta desatendida, es decir, que esté atendida desde el momento en que toma la decisión, ya sea a través de interponer una denuncia o a través de los servicios sociales de los ayuntamientos porque en muchas ocasiones nos encontramos con que la víctima se acercan primero al ayuntamiento. Yo que soy concejala de un pueblo me consta esto, muchas veces acuden para saber qué pueden hacer porque hay mucha desinformación sobre quién las puede ayudar, quién tiene las competencias. Por eso desde el PSOE abogamos por la devolución de esas competencias a los ayuntamientos para que esas unidades de coordinación que propusimos en el reforzamiento de la ley realmente funcionen en las CCAA y en los ayuntamientos porque ahí es dónde van las mujeres. Es verdad que, aunque te hayan quitado las competencias, a las mujeres se las atiende. En esto todos los concejales junto con los servicios sociales municipales se dedican a buscar cómo sea recursos para las víctimas, no sólo económicos, sino también recursos asistenciales, orientativos y jurídicos. Hay que acompañar a las mujeres desde el principio hasta el final del procedimiento porque son demasiadas las mujeres interponen la denuncia y terminan retirándola. Eso es un problema que hay que abordar con un trabajo integral. Tenemos una buena ley que no se está desarrollando adecuadamente. Hay que seguir aportando a la ley porque la realidad va cambiando. Han pasado 12 años desde que se aprobó y las realidades van cambiando y nos damos cuenta de que hay que incluir otras cuestiones para abarcar todo lo que significa la violencia contra las mujeres de un modo más incluyente. Nos preocupa mucho la reparación del daño, que seamos capaces de acompañar a las víctimas cuando el proceso haya terminado, seguir acompañándola para que encuentren un empleo, para que sean capaces de vivir de la manera más tranquila y más normalizada posible, que no revictimicemos a las mujeres que ya han sido víctimas que eso es algo que cuesta porque parece que se va a ser víctima toda la vida. Eso hay que cortarlo. Hay que ser capaces de ofrecer a las mujeres alternativas para salir del círculo de la violencia y del estatus de víctima.

 

¿Qué se puede hacer para que las víctimas del maltrato psicológico se sientan identificadas como víctimas de violencia de género y den el paso a la denuncia?

Es muy complicado. Una víctima que no sufre el maltrato físico, porque parece que hasta que no hay un guantazo no hay una reacción. Las víctimas muchas veces no se dan cuenta de la situación que están viviendo. Es lo más complicado cuando no hay una violencia física, ese bofetón, que hace reaccionar. Cuando se es víctima de violencia psicológica, económica, el que tu pareja te está controlando todo el rato y que la víctima lo asuma no se consigue en un día. El maltratador va minando la autoestima. Se empieza con los mensajes de “no me quieres si no me das tus claves y si no me dices lo que haces”, se sigue con el camino del control a la hora de relacionarte, de vestirte, de comportarte, luego ya en la convivencia el control del dinero, seguimos por el aislamiento de la mujer porque es uno de los pasos para que las mujeres se sientan solas y no reaccionen ante la violencia. Es ese ataque a la autoestima, a la dignidad de las mujeres, que la mujer no sea capaz de reconocerse como sujeto activo. Aquí sí que necesitamos del compromiso de todo el mundo, que todos entendamos que este tipo de violencia se ejerce, que es la más invisible, la que más cuesta detectar y sobre la que más cuesta incidir porque no es tan objetiva como el bofetón. Es importante que se hable de ello, en los medios de comunicación, en los libros, en absolutamente todo lo que nos sirve para socializarnos. También la educación, por supuesto. Nos tienen que explicar en qué consiste realmente la violencia de género y por qué se produce: el germen de la desigualdad, la división sexual del trabajo, el cómo se han ido perpetuando los roles y cómo se ha ido adaptando el patriarcado y el machismo y cómo la violencia de género es la forma más grave de esa desigualdad. Pero es importante que las mujeres sean capaces de ver mensajes en las que ellas identifiquen que lo que les está pasando no es normal. También es muy importante que trabajemos en la motivación, en la autoestima, que seamos capaces de trabajar en otros ámbitos para que esta autoestima no dependa de quien tengas en casa, que seamos capaces de igualarnos en el trabajo, de visibilizar a las mujeres en todos los ámbitos, en definitiva, que seamos capaces de construir un modelo en el que las mujeres aparezcan mucho más activas para que nos sintamos más protagonistas de la realidad.

En el pacto educativo también hay que incluir contenidos de igualdad

 

Volvemos a la implicación de todos en todo momento…

Insisto en que es muy importante que cuando sospechamos de algo no tengamos miedo de denunciarlo. No esperar al bofetón. Si somos conocedores de que alguien de nuestro entorno está siendo agredida psicológica y emocionalmente hay que denunciarlo. Es lo más complejo. Cuando hablas con una mujer que es víctima de violencia de género y le intentas explicar la situación que ella está viviendo y cómo tú lo ves, lo primero que hace es negarlo. No hay que tomarse esa negativa y olvidarse. Hay que seguir trabajando y acompañando a esa mujer porque no se puede permitir que esa mujer no tenga una vida digna aunque no haya bofetón de por medio. Esta negación es una consecuencia de la anulación que logra el maltratador. Hay que desterrar el papel de las mujeres sumisas y de los hombres dominantes. Esto viene desde la división sexual del trabajo y hay que romper ese rol porque es un modo en que la sociedad genera una especie de justificación de ciertos tipos de violencia.

