Recibir una asignación mensual por el hecho de ser ciudadano. Esa es la esencia de la propuesta de la Renta Básica (RB), una medida que muchos partidos políticos, sindicatos y economistas defienden como solución a la precariedad laboral, a la desigualdad social, a las crisis económicas y a la futura robotización del trabajo.

Los detractores de esta medida la consideran inviable para cualquier Estado de Bienestar. Por ello, las pruebas que se están realizando en diferentes países dictaminarán la posibilidad de ponerla en marcha en un futuro.

Finlandia será este año el laboratorio mundial la Renta Básica Universal a través de un programa piloto que durará dos años y en el que 2.000 ciudadanos recibirán a partir de enero 560 euros al mes.

No se trata del primer experimento, ni tampoco el más representativo, ya que según el profesor de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona y presidente de la Asociación por la Renta Básica, Daniel Raventós, “solo nos dirá lo que ocurrirá en la vida laboral, pero no las consecuencias que tendrá”. No obstante, si es cierto que servirá para analizar el comportamiento humano.

“Las pruebas de la renta Básica señalará lo que ocurrirá en la vida laboral, pero no las consecuencias que tendrá”

Y si Finlandia y otros países están haciendo pruebas, ¿en España sería viable un proyecto así? Según Raventós sí, y así lo plasmó en un informe publicado en 2014 junto a Antoni Domènech.

El informe revela una propuesta que incluye una cantidad de RB para los mayores de 18 años de 7.471 euros anuales (622,5 euros mensuales), para los menores de edad es el 20% de la anterior (124,5 euros mensuales). Los 622,5 euros mensuales era el umbral de riesgo de pobreza de España para el año 2010.

“Proponemos una gran redistribución de la renta del 20% más rico al 80% restante. El 80% de la población sale ganando a través de una reforma fiscal”, explica Raventós.

Además, esta renta no eliminaría totalmente otras asignaciones inferiores que un ciudadano percibiese del Estado, la sustituiría. Pero si la ayuda económica es superior a la cuantía de la renta básica, se complementaría hasta alcanzar dicha cifra. Es decir, si alguien recibe una asignación de 500 euros mensuales, se suprime por 650 euros de renta básica. Pero si recibe una de 900 euros y le dan 650 euros, se complementaría hasta alcanzar esa asignación de 900.

En la actualidad la duda se cierne en lo utópico o real de esta teoría. “Algunos llaman utopía a que todo el mundo tenga la existencia material garantizada, pero que tres personas tengan la misma riqueza que millones parece normal”, defiende Raventós, en la relación al informe “Una economía para el 99%”, de Oxfam Intermón, que desvela que en España, son ya tres personas las que acumulan la misma riqueza que el 30% más pobre del país, es decir, 14,2 millones de habitantes.

“Proponemos una redistribución de la renta del 20% más rico al 80% restante”

 

Libertad para elegir trabajo

Otro de los efectos positivos de esta asignación es la libertad para escoger el trabajo que uno quiera. Cuando la posibilidad de despido se convierte en algo cada vez más frecuente en una situación de crisis, la población trabajadora está más dispuesta a aceptar condiciones laborales peores.

La RB representaría una herramienta muy poderosa para debilitar la capacidad impositiva del capital, según las conclusiones del estudio de Raventós. “Es una apoyo a la liberad del trabajo. Si tienes 650 euros al mes eres libre de aceptar condiciones de trabajo precarias puesto que tienes una seguridad. Actualmente no puedes”, explica Raventós.

La historia de la Renta Básica deja otro gran ejemplo que apoya esta teoría. Se trata del experimento Mincome en la localidad canadiense de Dauphin (Manitoba). Esta comunidad vivió el sueño de la Renta Básica Universal entre 1974 y 1979.

En este caso, cada familia recibía una renta mínima mensual, salvo aquellas que ingresaban más de 13.000 dólares y tenían dos hijos o menos. Para premiar la búsqueda de trabajo, las personas que trabajaban veían reducido este dinero en medio dólar por cada dólar ganado.

Entre las conclusiones del estudio destaca que los ciudadanos elegían con mayor libertad el trabajo que podían llevar a cabo y que la motivación para buscar y rendir del principal trabajador de la familia no declinaba.

Además, el hecho de ser libres para elegir, propició otras consecuencias indirectas como el descenso de la violencia doméstica y el número de accidentes de coche, así como las hospitalizaciones psiquiátricas. Todo ello se tradujo en una mayor felicidad entre los habitantes del pueblo. Además, gracias a la renta básica, y como hemos visto en esta comunidad agrícola, los costes del Estado de Bienestar podían reducirse, lo que compensaba la inversión.

El experimento de RB en una localidad de Canadá propició el descenso de la violencia doméstica

 

Comportamiento humano

Una de las grandes dudas que genera la puesta en marcha de esta renta es cómo se comportará el ciudadano cuando reciba una asignación mensual para gastar en lo que quiera. Algunos expertos consideran que el ser humano no realizaría un buen uso del dinero y lo gastará en cosas superfluas, mientras que otros consideran que se reinvertiría en la economía y en la sociedad de forma positiva.

Aunque no hay muchas pruebas de ambas consecuencias, el experimento realizado en Kenia da alas a los que apuestan por la implantación de la Renta Básica. En este país un grupo de 6.000 personas reciben unos 20 euros por persona durante 12 años. No es necesario que estén sin empleo, basta con ser una familia necesitada y ninguno de los receptores tiene que justificar en qué se lo gasta. Detrás de esta iniciativa está la organización GiveDirectly, compuesta por cuatro estudiantes de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Los primeros resultados de dicho experimento son bastante alentadores. Algunos de los africanos que han recibido este dinero lo han empleado en comprar herramientas y maquinaria para su trabajo, en arreglar sus casas o escolarizar a los hijos.

En definitiva, las bondades de la Renta Básica para la economía se hacen patentes en algunos casos, pero no siempre. En la actualidad es un asunto que comienza a tomar fuerza, aunque la marcha de las economías y las necesidades futuras parecen que marcarán el porvenir de esta asignación.

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