“El más fuerte no lo es nunca lo suficiente para ser siempre el amo, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber. De ahí el derecho del más fuerte.”

Son las palabras con las que J.J. Rousseau inicia el Capítulo III de su obra Contrato Social que lleva por título: “el derecho del más fuerte”. Pero si realiza esta reflexión es para llegar a la conclusión que en la historia moderna de la convivencia humana hemos decidido descartar el uso de la fuerza para lograr sumisión. Por el contrario, hemos llegado al acuerdo de someternos voluntariamente a unas reglas para vivir en sociedad. Esta aceptación de normas, este sacrificio, lo asumimos para un mayor beneficio que es la convivencia pacífica y en libertad. Esto es lo que Rousseau denomina “Contrato Social”, donde la “volonté générale” (voluntad general) deriva en el pueblo como soberano del que emanan los poderes del Estado.

Estas normas y la aseguración de su cumplimiento es lo que se conoce como “rule of law” (Estado de derecho), donde son los tribunales quienes ejercen en exclusiva la potestad de aplicar la Ley. Y el respeto a la independencia de estos, uno de los tres poderes del Estado, ha de ser exquisita. Por qué además no existen dos justicias, una la que condena y castiga la corrupción (la que a mi interesa) y otra que no sirve, pues va en contra de mis intereses.

Y si digo esto es por que no es de recibo dar amparo y servir de altavoz a quienes deciden no vivir en paz, a quienes no respetan las reglas del juego (el “contrato social”), a quienes no defienden la democracia. Me refiero a quienes han decidido apoyar a unos violentos, los cuales presuntamente de manera organizada se pusieron de acuerdo para dar una paliza a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua el pasado 15 de octubre. Y no, que no tilden el acto de “una trifulca de bar” por que con esa actitud se esta atacando a quienes defienden los derechos de los ciudadanos, y alabando a quienes ejercen la violencia ilegitima. La realidad es que ese día, presuntamente de manera organizada, controlada, y siguiendo las consignas de un movimiento pro-etarra utilizaron la violencia con un fin: expulsar a los guardias civiles de la localidad navarra. Y esto es lo que la Audiencia Nacional ha decidido que se juzgue como un delito de terrorismo, en concurso con delitos de atentado, lesiones, provocación a la discriminación, odio o violencia. Como puede comprobar el lector no hablamos de “una trifulca de bar”, es violencia, hostigamiento, persecución, ataque, infundir miedo, y todo ello de manera organizada.

Una de las características del Estado de derecho es que quienes ejercen funciones de policía son quienes tienen la exclusiva legitimidad para ejercer la violencia, y esto no es por capricho, es por hacer posible la convivencia, vivir en una sociedad pacifica. Aunque el precio que hemos de pagar los guardias civiles por desarrollar nuestra profesión sea en demasiadas ocasiones excesivamente alto, pues son muchos quienes han dado su vida por creer y defender una sociedad libre de terror.

Termino como empecé, con una cita, en esta ocasión de Weber:

“Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el “territorio” es elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima. Lo específico de nuestro tiempo es que a todas las demás asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la violencia física en la medida en que el Estado lo permite. El Estado es la única fuente del “derecho” a la violencia.”

Weber, Max. “El político y el científico”.

3 COMENTARIOS

  1. ¿En q se basa usted para asegurar que no fue una pelea de bar? ¿En la opinión de sus colegas?
    No. Yo no apoyo la violencia. Me repatean los violentos. Ya sean civiles. militares o policías.
    Uno que ha sufrido en sus carnes la chulería, la insensatez y el despotismo que da el tricornio sólo puede creer en las pruebas y a los testigos. Y son más los que allí estaban que dicen que fue una pelea de bar entre gentes que no saben beber que un acto terrorista.
    Desde luego si yo fuera un kaleborroka no esperaría a las cinco de la mañana para agredir.
    Salud y menos coorporativosmo, compañero

  2. Hola Jesus, si ha leído el artículo con detenimiento podrá comprobar que no me baso en «la opinión» de mis colegas. Sino en la lectura del auto y argumentos de la Audiencia Nacional por la que se constata un movimiento organizado con la finalidad de ejercer presión (con violencia incluida) para expulsar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

  3. Y yo en las pruebas y testimonios de los no Guardia Civiles y en que hasta la propia Audiencia Provincial de Navarra niega que fuera un acto de terrorismo.
    http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201703/24/audiencia-navarra-indicios-terrorismo-20170324145207.html
    Lo que diga la Audiencia Nacional que por otra parte, juzga y sentencia a personas por delitos de opinión como hacer chistes sobre Carero Blanco es al Estado de Derecho lo que un pro vida a la pena de muerte.
    Y yo me hago una pregunta. ¿Tiene sentido un Tribunal como la AN en un estado de derecho?

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