viernes, 19abril, 2024
25.9 C
Seville
Advertisement

Las preguntas

Contra la Cultura (III)

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

[Segue]

 

Esto es como en el cuento ése del nuevo traje del Emperador, todos sabemos de nuestra ignorancia pero sólo una persona se atreve a decir la verdad; sí, admítalo, si usted está leyendo este artículo: seguro que arrastra ya una cierta trayectoria intelectual, la que sea, pero ¿ha solucionado las aparentemente tontas preguntas que se hacía en su adolescencia de soledades inconfesables?

Todo el mundo miente; primero porque no hay respuestas aunque sí se puedan disolver y fragmentar hasta llegar a la “razón cuántica” (ataque de gracia elemental que me acaba de dar); segundo porque, después de una vida y de esa trayectoria intelectual que hemos dicho, la mayoría se da respuestas que no pasarían el nivel de una guardería o la Primaria.

La mentira de la Historia y su estela y dirección (progreso) es religiosa. Vivimos una época de crisis, el paradigma de interpretación de lo real está virando de la linealidad a la espiral desde hace un siglo. Acumulamos cuantitativamente conocimientos, pero no el conocimiento: cada persona que nace representa un retorno eterno [esto es una cita] al instante presente que convierte su vida en algo irrepetible, hace de su búsqueda una singularidad que, por un lado, sólo la representa a ella y, por otro lado, es el paradigma de lo humano y sus límites y grandezas.

No pretendo abrir las vías místicas, sólo afirmo que el conocimiento adquiere autoridad cuando no prescinde de analizar o explicar los porqués, no hay respuestas sin vincularse a los hechos y por tanto hay que admitir la fugacidad de toda posición humana, pero usted sólo encontrará criterio y propuestas de debate si desarrolla la capacidad autónoma de mantenerse en la duda permanente, en la pregunta sobre el porqué de sus decisiones o sus preferencias estéticas, éticas, científicas, o si se le enseña cómo desarrollar esa incertidumbre sabia: por ahí debería circular la Educación, en vez de adocenar criaturas doblegadas para el mercado de trabajo, y no lo olvidamos, tampoco querríamos perder el marco de la realidad social, pero el futuro de una sociedad humana no lo puede marcar tan sólo el beneficio absurdo de un puñado de insanos, y debemos pelear para que haya un futuro incierto: no la certeza del Capital.

Mírate a los ojos, eres el mismo idiota que recorría los pasillos de un instituto, la misma inmadura llena de hormonas y complejos, el tiempo no ha pasado, siempre es ahora, eres tú, la estructura es la misma: un cerebro, un yo químico sometido a las reglas de la naturaleza como un cubo de agua o un choco, olvida la solemnidad, asume tu dolor y acepta tu hedonismo, procura la felicidad (única) de ser consciente y pregúntate, respóndete, vuelve a preguntarte y ya no responderás igual, ni siquiera te parecerá la misma la pregunta, y cuando acabes el proceso estarás en el punto de partida: otro ahora, y eso es la vida, igual para ti que para una piedra, porque la idea de la vida también es religiosa, no es más que una caracterización de determinadas reacciones físico-químicas, no olvides que nadie hay interpretando significados arcanos: todo es simple en su complejidad.

El problema es que si usted abandona la senda del caos, cae en el plato de Dios, usted no será más que comida, una parte combustible de una cadena de la que tira esa transferencia universal de su dignidad y sabiduría llamada Divinidad, Historia, Sentido de la Vida, Orden, Privacidad, Paraíso, Tiempo, Infierno… usted estará seguro de todo, usted se sentirá observada y obligada, usted recriminará a los demás y al universo su mala suerte, usted se aburrirá y, dependiendo de la pasta que tenga o del ambiente en que se mueva, puede que hasta lea libros y se crea culta, un erudito… pero su labor, activa o pasiva, carecerá de fundamento, de fuerza, usará muletillas para defender lo que no entiende, ése será todo su discurso: el vacío, el silencio atronador que es el signo de nuestra época.

El Humanismo es una pregunta constante, agotadora. Nuestra época superficial, que reposa en la imagen sin origen, aspira a entretenerse, a ocupar o perder el tiempo (imposibilidad lógica que se paga con la vida), no se ve como parte de la pregunta, es espectadora inerte de un mundo escrito por otros: por eso hemos perdido la esperanza, porque para hacer política, por ejemplo, ya no tenemos ideas sino que emulamos comportamientos, en casi ningún campo valoramos la pragmática sino que entramos en un bucle en el que una imagen condiciona lo que queremos y esto condiciona, como nueva imagen, lo que querremos, ¿por qué?, ¿para qué?… “Ad nauseam”, hasta la total destrucción.

 

 

[Segue]

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído