Si analizamos los títulos del Real Madrid de los últimos cinco años no habría nada que objetar a la gestión que está haciendo Florentino Pérez: 4 Champions League, 1 Liga, 3 Mundiales de Clubes, 1 Copa del Rey, 1 Supercopa de España y 3 Supercopas de Europa. Trece títulos oficiales en un lustro. Sin embargo, hay un trasfondo que requiere de un análisis porque, a medida que ha ido pasando el tiempo, los jugadores importantes o cumplen años o se han marchado del club, mientras que los refuerzos no han suplido aspectos del juego en los que destacaban.

La derrota en Moscú ante un equipo de menor entidad, como el CSKA, mostró todos los rotos que tiene el Real Madrid de Florentino Pérez porque, seamos serios, es el presidente el que diseña la política de fichajes. En un año en que ha salido del club un jugador como Cristiano Ronaldo, lo mínimo que se espera de un equipo con el poderío económico del Real Madrid es que se supla con alguien de, al menos, un nivel igual al que se va. Pero el portugués no es el único. Salió James Rodríguez, salió Álvaro Morata y jugadores que son el pilar del equipo como Luka Modric, Sergio Ramos, Karim Benzema o Marcelo, por citar a tres, cumplen años sin que se tenga preparado un relevo de garantías.

La política de fichajes de esta última etapa ha estado basada en jugadores de proyección como Isco, Marco Asensio, Dani Ceballos o Vinicius Jr. que en los dos primeros casos están teniendo un rendimiento excepcional pero muy intermitente, ya sea por decisiones técnicas, ya sea por momentos de forma. Respecto a los dos últimos, el ex bético estuvo un año inédito y el brasileño es demasiado joven para poner sobre sus espaldas la responsabilidad de ser la referencia de un club como el Madrid.

Por otro lado, hay jugadores que se ficharon como estrellas pero que no están dando el nivel que se esperaba de ellos, principalmente el galés Gareth Bale. Su propensión a las lesiones musculares, su discontinuidad en el juego, su ubicación en el sistema táctico y, hasta este año, la sombra de Cristiano Ronaldo, han hecho que el galés no haya dado ni un 60% de lo que se esperaba de él cuando se le fichó.

A todo esto, en estos últimos cinco años, títulos a parte, el Real Madrid ha carecido de un entrenador de verdad en el banquillo. A Florentino no le gustan los líderes con criterio propio o que puedan rebelarse en un momento determinado contra la dirección deportiva, tal y como le ocurrió con José Antonio Camacho. El presidente del Real Madrid prefiere a dóciles que, con la calidad de la plantilla, logren una unión en el vestuario que luego se traduzca en títulos con los que justificar la mala gestión. Quizá esta fue la razón por la que se fichó a Lopetegui (además de por hacer daño a Luis Rubiales), un entrenador sin experiencia en fútbol de clubes pero que podría haber llegado a ser un gran seleccionador nacional, en vez de contratar los servicios de Mauricio Pochettino, Jürgen Klopp o Massimiliano Allegri, por citar a tres que encajarían a la perfección con la filosofía histórica de juego del Real Madrid.

En la actual crisis del Real Madrid, lleva 3 partidos consecutivos sin marcar un gol (lo que aumenta la nostalgia del aficionado por Cristiano Ronaldo), no hay que culpar sólo al rendimiento de los jugadores o a la gestión de Julen Lopetegui, sino que hay que apuntar más arriba en quién tiene la máxima responsabilidad en esta debacle. ¿Qué soluciones va a aplicar Florentino Pérez? De momento, ya ha dejado una cortina de humo en forma de remodelación del Santiago Bernabéu. Sin embargo, ¿hará por una vez en su vida un proyecto deportivo contando con la opinión experta de una dirección técnica no sometida a la voluntad del presidente? ¿Analizará puesto por puesto la plantilla y detectará algunas graves deficiencias que tiene? Conociendo a Florentino, no hará nada y el club seguirá arrastrándose por los campos de España y de Europa esperando que los 13 partidos de la Champions League le arreglen la temporada.

1 COMENTARIO

  1. Sin Florentino y su «particular incidencia» en organismos dentro y fuera del fútbol el R Madrid no pasaría de ser el cuarto equipo en importancia a nivel nacional. El problema es que el palco del Bernabeu se está despoblando de ciertos personajes y las incidencias se están convirtiendo en impopulares.

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