Introducción 

En la pasada reunión del Consejo Ciudadano Autonómico de Podem Antonio Montiel, Secretario General de la formación destituyó a Sandra Mínguez, Secretaria de Organización, sin habérselo dicho anteriormente en persona y sin estar presente. Aunque las formas no son las más amistosas, la medida sí que es estatutaria.

El actual Conflicto entre los dos dirigentes, sus características y rasgos políticos son fruto de la estructura de un partido que se ha ido configurando a lo largo de dos años y medio donde los mecanismos de participación, debate o solución de conflictos ha ido tomando las formas de un partido tradicional, con formas verticalistas y rígidas alejadas de la idea inicial que sostenía el proyecto de Podemos. Un modelo de partido basado en la acumulación de poder y en la exclusión de las alternativas que ambos, Mínguez y Montiel, contribuyeron a construir, bajo la dirección política de Àngela Ballester, a su vez bajo la dirección estatal. Ahora, todos estamos atrapados en ese artificio, ellos también. La rígida estructura verticalista que construyeron ellos y el Consejo de Coordinación Autonómico, induce a las decisiones unilaterales de arriba-abajo, sin discusión, sin participación colegiada y sin consenso.

En la reunión del Consejo Ciudadano Autonómico en la que Montiel comunicó la destitución de Sandra, comunicó también la elección de 6 nuevos miembros del mismo Consejo para suplir las dimisiones que se habían producido. Es el mismo gesto de selección arbitraria, en un caso la destitución y en el otro el nombramiento. Los dos hechos tienen una gran importancia y reflejan uno de los problemas principales de la formación.

El cese de Sandra Mínguez no es más que el último ejemplo de un sistema de arbitrariedad estatutaria que en este caso escenifica una profunda crisis de liderazgo. Es el último de una larga serie que comenzó a institucionalizarse en Vistalegre con el paso de movimiento a partido, en el que la pluralidad de opiniones fue desplazada por una única visión.

Destituciones y nombramientos

El hecho de que en la misma reunión del Consejo Ciudadano Autonómico se llevaran a cabo la destitución de la Secretaria de Organización y el nombramiento de 6 nuevos consejeros no es una simple coincidencia sino que muestra de manera clara la manera en la que Podem funciona. No es un problema de formas más o menos educadas o de autoritarismo personal, es un problema de estatutos y estructura vertical y de una gran acumulación de poder en la cúpula del partido. Unos estatutos y una estructura que tanto Mínguez como Montiel, y sobre todo Àngela Ballester, ayudaron a conformar y con las que concurrieron a las elecciones al Consejo Ciudadano Autonómico. La ex-Secretaria de Organización es en sí un ejemplo ilustrativo de la acumulación de cargos, diputada en les Corts Valencianes, miembro de Consejo Ciudadano Estatal (la dirección estatal de Podemos), miembro del Consejo Ciudadano Autonómico (la dirección valenciana), Secretaria de educación estatal, secretaria de educación autonómica, y secretaria de organización autonómica. Parece difícil que cualquier cargo electo o nombrado de Podemos pueda cumplir en las instituciones de forma óptima con tanta carga de trabajo. Y caben incluso algunas preguntas sencillas, ¿Por qué tanta acumulación de cargos? ¿Cuál es el sentido? ¿Cuál es el objetivo?

En el sistema de elecciones internas emanado de Vistalegre existía la posibilidad de concurrir en solitario, en listas completas o en listas incompletas. La lista que encabezaban Montiel y Sandra optó por una lista completa, una lista plancha. Su lista, que obtuvo un 45% de los votos, avalada por la cúpula de Madrid, ganó las elecciones y ocuparon toda la dirección de Podem, los 34 miembros del Consejo y el Secretario General. El 55% restante se quedó fuera incluyendo Entre Tots Podem (ETP), una lista que obtuvo un 25%. En Podemos no hay proporcionalidad ni pluralidad en los órganos de dirección.

No fue la primera vez, ya había ocurrido antes, cuando las elecciones al consejo Ciudadano Estatal (la dirección estatal) y a los Consejos Ciudadanos Municipales (las direcciones municipales del partido). La última, por su extensión, fue particularmente traumática. Se trata de un sistema de centrifugado que todavía no ha parado. Es incluso posible que el voto de ETP fuera en gran medida el voto del músculo militante de Podem, el voto de la gente de los círculos y de las bases organizadas. Al ser la última votación después de las elecciones a la dirección estatal o a las direcciones municipales, fue también el final de la conformación de los órganos de dirección internos, la exclusión que recogió todas las otras y que conformó Podem como un partido de vencedores y vencidos. La ausencia de la pluralidad en los órganos debilitó la inteligencia colectiva, empobreció los recursos humanos del partido, y en consecuencia produjo estragos en los círculos y las bases organizadas, condenadas ya a un papel de comparsa sin representación.

Además, el documento organizativo con el que Mínguez y Montiel concurrieron a las elecciones a la dirección valenciana incluía toda una serie de poderes para el Secretario General, se conformó un sistema presidencialista. Además de la creación de un Consejo de Coordinación elegido por el Secretario General compuesto por los consejeros que ostentan secretarias (organización, educación, etc…) con funciones ejecutivas y también contemplaba que en el caso de dimisión del SG se celebrarían nuevas elecciones para todo el consejo y si hay dimisiones, las vacantes se suplirán como en el caso del SG, con nuevas elecciones. Esto constituye un enorme dilema ya que la cultura política actual y sobretodo la emanada del 15-M y de los movimientos sociales no funciona así, la gente, en sus asambleas no elige secretarios generales plenipotenciarios ni sátrapas sino que utiliza estructuras mucho más democráticas.

Aunque ningún documento especifica que las vacantes no puedan suplirse con los siguientes candidatos más votados tampoco especifica que se puedan suplir con el nombramiento arbitrario hecho por el SG o el Consejo de Coordinación. Sin embargo, una respetaría la validez de las elecciones que les llevaron a ellos a la dirección y la otra no. Además, los candidatos de las otras listas sí que habrían sido elegidos por la asamblea ciudadana. Sin embargo, la decisión que se ha tomado ha sido la de cubrir las vacantes con personas elegidas arbitrariamente, quizá, por qué no, personas afines.

El problema de fondo es el autoritarismo que los estatutos permiten y a los que tanto la antigua Secretaria de Organización como el actual Secretario General se han aferrado en múltiples ocasiones, no solo en esta. La opción de suplir las vacantes con los candidatos más votados significaría que por primera vez entraría algo de pluralidad en la dirección, nueva savia y nuevas ideas.

Todas las decisiones tomadas ese día, el cese de la Secretaria de Organización, y la inclusión de nuevos consejeros en detrimento de los siguientes candidatos más votados fueron presentadas al Consejo Ciudadano como decisiones ya tomadas de manera consensuada por el Consejo de Coordinación y por lo tanto el Consejo Ciudadano Autonómico no las votó, ni las rechazó ni las ratificó. Todo de manera estatutaria. Aunque un número de miembros argumentó a favor de la inclusión de los candidatos de las listas alternativas no se llegó a votar. Esto muestra que es un organismo amordazado donde no se toman decisiones y donde un miembro del Consejo Autonómico puede estar tan excluido como lo están los miembros de ETP. Además, es un organismo que no publica sus actas ni sus finanzas, que no comunica públicamente sus dimisiones y que no elabora documentos de análisis o de cualquier otro tipo y que tampoco orienta o asesora. Es un organismo en el que el Consejo de Coordinación toma las decisiones de manera estatutaria y consuetudinaria.

La ex-Secretaria de Organización ha sufrido la arbitrariedad cuando ha sido destituida después de haber disfrutado de la arbitrariedad al ser investida. Sin embargo, nada ha dicho sobre el resto de candidatos y candidatas que han sido excluidos en el mismo gesto autoritario y arbitrario y nunca ha propugnado su inclusión ni la inclusión de la pluralidad en los órganos de dirección. Quizá eso muestre que el actual conflicto sea una lucha por el poder y no una lucha por la inclusividad o la democratización del partido. La SOEC (secretaria de Organización, Extensión y Organización), la red que la Secretaría de Organización ha creado, se ha conformado con los mismos criterios de arbitrariedad que desde la secretaria general se nombra o destituye.

