Cuando apenas faltan 24 horas para que, de nuevo, se reúnan Mariano Rajoy y Albert Rivera, las cosas no han cambiado. Todo lo contrario. La dirección del PSOE sigue manteniendo que no dará su voto ni se abstendrá en una investidura parlamentaria del líder del Partido Popular. La actitud parece inalterable. Y más después de que el último sondeo del CIS haya señalado que los socialistas son los únicos que suben en intención de voto mientras que los otros tres grandes partidos bajan.

De vacaciones en Almería, pero en permanente contacto con su núcleo duro, Pedro Sánchez les ha dado una tajante consigna. Nada de debate en el seno del Partido. La postura del “no” permanece inalterable y permanecerá inalterable. Y ahora menos. Ni siquiera un cambio de actitud de Rivera en el sentido de votar a favor. Nada después de comprobar que la ciudadanía “entiende nuestro mensaje, y nos apoya”, señala una fuente de Ferraz.

Ni las presiones de la derecha les hacen cambiar de idea. “Es un chantaje”, dicen. La amenaza de un país sin techo de gasto público ni presupuestos, no les disuade. En las actuales circunstancias, los socialistas son partidarios de una prórroga presupuestaria. Y señalan que el gobierno en funciones puede aprobar asuntos como la revalorización de las pensiones aún con unas cuentas prorrogadas. El Congreso de los diputados, además, se puede poner en marcha y empezar a trabajar, por ejemplo, en la constitución de comisiones que investiguen las actuaciones irregulares del actual gabinete. En otras palabras, los casos de corrupción.

En cuanto al techo del gasto público, que es necesario presentar en Bruselas antes del 15 de octubre, los socialistas insisten en que el gobierno en funciones puede aprobar una propuesta que será estudiada por el Parlamento. “Incluso dadas las circunstancias se puede llegar a un consenso en torno a este tema”, insisten las fuentes consultadas. Y todo ello, vuelven a reiterar, sin necesidad de otorgar la investidura a Rajoy.

Pero mientras los socialistas desdramatizan el bloqueo político actual, el PP ha vuelto a dar una “vuelta de tuerca” en sus presiones. A partir de este lunes no es posible aprobar partidas de gasto no comprometidas previamente. Salvo las pensiones, las prestaciones de paro, los salarios, los pagos de la deuda, los arrendamientos, los contratos de servicios ya adjudicados o las políticas protegidas en la ley, la Administración Central ha cerrado el grifo a cualquier gasto nuevo. Tampoco se aplica a las partidas superiores a los 12 millones de euros, las cuales han de pasar por el Consejo de Ministros. Asimismo se ven afectados todos los contratos, subvenciones y convenios que están sin comprometer. El Ministerio de Hacienda ha cerrado el cierre contable, y la situación se tornará caótica a primeros de octubre. Sobre todo en las administraciones autonómicas que necesitan saber cuál va a ser el techo de gasto para el año que viene, y exigen la convocatoria urgente del Consejo de Política Fiscal y Financiera para poder elaborar las cuentas que deben aprobar sus respectivos parlamentos.

Así las cosas, todo parece indicar que en la reunión de este miércoles, Rajoy y Rivera constatarán la imposibilidad de seguir adelante con estos planteamientos. No habrá, por lo tanto, fecha de investidura y, lo más probable es que se empiece a manejar la posibilidad de unas terceras elecciones. Ahora bien, el mecanismo constitucional requiere de una investidura fallida. Si Rajoy no acepta, finalmente, el encargo del Rey, ¿ qué pasará? Entonces, y sólo entonces, volverán a hablar los socialistas. Se volverá a abrir el abanico de posibilidades.

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