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El periódico británico The Sunday Telegraph apunta directamente a Juan Carlos I. Según recoge El Español citando una noticia firmada por el periodista James Badcock, “Álvaro de Orleans-Borbón, primo de Juan Carlos I, habría obtenido una comisión de 39 millones de libras (50 millones de euros) por la venta del Banco Zaragozano al Barclays Bank de Londres, en 2003”. En junio de ese año, el diario Cinco Días publicaba que “los principales accionistas del Banco Zaragozano, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, ingresarán en total 457 millones de euros al vender sus acciones de la entidad a Barclays, según el folleto informativo de la oferta pública de adquisición (opa) publicado ayer por la Comisión Nacional del Mercado de Valores”.

La información del Telegraph contribuye a arrojar aún más misterio sobre el asunto de las cuentas de Juan Carlos I, que siguen siendo objeto de polémica y debate político. Tras la abdicación de 2014, Felipe VI concedió a su padre una pensión vitalicia de 187.356 euros al año en calidad de rey emérito, una figura legal que hasta entonces no existía en la Constitución española porque ningún legislador reparó en que algún día el monarca se haría mayor y tendría que transmitir la corona al heredero.

Sin embargo, la revista Forbes ha publicado que Juan Carlos podría haber acumulado una fortuna de al menos 2.000 millones de euros, lograda gracias a los supuestos negocios privados que el monarca ha mantenido a lo largo de los años. A su vez, el prestigioso diario The New York Times también se ha hecho eco del patrimonio del emérito (2.300 millones de dólares, casi 1.800 millones de euros) pese a que el emérito, tras la muerte de Franco, llegó al trono casi sin patrimonio personal. La investigación del rotativo neoyorquino mantiene que el rey pudo haber aceptado regalos y comisiones en nombre del Gobierno español, llegando incluso a recibir “yates, una casa en una isla y automóviles de lujo”. De otra manera, ahorrando los 8,3 millones de euros anuales que se ha embolsado por vía de los Presupuestos Generales del Estado desde 1975, nunca podría haber llegado a ese nivel de riqueza.

Ahora estalla un nuevo escándalo que probablemente quedará en nada, toda vez que el rey emérito goza de la famosa inviolabilidad. La venta del Zaragozano fue un negocio redondo. Según publicó Cinco Días en 2003, Alberto Cortina tenía previsto percibir 230,44 millones de euros por el 20,16% de la entidad, “que posee tanto directa como indirectamente”, mientras que Alcocer “cobrará 226,34 millones por su 19,8%”. Ambos financieros y el resto de miembros del consejo de administración que tienen títulos del banco acordaron “con Barclays vender su participación en la opa, y en conjunto ingresarán 616,89 millones”. A su vez, el inversor indio Ram Bhavnani percibiría 30,09 millones y su socio en la sociedad Casa Kishoo, Rajwani Thakuri Kishinchand, posee otros 59,67 millones (controla el 5,22% de las acciones). “El resto de accionistas del banco, la mayoría minoritarios, percibirán 526 millones si acuden a la opa. En total, Barclays pagará 1.143 millones”, según aseguró hace 17 años Cinco Días.

Por lo visto, la venta del Zaragozano benefició a apellidos ilustres de nuestro país y de más allá de nuestras fronteras. Los supuestos 39 millones de libras en manos de Álvaro de Orleans-Borbón de los que habla el diario británico, cobrados “en forma de comisión por su labor como intermediario en la operación”, habrían ido a parar “a una cuenta en Suiza a la que tendría acceso el padre del actual monarca español”, según asegura El Español citando al rotativo del Reino Unido.

Aquella operación de 2003 se realizó supuestamente en un momento en que el Banco Zaragozano gozaba de una “delicada salud financiera”. Los grandes beneficiados fueron “dos íntimos amigos de Juan Carlos I, los primos Alberto Alcocer y Alberto Cortina, conocidos como los Albertos. Pertenecen al círculo de amistades de cacería del rey emérito. Ambos fueron presidentes y miembros del consejo de administración de la citada entidad bancaria española”. Según The Sunday Telegraph, toda la documentación sobre este nuevo escándalo que afecta a la Casa Real española le llega por la entidad financiera Credit Suisse.

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