Esta tierra de leyenda goza de una inmensa riqueza cultural, histórica y natural. Si bien tiene otras virtudes, como la acogida que brindan sus habitantes, teniendo en cuenta dicha riqueza resulta lógico que reciba tanta afluencia de visitantes cada año. Eso sí, el hecho de que los griegos tiendan a recibir con los brazos abiertos a quienes desean conocer su bello país no justifica una actitud irrespetuosa. La gran mayoría de turistas que visitan la República Helénica son conscientes del respeto que merece la tierra que pisan, su gente y su historia.
En este artículo vamos a destacar algunas de las más hermosas joyas griegas, aunque desde este mismo momento hemos de decirte que para conocerlas de verdad el único modo es visitarlas de primera mano.
El hechizo de las Islas Griegas
Grecia cuenta con un sinfín de islas. Varios miles, de hecho, desde las más grandes y conocidas hasta numerosos islotes vírgenes. Esto, como es evidente, conlleva que posea una enorme diversidad natural, lo que no hace sino sumar razones para subir en uno de los muchos ferries a Grecia que permiten escoger distintos itinerarios por las Islas, o recorrerlas por libre en viajes privados.
La más grande, visitada y conocida, sin que eso deba llevarnos a desmerecer al resto, es la isla del minotauro, Creta. Aunque, al igual que la leyenda de los males causados por el rey Minos no es la única que tiene por escenario esta isla, tampoco es su único atractivo. En lo que respecta a la naturaleza, posee hermosas playas, además de cuevas y montañas. En lo cultural, alberga numerosos restos arqueológicos de gran valor histórico, además de la estupenda ciudad de Heraklion, que permite conocer la cultura griega actual.
Otra de las islas más famosas e históricamente ricas es Rodas, con enclaves tan valiosos en términos culturales como la Acrópolis. Pero esta isla tiene mucho más que ofrecer, como sus encantadores pueblos o puntos de tal belleza natural como Epta Piges (las Siete Fuentes).
Siguiendo con lo que a la oferta cultural se refiere, destaca la isla de Cos, que dada su posición privilegiada ha albergado diversas culturas distintas a lo largo del tiempo. Entre los muchos lugares que merecen ser visitados se encuentra el templo en honor a la diosa Afrodita.
Y en lo referente a la naturaleza, podemos mencionar a la difícil Ikaria, cuyas montañas representan todo un reto cuya recompensa justifica que tenga tanta popularidad. Las vistas que ofrece, junto a su ambiente sosegado y tradicional, hacen las delicias de quienes desean que su viaje, o parte de él, sea un remanso de paz. También cabe nombrar la isla de Tiros, que en general no ofrece tantos desafíos para ser recorrida (aunque hay puntos ideales para los más osados) y comparte esa atmósfera tranquila, además de contar con una fauna rica y apasionante.
La magia de la Grecia continental
Aunque se ha extendido la creencia de que el atractivo de Grecia son sus islas, lo cierto es que, por muy bellas y apasionantes que sean, su territorio peninsular cuenta con un embrujo equivalente al de las Islas Griegas. De la misma manera que ocurre con aquellas, enumerar todas sus virtudes, o todos los lugares maravillosos que alberga, sería imposible, pero intentaremos ayudar a que te hagas una idea brindándote una pequeña muestra.
Aunque esta península quedó separada del continente tras la construcción del canal de Corinto, el Peloponeso podría considerarse una tierra a medio camino entre las Islas Griegas y el interior. Se trata de un territorio que por sí mismo ya ofrece un inabarcable número de lugares que visitar e historias que conocer, o vivir. Goza de muy diversos y bellos paisajes, además de ruinas, pueblos y ciudades en los cuales podemos conocer de primera mano la cultura griega, tanto clásica como actual.
Hablando de la Grecia Clásica, no terminaríamos de enumerar los enclaves que pueden ser visitados. Por poner algún ejemplo que puedas reconocer, valen el viaje las archiconocidas Termópilas, con la imponente estatua erigida en honor al héroe espartano Leónidas. o el todavía imponente templo de Delfos, consagrado al dios Apolo, un lugar de tantísima importancia tanto en la Antigua Grecia de las leyendas como en la real, erigido a las faldas del aún más imponente Monte Parnaso, convertido con sobrada razón en Parque Nacional.
Pero Grecia nunca ha dejado de tener un papel destacado en la historia, como atestigua, de nuevo un mero ejemplo, la apacible villa costera de Lepanto, frente a cuyas costas fueron derrotadas las naves turcas y herido el insigne Miguel de Cervantes. Y por supuesto, ciudades como Atenas o Salónica, con su valor cultural que de nuevo une lo nuevo y lo clásico.