La actual disputa entre Antonio Montiel y Sandra Mínguez es una consecuencia de las múltiples acumulaciones de poder, y una consecuencia de las guerras por el poder. Es en definitiva un resultado del modelo de partido emanado de Vistalegre. No es una guerra por la democracia, la inclusión o el respeto a la pluralidad en Podemos, esa contienda ya se libró en las elecciones al Consejo Ciudadano Autonómico el 10 de febrero de 2015 y Mínguez y Montiel, bajo la batuta de Ballester la ganaron. Las opciones horizontales de partido movimiento inspirado en el 15-M fueron derrotadas y excluidas.

En el momento en que se acaba el ciclo electoral la confrontación entre la corriente oficialista y las corrientes alternativas deja de ser relevante, en ese momento se deja de construir poder interno basado en una corriente oficialista y se empieza a construir a partir de los cargos institucionales. Esta disputa es un rasgo del paso de oficialismo al institucionalismo en el que todos los referentes del partido son los cargos institucionales. Una vez acabada la guerra entre oficialistas y alternativos empiezan las guerras cortesanas consistentes en acaparar cuotas de poder interno, en las que se olvida la razón de por qué estamos aquí. Como si la supervivencia política de cada uno fuera más importante que ganar la batalla general. El palacio de els Borja vuelve a estar habitado.

En este paso, la retracción política puede incluso ser más grande y los antiguos miembros de la todopoderosa corriente oficialista se sienten igual de desplazados que sus antiguos adversarios. Las víctimas de esto son las bases, los cada vez más abandonados círculos, y una población en estado de emergencia social que confía en que Podem defienda sus derechos, pare los recortes en sanidad y en educación e impida el saqueo de la riqueza pública.

Situación actual de Podem PV

La situación actual de Podemos en el País Valencià es inquietante. Es un experimento claro de exclusión completa y de dominio interno absoluto. Quizá más que la mayoría de territorios del estado. Un equipo con un 45% de los votos, con un liderazgo débil y sin capacidad de gestionar un gigante demoscópico y organizativo acumuló todo el poder siguiendo las directrices de Vistalegre. Es posible que el 55% restante no se viera identificado en la dirección resultante. El sistema ‘el ganador se lo lleva todo’ volvió a regular las primarias para las listas electorales, y al final, se eliminaron las propias primarias. Estas listas se han compuesto de paracaidistas, planes familiares, amigos o de gente premiada por sus servicios o escogida por algún atributo mercadotécnico. Esto quizá provocara distintos desencantos consecutivos con el liderazgo y la representación del partido. En las primarias para la lista autonómica, ETP consciente de que iba a ser excluida con el sistema de listas planchas, ofertó a Montiel un pacto y una lista de consenso acorde con los resultados de las elecciones al CCA. Montiel nunca contestó. ETP en un golpe de gran inteligencia presentó una lista incompleta a las primarias y pidió el voto para su lista y para 25 candidatos de la lista de Montiel. El resultado fue una lista electoral en la que 7 de los 13 diputados eran los elegidos por ETP, 5 de los cuales no estaban en posición de entrada. ETP perdió las primarias pero eligió el grupo parlamentario y fue una derrota del sistema de listas planchas. Fue una jugada maestra que no dañó la credibilidad de proyecto y que descolocó a la cúpula de Madrid y les obligó a partir su lista plancha en las primarias para las generales.

Sin embargo, a parte de esas resistencias audaces desde abajo, desde arriba se han negado los mecanismos de dialogo entre dirigentes y bases, se han roto los liderazgos naturales en las distintas ciudades y en las distintas comarcas y se han destruido las formas idiosincrásicas de socialización política. Podem PV (desde los consejos ciudadanos a las listas electorales) está basado en un darwinismo político implacable y completamente contrario a la sociología y la psicología de la nueva cultura política salida del 15-M y del activismo de los movimientos sociales valencianos. Un darwinismo trucado en el que quien sobrevive no es el más adaptado, sino el más avalado. Es claramente un proyecto en el que la dimensión vernácula está rota, taponado por sus dirigentes y por la estructura rígida, excluyente y arbitraria en donde no existe el debate o el consenso o la separación de poderes ya que para que la Comisión de Garantías Democráticas delibere sobre un tema tiene que aceptarlo, de manera estatutaria, el Consejo de Coordinación. Una dirección encapsulada en sus propias luchas intestinas por el poder y conformada enteramente por la corriente oficialista de donde nunca ha salido una opción regeneracionista que haya procurado la creación de un ambiente amable dentro del partido. Las estructuras emanadas de Montiel (coordinadoras comarcales) o de Mínguez (SOEC) han sido justificadas con la búsqueda de dialogo entre dirigentes y bases, pero no son más que experimentos de ingeniería organizativa con el objetivo de crear sus propios aparatos, luchar por espacios de influencia y contraprogramarse mutuamente.

