Apenas dos años han bastado para que se desmorone de cuajo el castillo de naipes de Susana Díaz en Andalucía, montado bajo los supuestos pilares de la defensa a ultranza de las políticas sociales para fomentar el Estado del bienestar. Ahora que se cumple el ecuador de su mandato tras su victoria en las urnas el 22 de marzo de 2015 y después del batacazo monumental sufrido en sus aspiraciones de ser la primera mujer secretaria general del PSOE, Susana Díaz cambia casi la mitad de su ejecutivo, y sobre todo mete el bisturí en las consejerías más sociales y en las que tradicionalmente más lustre han dado a los sucesivos gobiernos socialistas que siempre han llevado las riendas de la autonomía andaluza desde su creación hace ya casi cuatro décadas. Estas áreas son, a su vez, las que más contestación han tenido en las calles andaluzas por la ciudadanía: sanidad, educación y empleo.

La presidenta andaluza se mantiene fiel a su estilo personalista y busca sustitutos de perfil medio o bajo

La profunda remodelación ordenada por la presidenta andaluza a su gabinete en apenas dos años de gestión evidencia que muchas cosas importantes no han funcionado como Díaz creía que debían funcionar. Díaz ha cambiado seis consejerías de titulares. Sanidad, Educación, Empleo, Justicia, Agricultura y Cultura son los departamentos básicos del ejecutivo andaluz que la presidenta andaluza ha querido remodelar profundamente para darle un nuevo impulso a su mortecina gestión de estos dos primeros años, solapados en los últimos meses por su frustrada carrera personal hacia la dirección del PSOE en Ferraz.

El clamor de la calle le ha propinado contundentes derrotas en su política sanitaria de concentración y economía de medios a travvenes llega a porcentajes escandalosos.os jteniendo sonrojantes cifras de desempleo cercanas al 30% en una de las regiones a la és de externalizaciones, pese a que machaconamente ha reiterado el mantra de que “uno de cada tres euros de los presupuestos andaluces se destina a sanidad”.

El doctor Candel, ‘Spiriman’, líder de las protestas sanitarias que tumbaron el proyecto de concentración hospitalaria de Díaz.

También la educación, con varios frentes abiertos como el enfado de los profesores interinos, las decisiones sobre las guarderías, el mantenimiento de una amplísima red de centros escolares concertados –la mayoría religiosos– mantenidos con dinero público o los escolares protestando por la insalubres condiciones ambientales en que dan las clases en aulas sin una climatización adecuada, ha sido otra de las supuestas ‘Joyas de la Corona’ andaluza que no solo no ha funcionado correctamente como ella hubiera deseado sino que tampoco ha dado la buena imagen tan cacareada de la Segunda Modernización de Andalucía que sus predecesores se inventaron en su momento.

Empleo, otro pilar básico, no solo no despega pese al tímido repunto del empleo de los últimos meses sino que sigue manteniendo sonrojantes cifras de desempleo cercanas al 30% en una de las regiones a la cola de toda Europa en creación de puestos de trabajo, una estadística que entre los jóvenes alcanza porcentajes escandalosos.

También el titular de Justicia, Emilio de Llera, tiene un dudoso honor en su haber. Es el único consejero andaluz reprobado por la Cámara andaluza, después de unas polémicas declaraciones en una televisión local en la que llegó a afirmar que la justicia no era independiente. Todo esto en plena instrucción de la macrocausa de los ERE irregulares que mantiene imputados a los dos predecesores de Susana Díaz en la presidencia de la Junta así como a un elevado número de ex altos cargos de la Administración autonómica durante más de una década.

Otro baremo que Díaz ha vuelto a aplicar en su remodelación de gobierno es que los nuevos cargos tampoco sobresalen sobremanera para su estilo personalista de gobernar. Aunque se aventuraba un perfil más político de su nuevo equipo, incluso se especuló con la posibilidad de que entrara el ya ex portavoz de la gestora socialista, Mario Jiménez, en su ejecutivo, esto finalmente no se ha producido y las caras elegidas son de perfil medio o incluso completamente desconocidas a nivel autonómico.

El portavoz del Gobierno, el periodista Miguel Ángel Vázquez, es sustituido por otro compañero de profesión y ya habitual en San Telmo, Juan Carlos Blanco, mientras el primero ocupa la cartera de Cultura, que deja vacante Rosa Aguilar, que pasa a Justicia e Interior.

Las carteras que más quebraderos de cabeza han dado a Díaz cambian todas de rostros. Así, Aquilino Alonso queda fuera de Salud después de las multitudinarias ‘mareas blancas’ contra la reordenación hospitalaria. Su puesto lo ocupará la hasta ahora gerente del hospital Reina Sofía de Córdoba Marina Álvarez. José Sánchez Maldonado deja Empleo con unas tasas de paro astronómicas. Su sillón pasa a Javier Carnero. Adelaida de la Calle abandona Educación después de protagonizar la última polémica producida apenas hace unos días sobre la falta de una adecuada climatización en los colegios públicos de la comunidad. Su cartera la ocupará Sonia Gaya. Agricultura se queda sin Carmen Ortiz y da paso a Rodrigo Sánchez Haro, mientras el reprobado Emilio de Llera deja Justicia en manos de Rosa Aguilar.

5 COMENTARIOS

  1. Pero vamos a ver…¿Alguien realmente se cree que cambiando nombres y caras va a cambiar algo en Andalucia realmente?El psoe lleva mas de 35años gobernando esa comunidad ininterrumpidamente y no solo no ha sido capaz de hacerla subir un peldaño sino que la ha hecho bajar mas aun en los ultimos años.El psoe no es un partido al que le interese cambiar nada realmente,mas bien sigue la regla famosa de cambiar lo justo para que nada cambie.

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