Desde mi humilde opinión, lo que están demostrando aquellos que pretenden eliminar las diputaciones es un desconocimiento profundo de la realidad de nuestro país y de sus habitantes. Un desconocimiento profundo del mundo rural y lo que éste significa. Un desconocimiento profundo de las complicaciones que todas las gentes que viven en este mundo rural tienen que salvar en su día a día.

Desde hace casi dos años estoy más convencido, aún si cabe, de la importancia de las diputaciones provinciales y del papel tan necesario que desarrollan para nuestros pueblos y sus gentes. Conocía la importante labor que desarrollaban y que, sin su ayuda, muchos de nuestros pueblos morirían al no contar ni con los medios ni los recursos suficientes para poder subsistir.

Ahora, desde dentro, me reafirmo en mis pensamientos. Es verdad, que en determinadas zonas de nuestro país su existencia podría ser prescindible, pero en otras muchas, su eliminación supondría el caos absoluto para muchos municipios. Zonas como Castilla y León, Galicia, Teruel o mi propia provincia, Guadalajara, no se pueden entender sin la existencia conjunta de la Diputación Provincial y sus municipios.

En Guadalajara hay 288 municipios, a los que hay que hay que añadir sus pedanías, y en los que tan solo el 5% de ellos supera los 1.000 habitantes. Ante esta situación, con municipios en los que apenas viven 100 habitantes, ustedes me explicarán a mí como sería posible el mantenimiento de los mismos. Con presupuestos limitadísimos, con alcaldes y concejales que dedican mucho de su tiempo libre e incluso, en muchas ocasiones, poniendo de su dinero para solucionar problemas de sus pequeños municipios.

Sin las diputaciones, ¿cómo solucionarían una simple avería de luz o de agua? Si no tienen ingresos suficientes para afrontarlos y mucho menos personal propio para acometer estas actuaciones. Otros servicios, como la recogida de residuos, la gestión de cobros, la administración electrónica, las actividades deportivas o culturales, serían una quimera para todos ellos sin que la Diputación Provincial camine a su lado y les ayude en todo lo que necesitan en su día a día.

Considero, además, que las diputaciones provinciales son una herramienta fundamental para luchar contra la despoblación que sufren cada día más nuestros municipios. Una herramienta que permite dar oportunidades a los jóvenes para no tener que abandonar sus pueblos e ir a buscarlas a las grandes ciudades. Una herramienta para que la vida en el mundo rural siga manteniéndose.

De ahí que reitere mi pensamiento de que no todo vale en política y que antes de lanzar promesas para tratar de conseguir un puñado de votos, hay que conocer la realidad de nuestro país, España, y de todas y cada una de sus provincias y sus gentes. Una decisión mal tomada podría tener consecuencias nefastas para muchos pueblos de nuestro país y, lo que es mucho peor, unas consecuencias nefastas para todos y cada uno de sus habitantes.

Artículo anteriorUna mujer herida grave por una explosión en Tetúan
Artículo siguiente¿En serio hacen falta más fronteras?
Diplomado en Ciencias Empresariales. Desde el año 2015 soy Diputado de la Excma. Diputación Provincial de Guadalajara. He sido Alcalde de mi municipio, Cabanillas del Campo y concejal en la actualidad. Presidente del Consejo de Administración de la empresa municipal SUVICASA. Presidente de la Junta Rectora del Patronato Deportivo Municipal. Vocal en la Mancomunidad Aguas del Sorbe. Miembro del Comité de Dirección del Partido Popular de Guadalajara y Vicesecretario de Organización. Miembro del Comité de Dirección del Partido Popular de Castilla La Mancha y Coordinador de Estudios y Programas. "Me gusta lo que hago y trato de hacer todo lo posible por que las cosas mejoren para la gente".

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre