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La cuestión palpitante: estado de imposturas

Antonio Illán Illán
Antonio Illán Illán
Escritor. Licenciado en Filosofía y Letras. Catedrático (jubilado) de Enseñanza Secundaria de Lengua Castellana y Literatura. Ha desempeñado diversos puestos en la Administración. Tiene publicaciones de poesía, narrativa y ensayo. Colaborador cultural en medios de comunicación (prensa, radio y televisión), con más de 2.000 artículos publicados. Crítico de teatro en el diario ABC Castilla-La Mancha.
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análisis

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Me encantaría hablar de Javier Sierra y de su premio Planeta. Eso sería lo normal hoy. Pero la realidad nos dice que la empresa Planeta se quiere ir de Cataluña. Y eso que parece extraordinario es también la realidad hoy. Si no fuera porque vivimos en una tragifarsa o en una farsitragedia, diría que estamos en una España de chiste. Lo esencial se ha frivolizado tanto que lo que es una tragedia política se convierte en un asunto del “reino de Lepe” y aquí vas por la vida con gente que te puede hacer un “trapero” o anunciarte que tu vida sexual es un “puigdemont”, que te desea orgía para esta noche y en el mismo momento te la suspende. Y en el fondo se va de la impostura de unos a la impostura de otros. Vivimos en las preguntas sin respuesta. Es la política. Dice Mitre, el director de la película “La cordillera”: “Yo no creo que los políticos sean el mal; el mal surge de los intereses enfrentados y de la banalidad con la que esos intereses se manejan”. El pueblo en general sufre las consecuencias de esas banalidades. Ahí estamos, en una realidad que no sabemos cuál es, acaso el reino de “Picardía”.

El esperpento es un género serio que inventó el eximio escritor y extravagante ciudadano don Ramón del Valle-Inclán. Pero ahora hay que inventar algo que trufe al propio Valle, más Larra, más Quevedo, más la picaresca: el “picaresperpento”. Aquí ya no hay héroes que se deforman en los espejos del callejón del gato, aquí casi todos son Quasimodos con ganas de jorobar y pícaros, muy pícaros que hacen ademanes y figuras en el aire que causan asombro. La ley es solo su ley, y, si no es válida para lo que quiero, la cambio por otra. El género encontrará dificultades para atinar con la verdad y deslindarla de la mentira, porque los personajes a quienes debe retratar viven en un estado de simulación permanente, ya han superado incluso ese concepto reciente que es la posverdad. La impostura total goza su momento de gloria.

Jugar por jugar a este tute sin premio me parece un entretenimiento baldío. Pero no hay que fiarse de un tahúr y menos de una banda de tahúres. El trilerismo siempre lleva las de ganar y, si juegas a eso, no solo puedes perder, sino que en la distracción siempre habrá alguien conchabado que te mangue la cartera. De ahí la tragedia en la farsa y de ahí que no hay que tragarse que esto sea una frivolidad o un chiste. No, no es un chiste de los que tanto abundan en las redes. Y luego está lo de Eslovenia. Modelo imposible, aunque se está imitando en parte. Pero allí hubo tiros y hubo muertos. Parece que a algunos les gusta la vía del “declaro la independencia y la suspendo y ofrezco una posibilidad de diálogo”. Hipócrita cortina de humo que intenta representar el buenismo. Se les ve el plumero.

España no son los Balcanes ni está en un contexto como aquel de la madeja yugoeslava. España tampoco es la Padania italiana (también los padanos del norte querían ser más altos y más guapos que los del sur de Italia, porque eran más ricos), o lo mismo sí se parecen; en la Padania hubo algo como esto que está pasando en Cataluña, con su referéndum y todo, pero nadie reconoció la DUI, todo se fue difuminando y en poco tiempo se recuperó la normalidad de la gente normal, la mayoría que se levanta pronto, va al trabajo y saca la familia adelante.

España es una democracia. De ahí que andar peloteando, como si esto fuera tenis, no puede ser eterno. Alguien tiene que ganar el punto. Y el punto lo debe ganar la razón con los ojos abiertos. Y para jugar con la raqueta de la razón no queda más remedio que tratar de deshacer la confusión del relato construido torticeramente, hablar claro, llamar mentiroso a quien miente y enseñarle al pueblo las cuentas de la realidad. No hay que olvidar el corazón pero hay que hablar a la cabeza y con cabeza. La situación no está para hacernos un “turull” («Nuestro compromiso es dialogar, pero la independencia es irrenunciable»), sino para volver a la tranquilidad en la que la vida de las personas es mucho más importante que la de los políticos.

No sé qué pasará. Todo va deprisa, deprisa. Ofrecen dos meses al ralentí. Seguirán las trampas, el funambulismo, las contorsiones y, quizá, un cierto caos. La España de los chistes y el turismo barato y de las independencias, que ni los son ni dejan de serlo, tendrá su gracia, pero a mí no me hace ninguna. La política seguirá siendo un gran enigma para la mayoría con una capacidad de absorber ficción ilimitada. Nosotros aquí en sumergidos en la inverosimilitud. Es la vida.

 

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2 COMENTARIOS

  1. Presiones en SEAT para el cambio de sede social
    “El presidente del comité de empresa de Seat y presidente de la UGT de Catalunya, Matías Carnero, ha manifestado a la corporación vasca de radio y televisión (EITB) que la empresa han recibido “presiones políticas y monárquicas” para el cambio de la sede social. Los comentarios se habrían trasladado a la dirección de la empresa justo después de la recepción del 12 de octubre con motivo de la fiesta nacional de España. Según la radio y televisión vasca EITB, la dirección del grupo automovilístico habría recibido la sugerencia en la recepción del 12 de octubre.” Copiado de Iniciativa debate

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