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La hegemonía de la conspiración

Como dirían Chavela Vargas y Joaquín Sabina: ser valiente sale caro pero ser cobarde no vale la pena.

Sergi Tarrés i Sales
Sergi Tarrés i Sales
Licenciado en comunicación audiovisual. También estudió física. De izquierdas y republicano. Ha participado en campañas electorales en redes y comunicación. Asesor político. Ha sido profesional de las telecomunicaciones i astrónomo aficionado.
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análisis

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Hemos oído a un ex vicepresidente del Gobierno diciéndonos que perder 60.000 millones en la ruleta de la especulación mientras él se embolsaba miles y miles con tarjetas Black es culpa de todos y de nadie;

Hemos oído a un exministro del interior y a un ex director de la oficina antifraude de Catalunya que ellos habían destrozado el sistema sanitario catalán y conspiraban en contra del poder electo;

Hemos oído a un secretario de Seguridad del actual gobierno diciéndonos que se reunió en su despacho con imputados por el caso Lezo era para discutir un simple tema comercial corriente;

Hemos oído a altos cargos de la policía diciendo, en sede parlamentaria, que el actual presidente del gobierno está implicado en el cobro de sobresueldos de forma indiciaria;

Hemos oído a Ministros de defensa diciendo que el ejército estaba preparado para cualquier “eventualidad” por lo que “pudiera pasar” en Catalunya mientras tildaban de locos a Marta Rovira por haber dicho que se preparaba una respuesta violenta;

Hemos oído a altos magistrados diciendo, en autos de encarcelación provisional, que el vicepresidente de Catalunya era, presuntamente, responsable de haber despertado la bestia de la violencia del estado solamente por haber hecho que la gente votara;

Hemos oído a un jefe de estado diciendo por la tele que el orden constitucional estaba comprometido en Catalunya por unos dirigentes que querían que la gente votase mientras se olvidaba de la cantidad de familias que se estaba echando de sus casas en desahucios “legales” a patadas contraviniendo flagrantemente el artículo 47 de la constitución;

Hemos oído al Presidente del Gobierno diciendo que “todo es falso salvo alguna cosa” y que el 1 de octubre no hubo ningún referéndum en Catalunya;

Si todo esto lo hemos oído, ¿qué no estaremos oyendo? Decir a toda la gente de Espanya que el mal es Catalunya, que el mal es un pueblo que quiere votar y decidir su futuro y que son un desafío y el mal encarnado quizá, solo quizá -vaya a ser que también se querellen contra quien escribe estas líneas-, es una gran cortina de humo al uso. Una cortina de humo al servicio de quienes no quieren que se hable de nada más, de aquellos que gobiernan un país con una de las tasas de paro más altas de Europa, con un déficit por encima de Grecia o una tasa de pobreza infantil disparada.

Un gobierno en manos de un partido encausado por centenares de tramas corruptas, una presunta organización criminal que, apoyado -por obra u omisión- por el resto del status quo en forma de colores políticos marca blanca, tribunales y otros sistémicos resortes utiliza la unidad de Espanya como excusa.

La izquierda española haría bien en recuperar y dignificar su memoria y la de los que lo dieron todo por la democracia y la libertad y empezar a pensar en dar la vuelta a la tortilla, romper el candado y empezar a hablar claro para acabar con la hegemonía de la conspiración. La buena gente está ahí y sufre, solo falta ir a buscarla para que se active. Como dirían Chavela Vargas y Joaquín Sabina: ser valiente sale caro pero ser cobarde no vale la pena.

 

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