La 75 edición de la cita más importante de las editoriales, la Feria del Libro de Madrid está respondiendo a las expectativas generadas al principio. Se está notando, y mucho, que, tras una durísima crisis, el sector comienza a recuperarse, incluso de manera más rápida que lo esperado inicialmente.

En 2015, las ventas crecieron un 6,8%. No es mucho, pero si tenemos en cuenta que no se producía una tendencia de este tipo desde 2008, los síntomas empiezan a ser positivos. El sector editorial es la principal industria cultural de España. Su aportación al Producto Interior Bruto supone, por término medio, el 38,1% del valor económico relativo al conjunto de las actividades culturales, según datos del Ministerio de Educación y Cultura.

Con más de 89.000 nuevos títulos anuales publicados, España se mantiene como la cuarta potencia editorial del mundo, por detrás de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. Nuestro país cuenta además con editoriales muy fuertes en el sector que han abierto filiales en 32 países, el 80% de ellas en Iberoamérica.

Eso en cuanto a los datos oficiales se refiere. Pero si acudimos a las fuentes del gremio de libreros, comprobamos que el sector sigue siendo opaco y muy concentrado. Una de cada tres editoriales está vinculada a un gran grupo.

En hábitos de lectura, los datos tampoco dan lugar al optimismo: uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Son datos recogidos en el Barómetro de enero pasado del Centro de Investigaciones Sociológicas, y del informe sobre hábitos de lectura realizado por la Federación de Editores. Considerando que España es, sólo por detrás del Reino Unido, el país que más novedades ofrece, 1.692 títulos nuevos por millón de habitantes, la cifra resulta poco menos que desconcertante y contradictoria. Pero es que publicar no es vender. Eso lo saben las editoriales que pierden un 20% de la facturación total a la hora de colocar sus productos.

Es en las ferias del libro, y más concretamente en las de Madrid, Barcelona y Sevilla donde se amortizan esas novedades con la presencia y participación activa de sus autores. Para las editoriales, es el momento comercial culminante del año. Y en la presente edición de la Feria del Libro de Madrid saben lo que se juegan. Consolidar la incipiente recuperación. Y es que “es muy duro mover los libros en las librerías”, comenta la librera Charo Fierro, de Huerga y Fierro. Pero aquí si se mueven. Y es donde se contrarresta el tópico de que en España se publican muchos libros pero se venden pocos.

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