A esto hay que añadirle otros problemas derivados de Vistalegre referentes al funcionamiento. En muchos casos los equipos directivos locales se autonomizan de las bases e inician una vida política ajena a los círculos, en otras ocasiones esperan un asesoramiento que nunca llega. Y en el caso de los concejales de Podemos distribuidos por la geografía valenciana el apoyo que reciben del partido es nulo.

Otra de las características de Podem PV fruto del modelo de partido emanado de Vistalegre es el hipersucursalismo. La falta de documentos de análisis de coyuntura redactados por el CCA valenciano atestigua la falta de elaboración de análisis y estrategia política propia. Una de las paradojas es que ETP, la lista excluida estatutariamente, ha sacado más análisis de  coyuntura que el propio CCA o que los círculos sectoriales como el de Sanidad hayan producido hasta 16 documentos políticos sobre la sanidad valenciana. En esto quizá tenga que ver el hecho de los círculos sectoriales no sufrieron el proceso de conformación de cargos de dirección emanado de Vistalegre, no tuvieron elecciones ni listas plancha. Son precisamente los ámbitos que se escapan a la jerarquización los que se han mostrado más dinámicos y más productivos.

Además, uno de los fantasmas que recorren las mentes de los militantes es la posibilidad de que la dirección de Madrid haya evaluado a la dirección valenciana y haya llegado a la conclusión de que no es capaz de gestionar ni el partido ni el potencial electoral. Y de que en definitiva, la decisión que puedan tomar sea entregar la gestión de Podem PV a Compromís o a Iniciativa (uno de los partidos dentro de Compromís) como protectorado. Esta medida podría estar encriptada en alguna forma de coalición en la que Iniciativa, sus cuadros y sus valores mediáticos, podrían ser el epicentro y Podem y el Bloc pilares adjuntos junto a los restos de Esquerra Unida. A pesar de que este conjunto podría conformar un bloque histórico que podría gobernar durante los próximos veinte años la idea del empoderamiento, la participación asamblearia o el poder popular podrían desaparecer de los objetivos y la estrategia.

En definitiva, y a pesar de que la exclusión de ETP pudo haber iniciado la decadencia de Podem lo cierto es que con una buena gestión del partido, una política de integración y con el apoyo de la cúpula de Madrid y sus figuras mediáticas se podría haber remontado. Sin embargo, la situación ha empeorado. Los descontentos producidos por los distintos procesos electorales internos produjeron divisiones internas profundas, Podem entró en implosión por todos lados, en Valencia, en Castelló, en Elx, en Alzira, en la Vila, en Carcaixent, etc… En algunos lugares como Alicante pasó a una explosión con el escándalo del pucherazo en las elecciones para la dirección municipal. El escándalo afectó a la diputada Covadonga Peremarch a quien la dirección valenciana, a pesar de ser consciente de que había participado en las irregularidades protegió hasta el absurdo, hasta que entró en el parlamento valenciano y hasta que se convirtió en la primera tránsfuga de Podemos y de Podem. Podem pasó de 13 diputados a 12, el esfuerzo de toda la militancia y la confianza de la gente que nos había votado fueron profundamente defraudadas. La militancia de Alicante nunca comprendió porqué Covadonga fue protegida de esta manera, todavía resulta incomprensible. Ninguno de los conflictos abiertos se ha resuelto. Pero no sólo eso, diferentes irregularidades ya desde las elecciones autonómicas hacían presagiar que en cuanto acabase el ciclo electoral que mantenía callado a todo el mundo para no perjudicar al partido, las brechas abiertas se convertirían en un socavón. La más importante, la brecha entre la propia dirección. Todo apunta a que esta situación de enfrentamiento irá en aumento. Quizá estemos ante la gran crisis valenciana. Quizá también surjan nuevos escándalos como el del pucherazo de Alicante, quizá con resultados como el de Peremarch.

Quizá en otros lugares como en Catalunya la dislocación del tejido autóctono no ha sido tan grande y eso hace que pueda resistir mejor una crisis y volver a recomponerse. Si el resultado de las elecciones autonómicas valencianas significó pasar el umbral de la subalternidad frente a Compromís la continuación de esta situación de implosión a todos los niveles puede significar traspasar de umbral de sostenibilidad.

