Terminó el 2016 y entra un nuevo año. Como viene siendo habitual, cada fin de año es muy común que se entreguen premios honoríficos a los personajes más destacados del año y que se hagan encuestas para medir la popularidad negativa y positiva de los personajes públicos, etc…

El propio lenguaje tampoco se escapa de estos concursos de popularidad y distintas entidades ya han anunciado cuál ha sido la palabra más popular del año 2016. En este caso el diccionario Oxford ha declarado el vocablo “post-truth” como palabra del año que acaba de terminar.

La palabra en cuestión ha sido traducida como “posverdad”, que al parecer, viene a designar que ya no importan la verdad demostrable ni la noticia cierta, sino la activación de emociones y de reacciones inmediatas, es decir, la verdad deja de ser lo prioritario en una noticia o en un mensaje político, y se le da más importancia al detalle escabroso, al titular ambiguo, que a la propia veracidad de la noticia.

Es sintomático de los tiempos en los que vivimos que un eufemismo sea la palabra más popular de 2016. Digo que lo de la “posverdad” no es más que un eufemismo, porque es otra forma de evitar decir a las claras palabras más concretas para hacer referencia a ciertas noticias y a ciertos discursos políticos, que se definirían mucho mejor con palabras como mentira, manipulación, falsedad, etc… La “posverdad” no es más que una verdad a medias y como toda verdad a medias, es una mentira.

Palabras del año podrían haber sido en nuestro país: corrupción, abstencionismo, cuñadismo, ect… pero claro, otro de estos estamentos que eligen la palabra del año, en este caso la “Fundéu BBVA”, ha elegido la palabra populismo como vocablo estrella de 2016. Lo realmente bochornoso de la noticia no es que se haya elegido esta palabra, que depende del contexto en que se use, tiene significados positivos y negativos, lo malo es elegir esta palabra para usar luego la “posverdad” en la difusión de la noticia, es decir, usar la palabra populismo para vincular el vocablo directamente con Podemos.

Un ejemplo. Canal Sur ofrecía la noticia de la elección de populismo como palabra del año usando únicamente los significados peyorativos del término y asociando a la noticia imágenes de Trump, Le Pen, políticos de América Latina y, cómo no, la imagen de Pablo Iglesias y de Podemos como fondo de la noticia. Y ahí es cuando entramos en la perversión del lenguaje y en la “posverdad”, en la mera manipulación. Ciertos medios tratan de que nos quedemos con la superficie del asunto para manipular y no darle importancia a la verdad, sino que se usa la noticia para vincular negativamente el vocablo con un determinado partido político.

La RAE define populismo como “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares” y añade que se usa más en tono despectivo. Pero habría que añadir a la definición, que este uso despectivo del término se usa claramente, sobre todo en nuestro país, para vincularlo a un partido como Podemos. Y ahí es donde habría que denunciar el uso sibilino del vocablo por parte de cierto sector de la prensa.

¡Ojo!.. No seré yo quien defienda el uso de las tesis populistas para ningún partido político, pero sabemos claramente que todas las formaciones políticas, y mucho más en campaña electoral, usan discursos populistas, ya que usan mensajes muchas veces vacíos de contenido para atraer a las masas. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Y usando frases de la Biblia… Decía San Pablo en una de las epístolas a Santiago que “la lengua es fuego, un mundo de maldad”. Las palabras pueden emplearse también para ocultar la realidad. Lo cierto es que el lenguaje no es sibilino per se, sino que entramos en el territorio de “la posverdad” más perniciosa cuando lo usamos de manera perversa.

1 COMENTARIO

  1. mas pupulistas que el psohez y el partido putrefacto no creo yo quehaya en el universon por mas periodistas tergiversadores y manipuladores que paguen con las respectivas cajas bes procedentes de los empresario corruptos de este pais compradores de voluntades pa que ditan lo contrario y que los populistas son otros

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