Silván en su campaña a las primarias.

Cinco días de campaña han sido más que suficientes para romper en dos la, al menos aparentemente, hegemonía histórica del Partido Popular en Castilla y León. Durante tres décadas el PP ha aportado a Génova votos, mayorías absolutas y estabilidad. El carácter castellano, poco propenso a movilizaciones y protestas, ha sido un regalo para José María Aznar y Mariano Rajoy.

Sin embargo, los cuchillos se han afilado entre los dos bandos de unos candidatos a las primarias –Antonio Silván y Alfonso Fernández Mañueco– y se han abierto brechas que llevaban años latentes hasta que, hace seis meses, la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León y heredera del actual presidente Juan Vicente Herrera, Rosa Valdeón, se viera obligada a dimitir tras un desafortunado incidente de tráfico.

Los seguidores de Silván, alcalde y presidente de su partido en León, partieron con desventaja al contar Mañueco, alcalde y presidente del PP en Salamanca, con el apoyo del aparato de Génova a través de la figura de su coordinador Fernando Martínez Maillo.

León aporta el mayor número de afiliados de las nueve provincias de Castilla y León, casi el doble que la siguiente, Valladolid. Sin embargo, un número importante de afiliados leoneses, que mayoritariamente votarían a Silván, no podrán hacerlo al considerar el aparato que no están al día en sus cuotas. Los seguidores de Silván están convencidos de que se trata de una estrategia para que sea Mañueco quien gane estas primarias y, por tanto, presida a partir del 1 de abril el partido en su comunidad y, dentro de dos años, sea el próximo presidente de Castilla y León.

Mañueco con sus seguidores.

A pesar del apoyo claro y rotundo del propio Juan Vicente Herrera, del vicepresidente del la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, y de la propia Rosa Valdeón –que han dado un paso al frente a favor de Silván–, quien de verdad controla el partido en Castilla y León, como actual secretario general, es Fernández Mañueco que, además, tiene el respaldo del propio número tres del partido a nivel nacional, Martínez Maillo.

La histórica frase que Miguel de Unamuno pronunció en el paraninfo de la Universidad de Salamanca en 1936: “Venceréis pero no convenceréis”, está ahora en la mente de muchos seguidores de Silván que defiende otra forma de hacer política.

A unas horas de que la militancia elija a su presidente en Castilla y León, los dos candidatos han acabado exhaustos recorriéndose una comunidad extensa que empieza a despertar de un letargo conformista de treinta años, tiempo en el que ha gobernado el PP sin oposición.

En esta legislatura, en la que por primera vez el PP gobierna sin mayoría absoluta, el partido necesita líderes cercanos, honestos y dispuestos a dar la cara por la comunidad con una de las tasas de envejecimiento más altas de toda Europa. La despoblación, la falta de una cultura emprendedora y la marcha de los jóvenes talentos que se forman en sus universidades –como la prestigiosa de Salamanca– será el reto al que tendrá que enfrentarse el nuevo presidente del Partido Popular de Castilla y León.

Silván y Mañueco, tan opuestos en talante como en maneras de hacer política, están condenados a entenderse a partir de mañana, día en el que uno será presidente y otro secretario general del mismo partido.

A pesar de que Silván partió con desventaja al no contar con el apoyo de Génova, cree firmemente en que es el momento de los nuevos tiempos para la política. Mañueco, por su parte, representa al sector más conservador y clásico de un partido que ha dominado instituciones, medios de comunicación y cargos públicos. La militancia, por primera vez en su historia, tiene la palabra.

2 COMENTARIOS

  1. No se puede se más sectario en un artículo de prensa, todo opinión y ninguna información contrastada.
    Además, califica como «desafortunado incidente de tráfico» el hecho de que Rosa Valdeón haya sido condenada por un delito contra la seguridad vial por triplicar la tasa de alcoholemia en sangre.

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