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“La sororidad nos salva a las mujeres de la desigualdad”

Entrevista a Susana Gisbert Grifo, fiscal y escritora

Nuria Coronado Sopeña
Nuria Coronado Sopeña
Es periodista feminista, autora de Hombres por la Igualdad (Ed LoQueNoExiste), editora, organizadora de eventos feministas y responsable de Comunicación y RR.PP. de Juan Merodio. Además es Máster en Producción Radiofónica (RNE), Biblioteconomía y Documentación (Universidad Complutense) así como Mujer y Liderazgo (Escuela Aliter). Fue becaria “Erasmus” y “Leonardo” en Roma. En la actualidad colabora con Diario 16, Público, El Español, 20 minutos y AgoraNews, entre otros medios. También es formadora en periodismo con perspectiva de género y ha sido galardonada con el “Premio de Diario 16” por la labor profesional y personal en la defensa de la igualdad (2018), el de “Embajadora de honor de yocambioelmundo.org” (2018) y el de “Candidata a las Top 100 Mujeres Líderes en España” (2018) en la especialidad de medios de comunicación.
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análisis

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A Susana Gisbert Grifo cada día le pueden las ganas de cambiar el mundo. Tanto es así que esta reconocida fiscal valenciana especializada en violencia de género lucha incansable por erradicar de este mundo, un mal arraigado desde hace demasiados siglos en el adn de la sociedad: el del machismo. Una batalla sin cuartel que libra vestida con su toga como representación máxima del don y la misión personal que tiene. “Soy una persona con ganas de hacer muchas cosas, aunque sean pequeñas, que ayuden a hacer cambios en el mundo, como decía Galeano. O, parafraseando el conocido spot, una fan de la ilusión de todos los días”, cuenta a Diario 16.

Si el mundo estuviera pintado de igualdad ganaría, al menos, el cincuenta por cien que pierde cada vez que ningunea a las mujeres

Esta reconocida feminista además pertenece a una clase de personas que ella misma denomina “siatodista”. O lo que es lo mismo, “soy incapaz de decir que no a nada, porque además encuentro a cualquier cosa la capacidad de ilusionarme”. Por eso mismo se ha puesto manos a la obra y se ha lanzado a realizar un sueño que le venía rondando desde hace tiempo: escribir su primera novela. Y como sus ganas eran tantas, en menos de lo que cantó un gallo, tres semanas exactamente, le salió del alma “Descontando hasta cinco”. Con ella Gisberg pone el dedo en la llaga de todo cuanto conoce bien por su trayectoria: que cada cinco días es asesinada una mujer y una de cada cinco mujeres han sufrido violencia machista.

 

¡Malditos los cincos!

Así es. Durante una época en que esa maldita progresión de una mujer asesinada cada cinco días, incluso alguna vez más, me empezó a rondar por la cabeza la idea de la novela y el título. Creo que la sociedad todavía no es consciente de la importancia del problema, y ponerlo en números es un modo de llamar la atención sobre ello.

 

Si hay una lección de vida que también aparece en la novela es que no hay límites cuando conjugas talento y pasión…

Ojala se transmita así…

 

Lo tuyo y lo de “mamá quiero ser artista”, ¿te viene como anillo al dedo, no?

Tal cual. Hice ballet mucho tiempo, escribo tanto cuanto puedo, y disfruto y me emociono con un montón de cosas, incluido mi trabajo.

 

La vida pasa rauda veloz, tanto que hace 26 años ya de tu dedicación como fiscal. ¿Te acuerdas de tu primer juicio?

Perfectamente. Fue una mujer de 80 años violada por un chico joven, con anécdota incluida: la pobre mujer se resistía a contarme unos hechos de esa naturaleza porque yo era soltera.

 

¿Y cómo le respondiste para que se confiara a ti?

Le dije que tenía novio formal y me iba a casar.

 

¿Y ella cómo se sentía?

Sobre todo enfadada no entendía nada. Él lo negaba todo. Era una mujer de un pueblo del interior del que nunca había salida y que tuvo que vivir aquello. La sentencia fue de una condena sin paliativos. Seguramente él, salvo que haya cometido otro delito, estará libre en la calle.

 

¿Qué queda hoy de aquella joven profesional?

