Varias familias que tienen en propiedad tierras en la frontera entre Estados Unidos y México temen que las medidas que quiere adoptar el Presidente Donald Trump para frenar la entrada de inmigración ilegal desde México, entre ellas la construcción del ya famoso muro, deriven en una expropiación federal de sus propiedades. En muchos casos estas tierras han pasado de generación a generación desde hace más de dos siglos, incluso antes de que el Estado de Texas pasara a formar parte de los Estados Unidos. Son tierras que se encuentran en el Valle del río Bravo.

En el mes de febrero el fiscal federal de Texas informó a las familias de que el Gobierno tiene intención de expropiar una porción de esas tierras con un ancho de 60 pies (18,29 metros) para la construcción del muro de Trump.

En todo el sur de Texas hay temor a que las expropiaciones se incrementen sustancialmente por los planes de Trump de construir un muro fronterizo mucho más grande. El propio Presidente ha pedido al Congreso financiación para contratar a 20 abogados federales adicionales para reforzar el equipo que se encargará de los trabajos legales de expropiación de esas tierras y para hacer frente a las posibles demandas de los propietarios que ya han anunciado que lucharán por sus tierras.

Un tercio de la frontera entre Estados Unidos y México en territorio tejano ya dispone de algún tipo de valla, sobre todo en las zonas cercanas a las grandes ciudades. Sin embargo, en la zona donde el río Bravo forma una frontera natural entre los dos países apenas sólo hay vallada una quinta parte debido a la sinuosidad del propio río.

En esta zona de pequeñas ciudades agrícolas como Roma, Río Grande City o Los Ébanos son muchos los propietarios que lucharán por sus tierras porque opinan que ya están dando muchas facilidades en la lucha contra la inmigración ilegal al dar vía libre al paso de los agentes de la US Border Patrol para sus patrullas lo que, según estos propietarios, forma una barrera virtual. Además, en estas comunidades se tiene la sensación de que se quiere poner una solución medieval a un problema del siglo XXI. Por esta razón están intentando que los senadores y congresistas demócratas soliciten en el Congreso una inversión tecnológica (que sería mucho más económica que la construcción del muro) y evitar, de este modo, la pérdida de sus tierras.

Hay casos de familias que en las tierras que el Gobierno de Trump quiere expropiar tienen sus cementerios familiares y que, si el proyecto del neoyorkino sale adelante o las demandas no lo frenan, perderán algo tan íntimo como es el lugar donde descansan sus familias, donde descansan generaciones que serán desenterradas por la locura de poner muros de alguien que utilizó el miedo a la inmigración para saciar sus ansias de poder.

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