Perspectivas de futuro

La división entre oficialistas y alternativos ya no refleja la realidad. Aquella batalla se libró en 2015, fue devastadora y malogró el gran potencial humano de Podem. Gente audaz e inteligente ha sido apartada por no ser afín.  Sin embargo, el mensaje de un Podem quincemayista sigue vivo y vuelve a la palestra. Curiosamente se está abandonando el antiguo lenguaje oficialista. El propio Montiel utiliza el lenguaje que utilizó ETP, su rival en las elecciones a la dirección valenciana. Sobre ese debate anterior se instala ahora la guerra de xarxes; de redes de afinidad, no necesariamente ideológica. Y aunque la red de Montiel no está tan activa en los chats como la de Mínguez, algunos dicen que es una xarxa d’arrossegament, y que cuando tire arrastrará. Otros dicen que su red no se oye porque no existe y simplemente está mejor situado en el tablero al ser Secretario General y poder destituir y nombrar como hacían los emperadores romanos.

De alguna manera, Montiel, inmerso en su propia lucha por la supervivencia, sin contar ya con el beneplácito de Madrid, ha hecho una jugada efectiva. Mínguez tampoco era precisamente una defensora de los círculos. Si ahora destituye la red de Mínguez seremos testigos de la última purga, en este caso, endocanibalista. El grupo parlamentario también está dividido. Sin hoja de ruta clara, Podem va com cagalló per sèquia. El resultado puede más retracción, más debilitamiento del proyecto y más autonomización con respecto a las bases. Los chats de la formación están en efervescencia. Muchos piensan que Montiel necesita entrar en el gobierno valenciano para blindarse. Táctica sin estrategia y un partido sin puentes de diálogo y lleno de trincheras donde se ha olvidado quien es el enemigo común. Àngela Ballester, desde Madrid, contempla su obra. Por encima de ella sus patrones.

Esta, en definitiva, no es la regeneración política que necesita la sociedad valenciana, tampoco es el papel que se esperaba que Podem Jugara. La sangría de votos es constante, así como la de activistas defraudados con una organización que ya empieza a no representarles.  Sin embargo, este momento de crisis puede ser también un momento de creatividad y de recomposición.

El futuro de la formación resulta incierto sin una refundación integral del partido en el PV en donde las dinámicas propias generen la estructura, con unas formas organizativas participativas, con reparto y separación de poderes en donde la comisión de garantías democráticas sea realmente independiente y en donde quepa todo el mundo, incluidos Mínguez y Montiel y sus redes. En una fuerza como Podem, en la que después de dos años y medio todo el mundo conoce vida y obras de todo el mundo las posibilidades de tener un congreso propio, un proceso constituyente propio o una gran trobada de recomposición y reconciliación es posible. Un proceso endógeno en el que se encuentre el entendimiento mutuo en base a una narrativa compartida y a partir de la cual se sienten las bases para la elaboración de estrategia y se decida y también se debata todas las cuestiones de fondo como el Pacte del Botànic o la entrada en el Govern de la Generalitat y quien debe entrar. Y a partir de la cual se empiece a debatir de política de manera sistemática.

La construcción de un cesarismo valenciano ha fallado, la crisis de liderazgo es amplia, interna y sobre todo frente a Compromís, pero también lo es la crisis de modelo organizativo. Todo indica que sería conveniente un liderazgo colectivo que refleje todas las sensibilidades y todo el territorio, más acorde con la situación interna y con las características de una sociedad y un territorio invertebrados. Y construir a partir de ahí.

La solución, sin embargo, no puede venir ni de fuera del propio territorio, ni de los cargos institucionales, solo puede venir de las bases. De todas las bases, de las que estaban de acuerdo con Vistalegre y de las que no. Podem PV se enfrenta a la nueva etapa con muchas dificultades para ser un actor político en la sociedad valenciana en una legislatura que será muy dura con una posible victoria de Trump en Estados Unidos, una ofensiva neoliberal en España, un auge del PP valenciano y un auge de la derecha en toda Europa. Quizá este verano sea el momento en el que se decida su destino; una verdadera renaixença democrática o un declive definitivo en forma de protectorado.

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