Lo bueno que tiene estar en la sombra, como yo (más bien asombrado), es que todas las reformas que barrunto son gilipolleces… y da igual, a nadie importan y no tienen trascendencia ni son serias (dirán). Fíjense, lo único que se me ocurre para acabar con la violencia estructural contra las mujeres y homosexuales (peor que ellas en el imaginario machito) es cerrar la inundación de desprecio que suponen las religiones monoteístas-patriarcales y un paradigma de publicidad en el que la mujer es sólo un objeto de comercio, esto es, prostitución disfrazada de amor…

Pero rebobino hacia un paso previo a esta exposición; nunca he soportado a los pedantes, la Cultura entendida como ejercicio de la clase social o el poder me ha parecido siempre la corrupción de lo mejor y, por tanto, insoportable tanto como la visión de la putrefacción de un cuerpo que nos pareció bello. Cuando escribo, cuando hablo en público (cuando vivo) lo hago agradecido por el conocimiento que he acumulado (y acumulo) y que me ha hecho profundamente infeliz pero no gilipollas, soy como soy por lo que he leído, oído, visto, pensado, debatido, errado, acertado, mi trayectoria es mi vida y no estoy orgulloso ni dejo de estarlo porque mi actividad es tal que apenas tengo tiempo de pensarlo, no conozco el tiempo libre; sólo me angustia la Muerte por lo que no me va a permitir hacer.

Regolfo más atrás aún… ¿Qué es antes, la ruina ética o la intelectual? La gallina o el huevo; la ignorancia te lleva al deterioro ético porque la abstracción es necesaria para padecerse con los demás, y la ruina moral (en el sentido inglés) te da la soberbia suficiente para creerte en la verdad y por tanto excluir otras perspectivas. Ya he hablado hasta el hartazgo de la Educación, querer que el aprendizaje sea convertirte en huevo o gallina en el acto es pedir magia; o tengo el huevo y me preparo para lo que viene o el tengo el pollo y le doy el ambiente adecuado, lo otro es no entender las leyes del caos que rigen la Naturaleza. Hay demasiado afición a los milagros y poca voluntad de enseñar.

Yo no creo que el nivel cultural de este país sea hoy muy superior al de los años 60 ó 70 del siglo XX, a pesar de la alfabetización impuesta. Un Sistema Educativo desnortado y un acceso a la información “ipso facto” y sin criba a través de los Mass Media (papel, televisión y radio entonces) o el Entretenimiento y la Red (hoy) han generado la falsa impresión de estar informado y de ser culto para un amplio porcentaje de la población, pero es sólo una ilusión, la ilusión de vivir… Las gentes que saben y que hacen son el fruto de años, décadas de estudio, sólo con el paso del tiempo y el esfuerzo lo que pudo ser una habilidad de nacimiento se ha convertido en sabiduría. Hay una gran mayoría que no sabe nada, que luce la mentalidad de un preadolescente incapaz de asumir responsabilidad en su mundo delirante y, sin embargo, vive iluso creyéndose sujeto de derecho sin saber qué significa, y engendra hijos para abandonarlos a su suerte aunque vivan sobreprotegidos en casa… y ya sabemos que las relaciones entre menores terminan en peleas estúpidas, y los hijos hoy agreden a sus padres, les insultan, no distinguen nada (entre ataques de ansiedad), en el fondo les reprochan todo lo que creen haber merecido y que no han recibido, empezando por un amor que no llega porque jamás han identificado esa emoción, no la reconocen, como tantas cosas.

Me dirán que siempre ha sido así. Yo les digo que no. O peor, es verdad que ha sido así con el lumpen, con lo peor de la sociedad; antes eras pobre honrada o pobre delincuente, y la gran mayoría trabajaba y entendía la vida como oportunidad (hasta que te ponían en tu sitio). Nuestros padres, nuestra madre, jamás dudaron del criterio de un profesional, de una autoridad, porque eran conscientes de sus carencias; y se las dieron por todos lados, claro, pero eso les llevaba a pensar la Enseñanza o el trabajo como oportunidades para promocionar socialmente porque se podían sentir víctimas, tenían consciencia de estar abajo y de estar sometidos; el delincuente sí, ése siempre ha hecho lo mismo, quizá por provenir de estratos sociales aún más degradados, destruir para tener, sin más. Hoy hay aquí más de un millón y medio de niños pobres (y subiendo) y el cambio, consolidado por la crisis y que venía antes propiciado por las reformas laborales del PPSOE auspiciadas por el FMI, ese cambio respecto al pasado es que con cobertura achocolatada de redes sociales, Youtube y formación hasta los dieciséis, debajo de esta debacle social hay una mierda como un templete. Seguimos igual o peor.

No existe la condición de ciudadanía (un ejercicio de los derechos responsable y libre) para una parte importante de la población española, aunque la Constitución se llene la boca de paz y amor. Así se explica el imperio de las sectas vaticanas, la consolidación de tradiciones rancias y bárbaras, el incremento de la violencia entre los jóvenes de los institutos, la existencia de un público amplio capaz de digerir la bazofia de algunas televisiones o de los partidos políticos, la dependencia de los dispositivos móviles, la cristalización de lo pornográfico al tiempo que aumenta la represión sexual… y es que somos más tontos, sí, somos “mu tontos” y no tiene ni puta gracia, porque esa “tontez” de la que algunos se aprovechan impedirá que el 80% de esa chavalería pobre salga de esa situación, y mientras reclamará salarios estatales, asistencia educativa, sanitaria, jurídica… y se la iremos dando o negando, como si todo fuera natural, y pensará que esto es así, y ya está, sin sentirse víctima agraviada.

Y ahora de vuelta al comienzo; no teniendo focos puedo decir lo que pienso, no me pierdo en vericuetos institucionales y afirmo: este país no puede luchar contra sus problemas porque son estructurales y sólo solucionables a largo plazo e interviniendo en la Enseñanza, la fiscalidad y la legislación laboral; queremos dar una capa de afeites sobre el machismo violento, la corrupción, la violencia juvenil y el fracaso cultural (el escolar es sólo una parte de éste), cuando el poder nacionalcatólico sigue intacto (con sus conciertos educativos) y la burguesía de la dictadura mangonea en todos los frentes con la misma impunidad que disfrutó pisando con su bota tecnocrático-militar.

No hay personas. Hoy se desmorona la imagen de la democracia porque hay una élite que la disfruta con todas sus garantías, cierto, un Estado de Derecho vigoroso y garantista muy desarrollado, verdad, el resto son una modalidad nueva de esclavitud que sirve para que aquéllos sean libres para sus hedonismos. Nada más.

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