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La especulación

Antonio Fernández-Fígares Morales
Antonio Fernández-Fígares Morales
Presidente de la ONG Paz en Acción, director de Radionuevaera.es, Coproductor del programa Tiempo de Cambio, colaborador de la revista Ser Consciente, coach, empresario, escritor y conferenciante. Tiene un profundo interés por todos los conocimientos humanísticos, dedicándose al estudio de la Psicología, especialmente el análisis de C.G.Jung, mediante una introspección de más de dos años. Su interés por comprender al ser humano y su destino le lleva a estudiar también Filosofía durante ocho años. Se forma en técnicas bioenergéticas durante un año y medio, y meditación, tres años. Es colaborador en periódicos, televisiones y especialmente en numerosas radios. Desarrolla varios productos que comercializa a nivel nacional como: -CURSOS DE AUTOAYUDA (12 TÍTULOS) -REVISTA: EL MUNDO DE LO INCREIBLE –PROGRAMAS: ELIMINE SU ESTRÉS Y VALORES PARA UNA CULTURA DE PAZ -LIBROS: RELACIONES HUMANAS, TECNICAS ÉTICAS DE VENTA y ESTRELLAS DE ESPERANZA. Imparte el taller: SER CONSCIENTE EN EL AHORA.
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análisis

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Vamos a analizar un tema que entra dentro de la economía, pero que también es sociológico, psicológico y por lo tanto humano.

Vemos que la sociedad tiene una  gran voracidad, movida por los deseos, que son incentivados, empezando por la familia, y después por toda la sociedad. Esta codicia se concentra en querer tener más de todo, y experimentar sensaciones superficiales, en gran medida inducidas por la máquina consumista, ya que la paz, la verdad,  el amor, la amistad, la alegría y el honor, no se pueden vender ni pagan impuestos, aunque son cada una de las vértebras de una sociedad sana.

Es minoritaria la valoración del esfuerzo, y del desarrollo de cualidades a través de la tenacidad y la perseverancia, que es lo que realmente da frutos duraderos, así como la creatividad, y le sirve al que lo hace y nutre a la sociedad de empleo y de civilización. Sin embargo, se ha popularizado el culto a la búsqueda del máximo resultado económico con el mínimo esfuerzo.

La motivación del trabajo no debería ser ganar dinero, eso sería bueno que fuera una consecuencia, y el desarrollo de uno mismo y aportar al bien común tendría que ser la aspiración suprema a la hora de actuar.

Es cierto que hay que satisfacer necesidades, pero no es buena la codicia, y tenemos un sistema económico a nivel mundial creado por el capitalismo, a un nivel inmenso, en que sin aportar prácticamente nada a la sociedad, a través de la especulación unas veces inmobiliaria, otras de metales, acciones, divisas, materias primas, y de múltiples bienes, pretende y de hecho lo consigue, enriquecerse.

De ésta actividad participan entidades aparentemente tan serias como los bancos y los estados, y por supuesto las empresas y muchos particulares. Es posible que el paro del mundo se acabara si esos recursos que se emplean en jugar con capitales enormes, se emplearan en crear trabajo y diera un sentimiento de utilidad y dignidad a tantas personas que vagan sin saber en que emplear su tiempo, o en como alimentar a su familia.  Además, muchas veces, de forma periódica, estas entidades especulativas, provocan crisis económicas por movimientos inflacionistas, muchas veces deliberadamente,  que llevan a la pobreza a millones de personas, esto ha pasado ya en numerosas ocasiones en los últimos años, es una vergüenza que los gobiernos no pongan solución a estas prácticas absolutamente inmorales y desalmadas, en los que se utilizan irresponsablemente, cuando no malvadamente, los ahorros de personas con pocos recursos.

La especulación es un cáncer social que se alimenta de la sangre y el sudor de muchas personas y estimulada por la avaricia crea un enorme daño. ¿Cuánta cultura, educación, hospitales, infraestructuras útiles se podrían crear con esos enormes flujos de capital?.

El problema es fundamentalmente humano, porque los colectivos que movidos por  el egoísmo que hacen ese tipo de actividades son mucho más poderosos que los que pueden reclamar esa absoluta injusticia. La economía mundial está basada en el bien particular, cuando realmente su obligación fundamental es con la sociedad, de la que surge, de la que se nutre, y hacia la que proyecta sus iniciativas.

Hacen mucho daño esas estructuras que se dedican a hacer más ricos a los más ricos por ese camino. Lo decente mínimamente seria que pagaran altísimos impuestos (que además suelen evitar) por este tipo de actividades en las que a veces, solo dando una instrucción a un ordenador ganan millones.

La búsqueda del placer a toda costa, en vez de como algo agradable pero no substancial, trae esas consecuencias. Hay que recordar que el egoísmo conduce a la miseria psíquica, y la generosidad a la abundancia en todos los aspectos del ser humano. Es necesaria una transformación de los valores que mayoritariamente tienen encadenada a esta sociedad.

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