Unas nuevas elecciones generales no aseguran, en modo alguno, la superación de la crisis de dominación, especialmente si tenemos en cuenta que una nueva crisis financiera y bancaria internacional amenazan las bolsas de todo el mundo y la economía mundial.

La solución en positivo de la crisis política e institucional, tal y como la conocemos, exige la reorganización de fuerzas, la modificación de relaciones y las alianzas que permitan  una nueva representación política sobre el eje del socialismo independiente del estado.  Por ello,  las y los socialistas no oficiales que constituimos  la tradición política obrera fundamental de nuestro país, debemos comprometernos a rescatar el socialismo, salir de la marginalidad  y situar a las soluciones democráticas y socialistas en el lugar que les corresponde.

Las relaciones de mutua complicidad entre la oligarquía en el poder y la dirección del PSOE han generado un descrédito creciente y la desafección del electorado de izquierdas, generando un verdadero vacío político de representación del socialismo español. Vacío que no se puede cubrir de forma aparente y artificial con nuevas expresiones impulsadas con métodos de política espectáculo. Expresiones electorales portadoras de políticas de tipo populista que no responden, ni de lejos, a las exigencias de cambio que demanda la mayoría social de los trabajadores y los pueblos. La mayoría social exige una nueva representación política fiel a sus intereses y aspiraciones, y no admite sucedáneos.

Para emprender esta nueva etapa es necesario repensar y discutir las condiciones políticas y organizativas que hay que conquistar, elaborando un verdadero programa de cambio, de ruptura con la austeridad, la deuda pública y la guerra, y promover candidaturas que sean un instrumento político para la acción socialista, respetando el mandato popular y sus reivindicaciones, ya que son el principal valor a proteger frente a cualquier forma de promover una segunda transición del régimen.

Es preciso recuperar los sindicatos para la clase trabajadora y hacer posible el ejercicio de sus derechos de representación y negociación hoy negados. Desde la lucha decidida por la independencia política y sindical podremos modificar las relaciones con los trabajadores, abriendo los brazos a los acuerdos y alianzas que hagan valer las reivindicaciones del movimiento socialista en nuestro país e internacionalmente.

Esta demanda  es una invitación a un cambio de actitud política como alternativa y como solución a los problemas democráticos, institucionales y de gobierno, acabando con el objetivismo. Se trata de reivindicar de forma activa y militante la política democrática y socialista; de reivindicar el socialismo con cabeza y corazón.

 

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