La periodista mexicana, durante su intervención tras recibir el galardón.

Decir Lydia Cacho es decir honestidad, valentía, integridad, compromiso, lucha, sinceridad, profesionalidad, amistad… Y así hasta un sinfín de calificativos que definen a la perfección el perfil de una mujer que lo es todo en el mundo del periodismo y la lucha social por los derechos humanos. Ha visitado España para recibir el prestigioso Premio Iberoamericano de Igualdad Cortes de Cádiz de manos del alcalde de la ciudad andaluza, José María González.

Sus vitrinas rebosan reconocimientos por los múltiples frentes que ha defendido durante el desempeño de su profesión periodística, siempre al lado del oprimido, del débil, de la marginación, de la lucha por la igualdad de la mujer y, en definitiva, defensora de los derechos humanos desde la ideología feminista. En un mundo cada vez con más muros que se levantan por doquier, ella siempre sabe dónde está su lugar en estas inabarcables dicotomías.

Lydia Cacho ha sido la ganadora de la V edición del Premio Iberoamericano de Igualdad Cortes de Cádiz, que convoca el Ayuntamiento de Cádiz en colaboración con la Comisión de Igualdad del Consejo General del Poder Judicial en el marco de los cien años de la Constitución de Cádiz, un texto que fue pionero en el reconocimiento no sólo de la libertad sino también de la libertad escrita. El jurado, constituido por intelectuales, miembros del Estado español y periodistas andaluces la eligió por mayoría absoluta como digna representante de los más altos valores sociales que representó la Constitución de 1812. Cacho es Embajadora de buena voluntad contra la esclavitud humana para la Agencia contra las Drogas y el Delito de las Naciones Unidas y ha sido reconocida, desde 2012 por el Estado Español por su trabajo pionero en la investigación de la pornografía infantil a nivel global, además de promocionar y luchar de forma ejemplar por la justicia y la dignidad humanas.

Lydia Cacho en un momento de su intervención

La ceremonia de estos galardones concedidos en Cádiz comenzó este martes 6 de junio con una intervención del presidente de la Sociedad Cádiz 2012 y teniente de alcalde de la ciudad, David Navarro, y a continuación, Lydia Cacho pronunció un breve discurso de agradecimiento que ha finalizado de este modo: «La salida es la igualdad entre hombres y mujeres. Necesitamos más políticas mujeres que podemos congelar todos los bienes de todos los grandes mafiosos del mundo entero, a quienes nosotras hemos documentado, para que esos recursos se usen en estos ayuntamientos, gobiernos, estatales, federales y nacionales que cada vez están en crisis económicas mayores debido a la connivencia entre la delincuencia organizada, los empresarios que están en contra de nuestras libertades y todos aquellos políticos y políticas que no tienen nada que hacer en el poder. Retomemos el poder porque podemos»..

La galardonada, junto al alcalde de Cádiz, José María González.

Lydia Cacho, en declaraciones exclusivas a Diario16, asegura que los responsables políticos de los países democráticos deberían cesar a los banqueros que facilitan el movimiento del dinero de las mafias”. Según Cacho, el clima de inseguridad internacional producto de actuaciones terroristas ha servido para que “nos vendan miedo y compremos seguridad que causa más muertes”.

Esta firme defensora de la igualdad de sexos y de la lucha de oportunidades incide en el papel de la educación para avanzar hacia sociedades más justas y equilibradas. “No hemos acompañado a la infancia a aprender a dialogar, ni a sentirse escuchada”, apunta a este diario.

Pese a ser todo un icono en la lucha de las mujeres a favor de sus derechos a nivel internacional, la periodista mexicana es ejemplar y humilde en este sentido, hasta el punto de tener claro que “la fama la gana cualquiera un día; la reputación es producto de una vida de trabajo y entrega”.

Respecto a la lucha de los estados para erradicar la lacra incesante de la violencia machista a través de leyes integrales contra la violencia de género, Cacho asegura a Diario16 que “han convertido las leyes integrales contra la violencia de género en un rompecabezas que favorece la impunidad”.

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