Para Marisol Nuño

La primera vez que vi a Helena Cosano fue en una de las fiesta que El Mundo organiza con motivo de la feria anual del libro. Era muy simpática. Aún estaba trabajando como diplomática en el MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores).

La segunda vez fue cuando publicó una novela con Algaida, y yo pensé que era una primera novela, así que junté a Helena con Jon Lauko para dedicarles a ambos un artículo en Cambio16. Ella me llamó, me invitó a un café, y me pareció aún más simpática que la primera vez. Tenía además un cierto aire relajadamente intelectual, con grandes gafas y ropa ancha.

Me sorprendió muchísimo cuando la vi en escena, presentando un libro en el Círculo de Bellas Artes, por primera vez. Lentillas, peluquería, maravillosamente vestida… Un pibón. No tengo nada en contra de los pibones, pero a favor mucho menos, que habría dicho Salvador Dalí. Pero como me caía muy simpática, ya he dicho, se lo perdoné.

Luego he vuelto a verla muchas veces. Es una colega excelente, una amiga que no falla nunca, y una de las mejores conversadoras que conozco.

Me hizo ilusión recibir su whatsapp.

Portada-libro-Cosano-694x1024Presentaba su nueva novela, Teresa la mujer, confesiones de Teresa de Ávila a las puertas de la muerte, en el teatro Muñoz Seca. Ya había leído el libro, original y cuidado, la voz de Santa Teresa cercana y verosímil. Pero el lugar me pareció una exageración. Un teatro es un sitio demasiado grande. ¿Cómo va a llenarlo un escritor? ¿O al menos conseguir dar la sensación de que no está demasiado vacío? Tenía que ir. Se lo merecía. Se merecía mi presencia.

¡Mi presencia y la de trescientos más! ¡Caray! No me lo podía creer. Aún faltaban cinco minutos para que comenzase el acto y no había ni una sola butaca libre en el patio de butacas. Tuve que subir al gallinero. Y me gustó la experiencia. Desde arriba se ve todo pequeño y en su conjunto.

Me gustó ver a Helena escoltada por Inocencio Arias, Paloma Gómez-Borrero, un historiador, un psicoterapeuta, una mística que cantaba… y Cornejo en persona presentando el espectáculo.

En suma: un éxito brutal. Ya ni siquiera me inquietó que estuviera tan guapa, tan pibón. Era lo adecuado en un teatro. La primera actriz debe brillar. Y ella lo era. La aplaudió cerradamente todo el público. Y yo también.

 

(Artículo dictado por Javier Puebla, y mecanografiado por el escritor Ángel Arteaga Balaguer).

 

10 COMENTARIOS

  1. ¿Esto es un artículo de crítica literaria? Es mejor centrarse en que es un «pibón» porque el libro es malo con ganas y usted no se ha atrevido a decirlo.

    • Sería usted creíble, Sr. Anónimo, si no se amparara en el anonimato. El que no se atreve es usted a expresar una opinión con fundamento dando la cara. ¿De verdad ha leído el libro? Lo dudo muchísimo.

    • Ah, Sr. Anonimo, ahora escribe como Domingo. ¿Sr. Anónimo o Sr. Domingo? Da igual. El caso es que lo suyo es evidentemente visceral o es obsesión. Esta escritora tiene ya una larga trayectoria, con varias obras escritas y numerosos premios literarios que le desmienten a usted. Es fácil tirar piedras y esconder la mano. Particularmente no me parece adecuado el calificativo de «pibón», que a mi juicio tiene connotaciones machistas, pero leyendo el artículo del Sr. Puebla de principio a fin, y poniéndolo en contexto, pues se entiende perfectamente lo que quiere decir. En realidad está destacando la gran inteligencia, valía y calidad de la escritora, en contraposición a una imagen física que parece ser lo único que los misóginos saben ver en una mujer. Evidentemente la Cosano, como diría Andrés Aberastury (¿tampoco este periodista le gusta a usted porque valora asimismo la calidad de la escritora y habla siempre muy bien de ella? Podría citarle decenas y decenas), no necesita cuidar su imagen para demostrar su valía. Pero es que, ese complemento de la imagen, lo tiene por sí misma. Es elegante y guapa. Y a usted le fastidia. Mucho. Destila usted envidia. Qué pena.

    • En este otro comentario, Sr. Domingo, se le olvidó a usted cambiar la identidad para hacer ver que es una tercera persona la que está disconforme con la escritora, aunque en esta ocasión ha subido la escala de su absoluta falta de respeto, machismo y misoginia. Debería ser más cuidadoso. Pero en todo caso, mi opinión es la misma: Lo suyo es evidentemente visceral, obsesivo. Esta escritora tiene ya una larga trayectoria, con varias obras escritas y numerosos premios literarios que le desmienten a usted. Es fácil tirar piedras y esconder la mano. Particularmente no me parece adecuado el calificativo de «pibón», que a mi juicio tiene connotaciones machistas, pero leyendo el artículo del Sr. Puebla de principio a fin, y poniéndolo en contexto, pues se entiende perfectamente lo que quiere decir. En realidad está destacando la gran inteligencia, valía y calidad de la escritora, en contraposición a una imagen física que parece ser lo único que los misóginos saben ver en una mujer. Evidentemente la Cosano, como diría Andrés Aberastury (¿tampoco este periodista le gusta a usted porque valora asimismo la calidad de la escritora y habla siempre muy bien de ella? Podría citarle decenas de periodistas y críticos literarios que le desmienten usted), no necesita cuidar su imagen para demostrar su valía. Pero es que, ese complemento de la imagen, lo tiene por sí misma. Es elegante y guapa. Y a usted le fastidia. Mucho. Destila usted envidia. Qué pena.

    • ¡De nuevo! ¿Sr. Anónimo, Sr. Domingo, Sr./a MAE sin west? La pereza es habitual en personas impulsivas que se guían por su estado de ánimo e, incluso, su obsesión. Lógicamente es imposible que así puedan tener objetividad. Qué pena que sea usted tan perezoso/a y se pierda la calidad de la escritora.

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