Cuando hablas con una mujer que es víctima de violencia de género y le intentas explicar la situación que ella está viviendo y cómo tú lo ves, lo primero que hace es negarlo

 

¿Están siendo efectivas las campañas de concienciación? ¿Cómo enfocarlas para que lo sean?

Hay que plantear diferentes estrategias para que las campañas lleguen a todo el mundo a través de todos los ámbitos: educación, ayuntamiento, fuerzas de seguridad.

Las campañas es un debate de los más controvertidos. Las que se hacen, además de ser insuficientes, revictimizan. No podemos enfocar la lucha contra la violencia revictimizando a quienes sufren violencia de género. Las campañas deben ir en un sentido de potenciar la situaciones en las que las mujeres son capaces de salir adelante, que son muchísimas, y, por supuesto, fuera moratones, fuera golpes, fuera mujeres revictimizadas y mostrar mujeres fuertes que sean capaces de que el resto de mujeres se identifiquen entendiéndolo desde otro punto de vista. Al final a la violencia nos acostumbramos. Hay una tolerancia hacia la violencia, cada vez la violencia nos sorprende y nos impresiona menos y no puede ser que normalicemos la violencia de género. Hay que dar una imagen en positivo de las mujeres y aislar a los maltratadores.

 

Todos los actores implicados en la lucha contra la violencia coinciden en la falta de recursos en formación específica…

Todos los profesionales que trabajan con las mujeres víctimas de violencia tienen que estar perfectamente formados y eso sólo se consigue con los presupuestos. Se necesitan muchos más recursos para la formación de jueces, fiscales, policía, guardia civil, para los serivicos sociales, para las personas que trabajan en los ayuntamientos, incluso para los cargos electos. En muchas ocasiones cuando hablamos de violencia psicológica cuesta hacer entender que eso es violencia que se tiene que denunciar, condenar y perseguir. Parece que sólo vemos la violencia física. El pacto podrá definir de una manera certera con el trabajo y las aportaciones que haya en la subcomisión cuáles son los medios y cuantificarlos. No nos podemos quedar con el mensaje global y debemos aterrizar poniéndole números.

No hay nada peor que una víctima te diga que «para qué voy a denunciar si no va a pasar nada»

 

¿Los protocolos actuales están generando desamparo en las víctimas?

La falta de formación está generando desamparo y provoca que las mujeres no denuncien. Las mujeres, aunque se estén dando cuenta de la situación, no se sienten protegidas por los poderes públicos, no se sienten protegidas por sus instituciones. Esto es muy grave. Los poderes públicos están obligados en proteger a las mujeres, no en un sentido paternalista, sino por justicia. Las mujeres no tienen por qué sentirse machacadas por sus propias instituciones. No hay nada peor que una víctima te diga que «para qué voy a denunciar si no va a pasar nada».

 

¿Habría que implementar protocolos de obligado cumplimiento?

Cuando se va a denunciar es importante que exista una complicidad. Habría que poner todos los medios necesarios, no sé si con una figura de psicólogo o asistente social en el momento de la denuncia, para que se establezca una relación más allá del tecleo del expediente y de contarle los recursos y los derechos que tiene a su disposición para que no se vea obligada a volver a su casa con el maltratador. Hay que introducir ese componente de complicidad personal con la víctima y que ellas, cuando dan el paso, y se lee la declaración que no piensen que ahí termina todo. En todo momento tiene que haber alguien que se ponga en el pellejo de la víctima.

 

Pero en el sistema actual las mujeres parece que pierden credibilidad si modifican su primera declaración…

Lo peor que te puede pasar es que cuando se da el paso la mujer no se sienta respaldada por las instituciones o que pongan en duda lo que estás diciendo porque lo que generan también es duda en la víctima o que llegue a plantearse si lo que la está pasando no es realmente tan grave. Crea un concepto de culpabilidad en la propia víctima.

 

Respecto a los hijos, ¿habría que retirar la patria potestad en el momento en que se empieza el proceso y no cuando hay condena?

Hay que tomar medidas preventivas porque vemos casos en que se usa a los hijos para ejercer más violencia sobre las mujeres. Una persona que es maltratador en ningún paso puede ser buen padre ni va a poder enseñar unos modelos adecuados de relaciones interpersonales a sus hijos.

 

Estamos hablando de un problema que va más allá de fronteras. Las cifras son escandalosas, ¿no habría que plantear a nivel de las instituciones supranacionales un frente global para luchar contra esta lacra, tal y como se hace con otros asuntos como, por ejemplo, y siendo problemas totalmente distintos, el terrorismo internacional?

Los programas están dedicados para repartir dinero en los países. Hace falta que los líderes del mundo entiendan que esto no es un problema de cada país. Esto es común en todo tiempo y lugar, en todo el mundo y durante todas las épocas. Hay muchos países que no dan cifras lo que hace imposible calibrar la gravedad del problema. Es muy importante que se hable mucho más del problema de la violencia de género en los organismos internacionales para que se puedan adoptar medidas a nivel global.

 

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