Por suerte, queda la ilusión, y espero no perderla nunca. Si la perdiera sería el momento de colgar la toga.

 

¿Es mejor la vida ahora con todas las historias que llevas vividas y lo que has aprendido de cada una de ellas que antes sin tanta experiencia? 

Cada época tiene lo suyo, pero estoy segura de que sí. Sobre todo, porque en este tiempo hemos avanzado en igualdad y concienciación, aunque aún queda camino.

 

¿Qué sería de ti sin el feminismo?

Sencillamente, no sería yo. Y no olvido que ni yo ni ninguna mujer podríamos hacer las cosas que hacemos sin la lucha de todas las feministas que nos precedieron.

 

¿Cuánto ganaría el mundo si estuviera pintado de igualdad?

Ganaría, al menos, el cincuenta por cien que pierde cada vez que ningunea a las mujeres. Y ganaría un mundo mejor no solo por las mujeres sino para todas las personas.

 

¿La justicia se hace injusta cuando falta formación con perspectiva de género y dedicación de recursos en un tema tan trascendental como la violencia de género?

Por supuesto, la justicia es injusta siempre que se obvie a la mitad de la población. Y tremendamente injusta cuando no se pueden resolver cosas por algo tan prosaico como el dinero. Sin duda, la falta de medios es un mal endémico en la justicia. Somos la hermanita pobre de las administraciones públicas.

 

Para ti la diferencia en la calidad del trabajo está en hacerse o no con él un reto constante. De hecho recalcas que “todo se reduce a decidir si se recoge o no el guante, y cómo se hace”.

Un trabajo como éste no se puede hacer de un modo burocrático. Se cubrirán los objetivos estadísticos, pero no el servicio público entendido como tal.

 

¿Valencia es un lugar fácil para ejercer tu trabajo?

Valencia es una gran ciudad donde contamos con medios que no hay en áreas más pequeñas, como juzgados especializados y guardia permanente. Yo amo mi tierra, pero, como todo, es susceptible de mejorar.

 

¿Es el momento de dar el protagonismo a la mujer o de que seamos nosotras las que nos hagamos protagonistas en todos los ámbitos?

Creo que ya somos protagonistas en muchos ámbitos. El problema es que se visibilice y valore ese protagonismo, y eso es tarea de todas las personas, pero de nosotras mismas de un modo especial.

 

¿El avance de la mujer es a costa del sufrimiento de la mujer?

Sin duda, así es como se ha escrito la historia. El avance definitivo vendrá cuando ya no sea necesario el sufrimiento para seguir adelante.

 

¿Cuándo crees que en lugar de víctimas las mujeres maltratadas empezarán a ser vistas como lo que son: grandes valientes?

Todavía cuesta verlo así, y es muy importante que demos la vuelta a esa idea de victimismo. Las mujeres maltratadas son capaces de hacer una vida “normal” mientras sufren un infierno en silencio. Pocas personas serían capaces de soportar tal nivel de tensión, y eso no se aprecia en muchos casos.

 

¿La sororidad nos salva de la desigualdad?

Sin duda. O, al menos, si no nos salva, sí nos anima a no decaer para lograrla, a saber que no estamos solas.

 

Una moraleja en la vida…

No hay límites si se tiene ilusión y ganas. Hasta las horas del día se multiplican cuando se disfruta de lo que se hace, y cuando se cree en ello.

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2 COMENTARIOS

  1. sí el feminismo representa la igualdad lo primero que debería pedir es igualdad ante la ley de hombres y mujeres, que todas las personas indistintamente de su raza su género o el color de su piel sean juzgados en los mismos tribunales con las mismas garantías y los mismos derechos constitucionales, sin ningún tipo de especialización más que la búsqueda de la verdad en cada caso. Debería pedir la presunción de inocencia también para los hombres puesto que no todos los hombres son monstruos machistas patriarcales, bestias inmundas sin derechos, Deberían ser considerados personas. Debería admitir que el culpable de un delito es que lo comete pero jamás todo su género su raza o todos los que tengan su mismo color de piel. No hacer esto es la destrucción del Estado de derecho la imparcialidad de la justicia, y entrar en la época más oscura de la Inquisición del siglo XXI, linchamientos persecuciones, mientras insultas a quienes has vulnerado sus derechos fundamentales más básicos con la palabra igualdad.

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