Las constantes subidas del precio de la luz y la aprobación por parte del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de reabrir la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos, ha vuelto a reabrir el debate sobre las ventajas y desventajas de producir energía nuclear en España.

El presidente del máximo órgano regulador de la seguridad nuclear, nombrado a propuesta del PP, ha aclarado que el CSN ha aprobado que Garoña opere hasta 2031si cumple lo que se le pide en materia de seguridad.

La central de Garoña cumplió su vida útil en 2012 y lleva parada desde entonces. La decisión del CSN de extender la vida útil hasta los 60 años podría abrir la puerta a que otras centrales sigan los pasos de la central burgalesa, en primer lugar, Almaraz, que previsiblemente solicitará este año la ampliación de su vida útil.

Además, según apuntan algunos medios como Europa Press, el coste de la reapertura de la central nuclear de Santa María de Garoña oscila entre 100 y 200 millones de euros, mientras que su desmantelamiento ronda los 600 millones, de los que las empresas habrían de asumir cerca de 100 millones y las sociedades estatal Enresa.

Independiente mente del coste de su reapertura o cierre, Greenpeace recuerda que según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), la edad media de cierre de las nucleares en Europa es de 25 años, la edad media del parque nuclear español es de 30 años. La tercera central más vieja de Europa y la quinta más antigua del mundo es Garoña (Burgos).

Para la organización “la energía nuclear no es una energía alternativa frente al cambio climático, ya que incluso triplicando la capacidad nuclear mundial únicamente daría lugar a un 6% de reducción de las emisiones de carbono”. Por ello, apuestan por un modelo energético 100% renovable y eficiente.

Sin embargo, y dado el crecimiento de hasta el 50% del precio de la luz en las últimas semanas, hay que destacar que la energía nuclear es una de las que más presionan a la baja los precios de la electricidad, ya que, junto con las renovables y la hidráulica, sus costes son más bajos.

En definitiva, el debate sigue abierto y seguirá así en un futuro teniendo como telón de fondo los costes de producir esta energía, el precio para el consumidor y el coste para el medio ambiente.

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